sábado, 16 de octubre de 2010

comentario sobre el conflicto por la ley del 82%

un aporte mas, otro granito de arena para dilucidar porque algo tan simple y basico termina resultando tan conflictivo y complejo.
saludos.


A casi un año exacto de las elecciones presidenciales de 2011 se debaten dentro del congreso y en la sociedad en su conjunto un proyecto de ley que ha sido motivo de fuertes tensiones que decantaron en el veto de la presidenta hace unos días.
La ley en cuestión es la que refiere a garantizar a la clase pasiva de este país el 82% vital y móvil, algo que a simple vista podemos consensuar rápidamente como una ley que tiene un tinte reparador histórico y creo que seria muy dudoso encontrar sectores sociales que estén en contra de un proyecto de ley de esta índole.

A simple vista esta ley muestra algo básico, con fuerte consenso y que sigue los patrones de lo ética, moral y políticamente correcto que es brindar herramientas que permitan a los jubilados tener una vejez digna o por lo menos ir en un camino que busque acercarse a la misma. La pregunta disparadora que abre la caja de Pandora es: ¿Porque algo tan básico y tan evidentemente correcto es objeto de un debate tremendo y de un veto? Y ahí comienzan a surgir disparadores: ¿Porque un gobierno a un año de las elecciones en vez de capitalizar esta medida en su favor veta la ley quedando como un veto claramente antipopular? ¿Porque parte del arco opositor denominado grupo A que antaño redujo las jubilaciones no solo en términos reales sino que incluso nominales (recordemos el recorte del 13% durante el gobierno de la alianza, donde habían funcionarios de primera línea como l Murphy, patricia bullrich o el inefable senador morales) ahora se rasga las vestiduras por la dignidad de la clase pasiva? Y sobre todo ¿Porque el debate se ha estancado en una polarización entre la imposibilidad de ejecutar dicha ley y su ejecutamiento a cualquier precio?
Respecto a esta ultima pregunta cabe destacar que es un fiel reflejo de la polarización que gobierno y oposición de derecha buscan establecer y que no es otra cosa que el enmascaramiento de la democracia de cartulina, delegativa y basada en el bipartidismo que heredamos de la ultima dictadura militar (es decir una democracia formal pero vaciada de contenido). Y esta puja en ultima instancia es ficticia ya que la pelea esconde una lógica común que atraviesa la estructura social, el régimen político y el modelo económico que estas dos patas ( fragmentadas en variados espacios, pero patas al fin) defienden: cambiar para que nada cambie: algo que como podemos ver atraviesa como continuidad la reciente historia democrática de este país, democracia que no solo hemos de defender sino que por sobre todo, debemos concretar, llenándola de contenido, dotándola de un “apellido” que la califique, es decir definir si queremos una “democracia representativa” o una delegativa o una participativa, se puede ver que no da lo mismo cualquier democracia.

Volviendo a las preguntas que se disparan del tema principal, se observa que caemos en una falsa dicotomía que esconde dos versiones de un mismo modelo. ¿Cual es ese modelo? : el de un país rico lleno de pobres, el de un país que a medida que crece a tasas chinas pueden también crecer las postergaciones de las reparaciones históricas o la vulnerabilidad de los derechos mas básicos que se debe garantizar a cualquier ser humano por su condición de tal. ¿ y cuales son las dos versiones?: o la del oficialismo que permite 18 aumentos jubilatorios pero que sin embargo a pesar de los mismos la mayoría de los jubilados quedan bastante rezagados respecto a la línea de pobreza, es decir que la mayoría de un sector poblacional denominado vulnerable se encuentra en situación de pobreza o la versión del grupo A novedosamente patriota pero que esconde una quiebra del sistema previsional, junto a un descalabro del Estado y de la economía argentina que garantizan una serie de negaciones para los sectores económicos dominantes al tiempo que reproduce la lógica neoliberal que ya se aplico con resultados nefastos.
Es decir dos formas de “cambiar para que nada cambie”.
Retomando las demás preguntas y fundamentalmente la pregunta inicial madre de las siguientes, hay que destacar que ambas versiones descansan sobre un modelo de país que dista de ser nacional y popular, es decir un modelo de país que a pesar de años de crecimiento y a pesar de que el oficialismo tuvo mayoría parlamentaria no considero las necesidades de las mayorías y que tampoco considera ahora que dicha oposición se constituyo como mayoría en el parlamento. El campo popular sigue estando fuera de consideración mas allá de algunos paliativos que ayudan pero no resuelven los problemas de raíz (como la bienvenida asignación universal por hijo).
Entonces al interrogante sobre porque algo tan básico como la búsqueda de herramientas que dignifiquen la vejez se torna tan problemático y tan difícil de lograr (cuando debería estar dotado de un consenso amplísimo) se abren una serie de respuestas que si bien ninguna explica concluyentemente por si misma todas otorgan pedacitos que una vez ordenados nos brindan una imagen de la realidad bastante clara y contundente.
Ambas versiones parten de un error que no es para nada ingenuo: tratan la ley como algo totalmente ajeno al modelo de país, es decir las jubilaciones responden a algo aislado y no forman parte de una serie de problemáticas mas integrales y complejas, por ende el problema estaría en función de si la ANSES puede o no hacerse cargo de esos incrementos jubilatorios, sin que existan (siguiendo la lógica mencionada) otras posibilidades de financiación.
El oficialismo vetó la ley por declararla un engaño a la clase pasiva ya que es insustentable y por tener una clara determinación política ( desestabilizar al gobierno a un año de las elecciones) y el grupo A jugo rápido las cartas a sabiendas que el proyecto de ley tal cual se votó tenia dos salidas posibles que en ambos casos resultarían en derrotas oficialistas: si la presidenta no vetaba la ley era una derrota económica ya que se desfinanciaba al Estado y si la vetaba la derrota se trasladaba al plano político en un momento clave ( a un año de las presidenciales).
Esto explica el porque una oposición de derecha corre aparentemente por izquierda al gobierno cuando estos miembros opositores supieron estar claramente en la vereda de enfrente de los jubilados y también permite responder en parte a la pregunta sobre porque este gobierno no capitaliza los efectos materiales y simbólicos de esta ley a un año de las elecciones.
La explicación a esta pregunta se completa al dar cuenta del modelo económico que se viene gestando desde hace 8 años: un modelo que supo crecer a tasas chinas, que tiene reservas por mas de 50 mil millones de dólares ( record histórico) y que desde 2005 hasta 2008-9 supo ser hegemónico ( mayoría en las cámaras, apoyo de los sectores dominantes ( tantos la UIA como el campo, como los multimedios y demás monopolios) pero que sin embargo no logro reducir drásticamente la pobreza y la indigencia ( no lo hizo al ritmo “chino”) no logro reestablecer conquistas históricas, derechos vulnerados y postergados y no modifico ni un ápice la matriz económica de saqueo, expoliación y explotación de los recursos humanos, naturales y culturales, que se verifican en los diferentes ejes del modelo: seguimos con una economía fuertemente extranjerizada, fuertemente privatizada y fuertemente especulativa, orientada a la exportación de commodities que esconden el saqueo de la inmensa riqueza de este país y el derroche de elementos estratégicos para nuestra reconstrucción como nación. Una economía regresiva, donde a pesar del crecimiento gigantesco de estos años la distribución del ingreso sigue siendo bastante desigual, donde no solo no se recuperaron los recursos naturales ni hubo transformaciones estructurales radicales, sino que tampoco se modificaron cuestiones claves como el sistema impositivo regresivo, la falta de impuestos en áreas centrales, la recuperación de la cosa publica y el reemplazo de leyes que datan de la dictadura ( como la ley de entidades financieras). Ni hablemos de lo selectivo del concepto de derechos humanos, donde este gobierno es férreo defensor de los mismos en lo que respecta a las violaciones de ddhh en la ultima dictadura ( algo que se debe aplaudir, al igual que otras medidas de este gobierno, aunque son pocas) pero olvida las violaciones constantes que se sufren actualmente ( niños muriendo por causas evitables, ancianos bajo la línea de pobreza, una fuerte precarización laboral, gente sin techo o los casos extremos de desapariciones en plena democracia como julio López o Luciano arruga que siguen sin aparecer).

Entonces encontramos una oposición que solo la une el antioficialismo pero que es incapaz de construir una alternativa popular porque su modelo y sus intereses son justamente antipopulares y un oficialismo que esta plagado de discursos progresistas pero que no se condicen con sus acciones ni siquiera en los momentos mas favorables (como el trienio 2005-2007 donde clarín era su socio y no su enemigo). Una clase política que mantiene la matriz económica gestada por la dictadura y profundizada y consolidad por el menemato, una clase política que se niega a tratar el tema clave de la deuda externa que se lleva puesto año a año una sangría constante de recursos en concepto de intereses, cuando es una deuda odiosa, ilegitima y fraudulenta que exige una revisión y un juicio a los que atentaron contra el país. Una clase política que más allá de sus matices defiende la estabilidad de un régimen antipopular, pensado para que una minoría no pierda sus privilegios a costa de la expoliación, la explotación y la marginación de las mayorías postergadas.
En síntesis, una clase política al servicio del neocolonialismo y en contra de los intereses del pueblo.
Esto es lo que permite explicar porque algo tan evidente como la restitución de las jubilaciones dignas se torne materia de debate y controversia. Pasemos a aclarar algunos tantos:
El oficialismo dice que no hay recursos y esta claro que según su modelo no los hay, ya que no avanzó en una reforma impositiva, no avanzo en la restitución de los aportes patronales a los niveles previos a Cavallo, no avanzo en cuestiones básicas como la recuperación de los recursos naturales (sin los cuales la reconstrucción nacional es sencillamente imposible) ni avanzo en regular y gravar áreas claves como las actividades financieras, bursátiles, el juego y así podríamos seguir.
Entonces sino tocamos estas cuestiones y seguimos recaudando con impuestos como el IVA que pegan fuerte en el bolsillo de los que menos tienen o seguimos recaudando en base a la exportación de commodities que son regalados como en el caso de la actividad petrolera o minera o que ponen en jaque severamente nuestra soberanía nacional como en el caso del monocultivo de soja al tiempo que seguimos honrando una deuda fraudulenta y legitimada por una manga de asesinos y tipos que atentaron contra el país, es evidente que no van a haber recursos y que los recursos que hay no se van a destinar a mejorar la calidad de vida de todos ( fíjense que porcentaje del pbi se destina a planes sociales como la asignación universal por hijo y que porcentaje se utiliza para subsidiar empresas extranjeras como la general Motors o fíjense que cifra hace falta para acabar con la pobreza en el país y que cifra es la que ganan año a año los bancos o que cifra es la que se destina al pago de intereses de la deuda).


Pero tampoco hay recursos si seguimos el proyecto de ley del grupo A que fue vetado por la presidenta. No solo no hay intencionalidad política favorable al campo popular, no solo hay un intento de una reparación histórica, sino que se esconde un negociado espantoso y que por otro lado es un claro intento de fraude al Estado. Este proyecto de ley buscaba financiar dicha reparación histórica con los fondos de la ANSES poniendo en jaque (tal cual se encuentra la ANSES en este momento) la sustentabilidad del sistema previsional ya que buena parte de los recursos de la ANSES se encuentran en estado iliquido, es decir por ejemplo en acciones. Acciones por ejemplo que tenían las fundidas AFJP (que estaban dejando sin jubilación a miles de jubilados en el momento de la reestatizacion). Acciones que por otro lado fueron en su momento emitidas por grandes empresas y al poco tiempo se devaluaron fuertemente, como por ejemplo las acciones que clarín vendió por $30 y al poco tiempo valían solo $9, es decir acciones que se vendieron sobrevaluadas con la complicidad de dichas afjp a costa del futuro de millones de argentinos y que hoy están en propiedad de la ANSES. Si seguimos la versión del grupo A la ANSES debería salir a vender dichas acciones para obtener liquidez para afrontar los nuevos pagos, lo que implicaría una perdida millonaria para el Estado que debería vender a precio vil dichas acciones que obviamente serian recompradas por los mismos que las emitieron generando un negoción fenomenal donde los jubilados terminan financiando una ganancia enorme de un grupo económico concentrado como clarín.
Aun hay mas, si hacemos hincapié en los artículos 5, 6 y 7 que refieren a actualizaciones, caemos en la cuenta ( calculadora en mano) que este proyecto de ley destina la mayor parte de los recursos a las jubilaciones medias y altas en contraposición de la idea a priori de lo que significa una ley por el 82%. O sea que la brecha entre los que mejor cobran y los que peor cobran se terminaría acrecentando en una clara muestra de distribución del ingreso regresiva contraria a cualquier proyecto de justicia social.
En vez de garantizar el acceso universal de jubilaciones dignas al tiempo que achicamos la brecha distributiva en el segmento de la tercera edad vamos exactamente en sentido contrario.

Estamos a las claras ante una disputa ficticia entre dos versiones de un mismo modelo de país que ya mencione párrafos atrás.
Es evidente que cualquier proyecto de ley es inviable sino se modifica sustancialmente la matriz económica y fundamentalmente si consideramos a esa ley no como parte de una transformación estructural, de un todo que hay que cambiar sino como mero hecho aislado.
Ninguna de las dos versiones persiguen la defensa de los intereses populares sino que atentan contra los mismos.
La clase pasiva de este país debe saber que esta financiando (hoy tal como ayer) negocios de corporaciones y debe saber que este país rico lleno de pobres cuenta en gigantescas cantidades con recursos para afrontar la reparación histórica de los derechos del jubilado así como también para encarar la reconstrucción del país con una sociedad justa, soberana, independiente y libre.
El campo popular debe saber que así como hoy siguen atentando contra los jubilados mañana atentaran contra otros sectores populares para garantizar intereses espurios de sectores dominantes muchos de los cuales son corporaciones multinacionales. Pero también debe saber (y lo sabe) que no hay solución viable y de raíz a los problemas por dentro del actual sistema político basado en el bipartidismo. Que ni el veto presidencial ni el proyecto de ley del grupo A defienden los intereses populares y que ambas son versiones de un mismo modelo donde diferentes facciones de la clase dominante pujan por posicionarse relativamente mejor.
En este sentido se hace necesario debatir y consensuar un proyecto de ley por el 82% que verdaderamente garantice la dignidad y la calidad de vida de todos los jubilados y que tienda a acortar la brecha entre los que mejor y peor cobran sin dejar de reconocer las diferentes trayectorias de vida y los diferentes aportes.
Para esto debemos recuperar los recursos necesarios y genuinos para que dicha ley sea viable y aplicable de forma sustentable.
No solo se trata de recuperar los recursos naturales, no solo se trata de una reforma financiera y tributaria que busque subir aportes patronales, disminuir el IVA de los productos de consumo popular, gravar con fuerza las actividades bursátiles, financieras y especulativas en general sino que además y fundamentalmente debemos modificar sustancialmente el papel del Estado para pasar de un estado capitalista al servicio de los intereses dominantes, antinacionales y antipopulares a un estado al servicio de un verdadero proyecto emancipador, nacional y popular que se articule con otros proyectos de la región en busca de la construcción y consolidación de una patria grande y socialista ya que hay que entender que esta situación no la superamos ni solos, ni por dentro del sistema sino que se impone el trabajo mancomunado de las sociedades latinoamericanas bajo un modelo alternativo y superador al capitalismo que garantice la reproducción de la vida humana y de los medioambientes necesarios para la misma en lugar de la reproducción a escala ampliada del capital.
El problema de los jubilados no es aislado y su solución no puede ser por ende aislada sino que debemos contemplar y analizar el todo complejo de la realidad social a fin de solucionar los problemas de raíz.

sojizacion ultima parte

SEGUNDA PARTE: RELACION CAUSAL ENTRE PROCESO DE SOJIZACION Y PERDIDA DE SOBERANIA ALIMENTARIA: CONSECUENCIAS SOCIOECONOMICAS.


La pérdida de Soberanía Alimentaria.

“Un pueblo que no logra producir sus propios alimentos es un pueblo esclavo, dependiente política, económica e ideológicamente”.
Joao Pedro Stedile, Movimiento de los Sin Tierra, Brasil

El proceso de sojizacion descripto en el capitulo anterior tiene como correlato causal el proceso de perdida de soberanía alimentaria.
Siguiendo a Teubal “ Por soberanía alimentaria se entiende el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos, que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población con base en la pequeña y mediana producción , respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales en los cuales la mujer desempeña un papel fundamental” .
La perdida de soberanía alimentaria afecta de forma desigual a los diferentes sectores sociales según el lugar que ocupen en la estructura socioeconómica y el tipo y grado de inserción en el mercado. Sin embargo los sectores desfavorecidos comienzan a tomar consciencia de forma paulatina observando el panorama desde una visión mas complejizadora e integral donde las demandas reinvindicativas conjugan las relacionadas con la desigual distribución del ingreso junto a las que refieren a los desiguales impactos ambientales que sufren los diferentes sectores sociales. El crecimiento económico implica mayores impactos en el medio ambiente y observa el desplazamiento geográfico de residuos y desechos borrando fronteras con nuevos impactos.
En este sentido es interesante mencionar como entienden al concepto de soberanía alimentaria sectores sociales fuertemente perjudicados en el doble carácter económico-ecológico por la producción de soja transgénica.
la soberanía alimentaria para la “vía campesina” pasa por:
• La producción alimentaria sana, de calidad y culturalmente apropiada
• Con producción campesina diversificada que garanticen la independencia económica y la soberanía alimentaria en cuestión.
• Proteger el mercado interno y precios remunerados para los campesinos
• La regulación del mercado interno para evitar la producción de excedentes
• El desarrollo de una agricultura campesina sustentable

Es decir que el modelo sojero se ubica en las antípodas de dicho concepto a la vez que la percepción de la soberanía alimentaria por parte de los campesinos organizados coincide íntegramente con el concepto de desarrollo sustentable esbozando al comienzo de este trabajo, otorgando una visión mas clara del enfrentamiento a la vez económico y ecológico entre dos formas totalmente distintas de gestar las denominadas “ cuatro producciones”, dos formas antagonicas que entienden de manera distinta el concepto de desarrollo y que tienen respuestas muy diferentes a las preguntas-subsistemas que permiten analizar el determinado modelo productivo en cada fase de desarrollo.
Se da lo que Martinez Alier define como el “ecologismo de los pobres” en cuanto movimientos que surgen en el tercer mundo que combinan reclamos ambientales y distributivos, donde una cuestión central es la necesidad de reformular la estructura de propiedad de la tierra, sin la cual estos movimientos no pueden realizarse como sujetos históricos. De esta forma convergen el ecologismo de los pobres con la noción de justicia ambiental, donde la preocupación central pasa a ser el sustento de los millones de hombres pobres de hoy, donde se cuestionan ciertos ordenamientos sociales poniendo en duda la legitimidad del mismo orden, ¿Quien disfruta de los derechos de propiedad de ciertos lugares?
En función de esto se incluirán o no los pasivos ambientales en las cuentas económicas

La perdida de soberanía alimentaria marca directamente la perdida de soberanía “a secas”, para poder tomar decisiones centrales y es a la vez resultado de una determinada lucha de fuerzas que barrió con el modelo tradicional de organización y producción del país, en cuanto productor de alimentos para el mercado interno y la defensa de derechos elementales para el conjunto de la población.
Evidentemente estas relaciones de fuerza son asimétricas y esta desigualdad se acentúa gracias a la distribución regresiva de los ingresos profundizando las problemáticas pero también los conflictos y los intentos de tejer alternativas superadoras a favor de las mayorías excluidas y sometidas a situaciones inhumanas de pobreza y miseria.
En ese sentido la capacidad de lobby de los sectores dominantes en un contexto de oligopolizacion de los medios de comunicación es tremenda e incluso las salidas reformistas que plantean estos sectores no se salen de la lógica dominante siendo el mismo “cambiar que nada cambie”.
En una sociedad con una democracia meramente político-representativa donde la economía esta privatizada, extranjerizada y manejada por unos pocos las capacidades de imponer los intereses particulares de un sector como los intereses generales de una nación son muy distintas.
Un ejemplo concreto es la capacidad de lobbie que poseen los sectores dominantes para imponer sus intereses particulares como generales, legitimando el uso de la soja tanto por sus pretendidas bondades como por la facilidad de producción y las altas rentabilidades en una suerte de reedición agraria de la teoría del derrame, donde encontramos ejemplos paradigmáticos como el caso de “la soja solidaria” una campaña organizada durante fines del 2001, en plena ebullición del conflicto social, orquestada por la asociación argentina de productores de siembra directa (AAPRESID) una de las asociaciones con mas poder de mediatización. Dicha campaña se basaba en la donación de un kilo de soja por cada tonelada exportada, para lo cual era evidente que previamente se debía imponer la visión de la soja como alimento sano y de calidad y modificar las tradiciones culturales en materia alimenticia, con lo cual hubo un brote de cursos, talleres, donaciones y propagandas con el fin de naturalizar el consumo de una forrajera que no solo no tiene ni hierro, ni calcio ni minerales sino que encima inhibe la correcta absorción de los mismos por el cuerpo, de forma tal que los nutrientes que tienen los alimentos acompañados por la soja ( en el mejor de los casos) no son correctamente absorbidos.
Sin embargo se vendía a la soja transgénica como el alimento que terminaría con el hambre a nivel mundial, legitimado además a través de vertientes propagandísticas que emulaban la cultura oriental como un estilo de vida alternativo basado en una supuesta cultura de consumo de soja milenaria por parte de los orientales que estaba muy lejos de ser realidad. Una muestra más de cómo el capitalismo puede cooptar movimientos alternativos o de resistencia al estilo de vida que impone, distorsionándolos y mercantilizándolos. El mensaje final era que el hambre de los pobres podía e iba a ser combatido con lo que sobrara de la exportación de dicho forraje transgénico, donde reina no la distribución igualitaria de los recursos, ni una democracia real con derechos efectivamente realizados, sino la concepción de la caridad cristiana que necesita que sigan existiendo pobres, hambre y miseria para seguirse justificando y ocultando la forma de dominación ejercida.
Los pobres no comerán o comerán lo que sobre o no se pueda vender y además deberán dar las gracias y valorar esa ayuda caritativa de los opulentos que hacen de esta forma gala de su buena educación y su “ costado humano”. Esto dista mucho de responder a cualquier intento de integración social o de refuerzo de la solidaridad social en cualquiera de sus formas.
Otro caso muy mencionado fue el de los programas asistencialistas de ciertas organizaciones beneficiadas por dicho proceso de sojizacion, en torno a la promoción y distribución de la mal llamada “leche de soja”. Incluso a pesar de que es el Estado uno de los principales agentes que protegen y estimulan el modelo de producción sojera ha recomendado que no se llame “leche” al jugo de soja, ya que no contiene los beneficios propios de la leche, a pesar de que es simplemente una recomendación y los propios organismos que deben velar por nuestra salud y alimentación suelen pasar estas cuestiones por alto. También recomendó que no se den derivados de la soja a niños de menos de 5 años y bajo ningún punto de vista a menores de 2 años, sin embargo es moneda corriente en los programas caritativos de muchas organizaciones para terminar con el hambre y la desnutrición infantil, pero también excede la cuestión de la clase social, ya que en leches para niños de menos de dos años podemos encontrar productos derivados de la soja como el caso de la lecitina de soja para una conocida leche infantil de Sancor ( habría que preguntarse como llega la lecitina de soja a la leche infantil y que problemas de coordinación hay entre diferentes áreas estatales, que por un lado no recomiendan ese uso y por otro lado lo habilitan, evidentemente el Estado no es ajeno a los conflictos y tensiones de diferentes intereses sociales pero claramente tiene una tendencia bastante marcada a favor de algunos).
Otro caso bastante difundido es el de propagandas que mencionan a la soja como un bondadosos sustituto de la carne, lo que lleva a legitimar indirectamente la sojizacion en detrimento de actividades ganaderas, al tiempo que habilita los programas caritativos que giran en torno a la soja sobrante como forma de terminar con el hambre que la propia soja contribuye a generar.
Siguiendo las recomendaciones del Foro nacional para un plan de alimentación y nutrición, la soja no es recomendada entre muchas otras cosas por una inadecuada proporción de calcio y fósforo que puede contribuir a problemas óseos en los niños por la no absorción del calcio e inhibición de la absorción de otros nutrientes.
Sin embargo se manipula la información y la realidad tamizadas por la distorsión mediática pudiendo encontrar infinidad de propagandas y discursos de supuestos expertos en torno a las bondades pretendidas de la legumbre donde se la menciona como una fuente rica en nutrientes, vitaminas, minerales, se menciona que tiene el doble de proteínas que la carne, cuatro veces mas que el huevo, doce veces mas que la leche vacuna, que no tiene grasas saturadas ni colesterol y que tiene ácidos poliinsaturados protectores del corazón, además de sostener que es un alimento sumamente barato.
Algunos promotores aliados al plan soja solidaria son: caritas, el Pro-Huerta y el propio INTA.
Así para los promotores de la soja, diversidad de alimentos de calidad es equiparable a diversidad de alimentos con soja camuflada o alimentos directamente derivados de la misma (según a la clase social a la que se dirijan). Así podemos encontrar desde planes directamente basados en la soja como alimentos para pobres hasta su uso en productos sumamente diversos que van desde tapas de empanadas, rellenos, dulce de leche, alfajores, jugos frutales concentrados, chocolates, caramelos, café, pizza, leche y podríamos seguir citando.
Pocos escapan al engaño que implica creer que comemos algo cuando en realidad estamos comiendo otra cosa, donde se da la situación de directamente no comer lo que creemos que estamos comiendo. Un caso paradigmático es el de los medallones de carne, las llamadas hamburguesas cuya composición carece de carne vacuna (en el mejor de los casos tiene grasa vacuna) pero no carece en muchísimos casos de derivados de soja como lecitina o harina. Tiene olor a carne, sabor a carne, “pinta” de carne, pero no es carne.
Así como sostiene Teubal: “Casualmente el mismo periodo de auge de la sojizacion coincide con un periodo de hambre y pobreza como nunca en la historia de nuestro país, ¿existe una relación causal entre ambas tendencias?, los defensores de la soja, la siembra directa y el glifosato siguen insistiendo con que no”. Sin embargo se ve a las claras que el modelo agroindustrial impuesto en el país ha expulsado trabajadores, campesinos, pequeños productores formando un caudal que explica una parte de la desocupación creciente en el país y el correspondiente surgimiento de niveles de pobreza alarmantes que conllevan a otros problemas cada vez mas graves entre los que se siguen destacando el hambre y la desnutrición en muchos casos crónica de niños y adolescentes o poblaciones vulnerables como las mujeres embarazadas o la denominada “ tercera edad”. A esto se suma no solo el desempleo o el subempleo sino también la tremenda pérdida de poder adquisitivo de los salarios promedios con un aumento de los precios de los principales bienes salarios.
Ahora bien, estos vastos sectores populares no aceptan simplemente la dicotomía impuesta entre morir de hambre o morir por la comida que la caridad les brinda sino que progresivamente van tomando consciencia y organizándose en torno a las diferentes luchas reivindicativas planteando ciertas alternativas en cuanto estrategias de subsistencia y de fundamentalmente reproducción ya no su fuerza de trabajo en cuanto mercancía que pueden vender en el mercado, sino de reproducción de la propia vida.
En este sentido cobra importancia el concepto de “economía popular” planteado por José Luis Coraggio, entendiendo que esta no es una alternativa pobre para pobres sino un subsistema orgánico de elementos socialmente heterogéneos con dinámica, competitividad y calidad propias. Esta forma de economía surge de las modificaciones sustanciales que he desarrollado a lo largo del presente texto donde por un lado encontramos una apertura irrestricta a la lógica de los mercados donde la creciente tecnificación producto de la competencia por lograr mas productividad conlleva a la destrucción de miles de puestos de trabajo, formando ya no un ejercito de reserva de fuerza de trabajo, sino otra cosa, que para el capital no es mas que población sobrante. Este supuesto ejercito no tal, ya que ni siquiera en las fases de expansión capitalista son absorbidos por el mercado, por ende la exclusión no es coyuntural sino estructural y son solo un gasto que debe ser reducido para orientar recursos económicos a otras áreas centrales para la reproducción ampliada de la ganancia capitalista. Esto se conjuga con un fuerte achicamiento del Estado en el mismo sentido, el cual ya no solo no absorbe fuerza de trabajo desempleada por el mercado sino que el mismo se convierte en un agente expulsor por sus transformaciones estructurales exigidas por la lógica neoliberal y a su vez es también uno de los que mas fomentan la subocupación y el empleo en negro llevando a una precarización de las condiciones de vida de sus propios trabajadores.
Encontramos un panorama de una gran porción de trabajadores pobres y una también significativa de pobres sin trabajo, desempleados crónicos. En este marco, se desarrollan el conjunto de estrategias mencionadas por Coraggio dentro del concepto de Economía Popular en cuanto forma de afrontar la exclusión y pobreza que el orden dominante les plantea como crónicas. La conformación de esa economía supone paralelamente la conformación de un movimiento popular de carácter reivindicativo. Si bien muchos movimientos ambientalistas suelen ser policlasistas, sostuve que los efectos de las problemáticas ambientales se distribuyen desigualmente siendo los pobres de los países pobres claramente los mas afectados generando en ellos una toma de consciencia ambientalista que se conjuga con las diferentes demandas socioeconómicas y distributivas. La economía popular supone maximizar un determinado capital que esta siendo destruido a grandes pasos: el capital humano, en cuanto reproducción de la vida, mejorando la calidad de vida de todos y planteando relaciones alternativas entre hombre y naturaleza que corrijan los desfasajes propiciados por el modo de producción capitalista.
De esta forma comienzan a generarse serias criticas que van horadando el orden dominantes y los mecanismos legitimadores en los que se sustentan observando no solo los limites inquebrantables a los que se deberá enfrentar mas tarde o mas temprano el sistema capitalista con los riesgos y consecuencias ambientas y sociales mencionadas como también poniendo una lupa critica sobre conceptos tan acriticamente aceptados como modernidad, crecimiento, desarrollo, modernidad, ya que evidentemente estos conceptos no significaron lo mismo para todos tanto a escala global como nacional y local por ende deben ser reformulados tomando en consideración aspectos de la realidad compleja que las disciplinas científicas convencionales dejan de lado. Las grandes mayorías deben dejar de financiar la fiesta de unos pocos, pero muy poderosos con el hambre, la pobreza y la exclusión a la que el sistema las somete planteando alternativas superadoras en torno a la organización social y productiva a fin de ir en el camino, repito, de un desarrollo sustentable tanto de la vida humana como de la propia naturaleza reformulando el concepto de desarrollo, desmitificándolo y dotándolo de un sentido concreto acorde a la necesidad de sustentabilidad y de una verdadera democracia participativa.



Conclusiones
El presente trabajo buscó plantear a partir de una critica a la economía política y la visión peculiar del mundo que fomenta, a partir de una serie de conceptos sumamente novedosos para el imaginario social pero que se tornan pertinentes en función de la capacidad explicativa que poseen sobre determinadas problemáticas sociales y ambientales relativamente novedosas. Nuevas disciplinas surgen a partir de nuevos problemas que las tradicionales no pueden explicar, es decir la sociedad a medida que encuentra soluciones y explicaciones también encuentra nuevos problemas, complejizando progresivamente la cuestión, acercándose también de a poco a la complejidad empírica de la realidad social y natural.
En este sentido, estos conceptos ponen en consideración una serie de limites, falencias y supuestos erróneos a partir de los cuales se explica el mundo y se fundamenta legítimamente un orden, presentando una serie de beneficios que no solo no lo son para todos sino que son beneficios en función de desconocer una serie de variables no consideradas pero que son las que verdaderamente explican las consecuencias socioeconómicas y los impactos ambientales que se han desarrollado en el texto.
Desde esta visión, se vuelve evidente y sumamente imperante plantear en términos de prácticas sociales transformadoras el conjunto de conceptos desplegados a través de estas páginas. Partiendo de la definición de desarrollo sustentable en cuanto una reformulación radical del concepto de desarrollo, que implica reconocer la complejidad de las ofertas ecosistémicas, manejando de forma eficiente la biodiversidad, con lógicas de sustentabilidad a largo plazo, maximizando la producción, el aprovechamiento y el uso integral a la vez que se minimizan la destrucción, el desaprovechamiento y la parcializacion de los usos, lo que supone como objetivo central elevar la calidad de vida de todos implicando al conjunto de la población en una practica activa en la toma de decisiones, una verdadera democracia participativa. Esto obviamente implica reformular radicalmente la estructura socioeconómica, la estructura de propiedad de la tierra y la propia lógica por la cual “ se mueve el mundo” en función de reproducir a escala ampliada la vida humana y de la naturaleza manteniendo una relación lo mas armoniosamente posible entre ambas esferas de la vida del planeta, elevando la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras al tiempo que se garantizan los criterios de sustentabilidad mencionados en la primer sección.
Esto establecer una nueva visión del hombre en cuanto inserto en el medio natural, el cual es a su vez reformulado por el humano, pero teniendo en cuenta que la naturaleza no depende del hombre para subsistir pero si el hombre de la naturaleza, por ende se deben corregir los desfasajes entre los diferentes subsistemas que integran el sistema global de relaciones entre hombre y naturaleza. Por ende, debemos considerar seriamente que los problemas ecosistémicos, las problemáticas ambientales nos tocan aun cuando no las veamos directamente y que de seguir con este tipo de desfasajes nos exponemos seriamente a una serie de catástrofes que pueden atentar definitivamente contra la vida humana en todo el planeta. Por ende hay que reformular esas relaciones, reformulando la estructura productiva, la lógica de producción, lo que implica reformular los para que, para quienes, donde, como y con que se produce, estableciendo una lógica alternativa superadora de la capitalista, cortoplacista y extractiva. En este sentido es menester revisar y revertir el proceso de sojizacion desarrollado en el presente trabajo teniendo en cuenta como ya sostuve el doble carácter de la crisis capitalista, evaluando los impactos ambientales y las consecuencias económicas y sociales.
En este sentido la recuperación de la soberanía alimentaria en el marco de una distribución equitativa de los ingresos y del acceso a oportunidades junto a una superación de la lógica imperante en pos de un desarrollo sustentable, con una fuerte participación de la población en las tomas de decisiones, que busque armonizar las relaciones entre sociedad y naturaleza se conjugan para resolver de forma superadora la doble crisis a la que nos ha llevado el modo de producción capitalista en cuanto crisis económica y ecológica, tendiendo a evitar así un escenario de verdaderas catástrofes sociales y naturales que pueden suponer un punto de no retorno que pone seriamente en duda la continuidad de la humanidad como especie y la propia vida del planeta.
Se trata como dije anteriormente de confrontar una lucha entre seguir reproduciendo a escala ampliada el capital o comenzar a reproducir a escala ampliada la vida humana y la sustentabilidad de los diversos y complejos ecosistemas.

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA


TEXTOS:

• Altvater, Elman; ¿Existe un marxismo ecológico?; En Amadeo, Boron y Gonzalez-comp- ; La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas. Buenos aires. Colección clacso. 2006.
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sojizacion parte 3

• Desarrollo del proceso de sojización
Breve reseña histórica


Históricamente nuestro país fue durante el siglo xx un fuerte productor de alimentos y proveedor de carnes y granos para la economía mundial. Dichas producciones por ende eran productos de exportación y a su vez alimentos básicos de consumo popular masivo en el mercado interno (situación que no estará ajena a tensiones a lo largo del desarrollo del siglo). De esta manera Argentina producía prácticamente todos los alimentos necesarios para su población y si bien existían grandes terratenientes, los pequeños y medianos productores tenían una incidencia importante
“Los pilares básicos de la estructura económica Argentina, no son distintos hoy al de los que regían en el momento de su decisión como Nación. Es decir, los de participar en la división internacional del trabajo como país dependiente de sus exportaciones agropecuarias para su desarrollo económico. El patrón de superar las crisis económicas ocasionadas por las deudas soberanas, se ha desarrollado con fuerza en épocas de crisis, apelando a la gran producción de granos que le permitieron al país balancear el déficit ocasionado por el endeudamiento. Así sucedió con el trigo, maíz y lino en el pasado y con la producción de soja transgénica en la actualidad” . Por supuesto que las fases de desarrollo involucran diferentes tecnologías y modelos productivos con diferentes estructuras socioeconómicas que tienen diferentes problemáticas sociales y ambientales, por lo cual encontraremos ciertas continuidades pero también rupturas, referidas al uso de herbicidas, la mayor degradación ambiental, la modificación en la estructura de propiedad de la tierra, la menor utilización de mano de obra que acarrea el proceso de sojizacion que se ha desplegado con fuerza en las ultimas décadas y la perdida de soberanía alimentaria que se da a partir de la producción ya no de alimentos sino fundamentalmente de forrajera .
A partir de la década del 70, comienzan a generarse una serie de transformaciones estructurales en la matriz económica llevando a la destrucción de la matriz que había regido durante las décadas anteriores basada en el proceso de ISI y un fuerte intervencionismo estatal en las diferentes áreas económicas, lo que garantizaba aun en situaciones políticamente adversas una serie de “pisos mínimos” que estaban fuera de discusión.
De la mano de la doctrina de seguridad nacional, la ideología neoliberal, la apertura económica con su correspondiente proceso de valorización financiera y la sangrienta dictadura institucional de las fuerzas armadas se inicia lo que Brailowsky definió como una nueva fase de desarrollo con un conjunto de procesos transformadores en la estructura productiva agropecuaria que permiten la introducción del doble cultivo, en vez de alternar agricultura con ganadería comienza un proceso de agriculturizacion basada en dos cosechas anuales, producto de, entre otras cosas, las determinaciones de las rentas diferenciales. Este proceso como sostiene Teubal “fue posible por la introducción de nuevas variedades de cultivos que permiten sembrar cultivos de segunda, los que comienzan a tener preeminencia al ser combinados sobre todo con la producción triguera” . Este proceso de desenvuelve fuertemente en la zona pampeana, sobre todo en las zonas maiceras produciéndose un leve pero sostenido retroceso de la producción de maíz y sorgo y las actividades ganaderas, las cuales comenzaron a asentarse lentamente en zonas marginales.
El proceso de transformación agraria se va desplegando durante las siguientes décadas basadas fundamentalmente en una serie de innovaciones tecnológicas que acompañaban la producción sojera y que operaban como “paquetes tecnológicos” que se invertían en los suelos agrarios en plena competencia capitalista (lo que implicaba el aumento de la importancia de la renta diferencial 2 mencionada anteriormente). Se abre una etapa donde comienza a exacerbarse la lógica cortoplacista y extractiva y donde correlativamente comienzan a caer los indicadores sociales referidos a la calidad de vida de buena parte de la población, incrementando así mismo el uso parcial, de desaprovechamiento y degradante de los suelos dedicados a la actividad agrícola.
Refiriéndonos específicamente al proceso de surgimiento de la soja, esta comienza a difundirse tímidamente durante la década del 60 como un cultivo experimental promovido en ese momento como un cultivo mejorador de los suelos y propietario de una serie de bondades potencialmente utilizables. Las instituciones oficiales comenzaron a realizar los llamados Estudios Comparativos de Rendimientos (ECR) a nivel nacional generando una serie de selecciones de semillas adecuadas a las diferentes condiciones climáticas propias de nuestro país y que posteriormente serán utilizadas por Monsanto y otras compañías semilleras para introducir los genes transgénicos.
Este proceso sigue con un leve crecimiento durante los 70 y comienza a tomar un envión cuantitativo durante la década del 80 hasta llegar al posterior salto tanto cuantitativo como cualitativo en la década del 90 con la administración Menem.
Es precisamente en esta década donde se da el mencionado gran salto tecnológico en el agro argentino siguiendo la lógica del capital involucrando una mayor concentración de capitales en ciertas actividades agrarias en detrimento de otras mas tradicionales, pasando de la producción de alimentos tanto para exportación como fundamentalmente para el mercado interno, a la producción de commodities fundamentalmente para exportación, con severas consecuencias para los diversos ecosistemas del país y severas consecuencias socioeconómicas con deterioros de los principales indicadores referidos al bienestar social, generándose lo que mencione antes como la paradoja aparente del pobre hambriento y el pan pudriéndose. Uno no puede realizarse siquiera como fuerza de trabajo para garantizar su propia reproducción y el pan no puede realizarse como mercancía en el proceso de distribución y cambio, por ende la ganancia no se realiza, no se concretiza. Pero esta paradoja es aparente, porque por un lado responde a la propia lógica capitalista donde el proceso de producción y consumo esta mediado por los de distribución y cambio donde la concreción de la ganancia privada pasa necesariamente por el mercado y la sanción social (reconociendo los tiempos de trabajo, pagando de esta manera el valor que dicha mercancía encierra, el cual a su vez encierra el plusvalor que le es negado al trabajador). Pero por otro lado tenemos un problema aun mas grave; el pan pudriéndose desaparece ya que no se esta produciendo solo comida que se echará a perder sino es consumida en el mercado interno, sino que se produce commodities para exportar, por ende al problema de la pobreza y del hambre se le añade la perdida de soberanía alimentaria que desarrollare posteriormente.
En esta década se inicia una expansión vertiginosa favorecida por varias reformas estructurales que implicaron entre otras cuestiones una serie de desregulaciones. Como sostiene Bacci “en 1992 la secretaria de agricultura, ganadería, pesca y alimentación de la nación ( SAGPyA) anuncia que termino la era del maíz y se autoriza en todo el territorio la introducción de semillas genéticamente modificadas resistentes al veneno que elimina a otras plantas naturales. La primera introducida fue la soja, una forrajera no recomendada para consumo humano porque carece de hierro, calcio, minerales además de propiciar desordenes fisiológicos” .

Esta semilla es rápidamente aceptada por los productores, inducidos por la capacidad de lobbie de las corporaciones que las producen, las cuales además venden los insumos y la tecnología de la que el productor pasa a depender y son a su vez, las empresas acopiadoras y exportadoras (como Monsanto o Cargill), ya se puede ir vislumbrando quienes son los grandes vencedores de estos procesos de profundas transformaciones.
Recordando el apartado referido a la mundialización del capital y la extranjerización de nuestra economía en manos de grandes corporaciones transnacionales es menester dar cuenta del auspicio que otorgaba la mismísima Casa Blanca, bajo las administraciones de Bush y fundamentalmente de Clinton para quien la cuestión paso a ser de “seguridad nacional” (y ya sabemos que cuando hablan de seguridad nacional el mundo tiende a volverse mas inseguro).
Es en esta década de “relaciones carnales” donde se introduce la soja transgénica en la Argentina, operando como punta de lanza para lo que luego se denominara “Republica unida de la soja” (que consta de los actuales territorios de Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia y Uruguay). La Argentina en cuanto “aliado estratégico” de EEUU ofrecía además ventajas comparativas y ofrecía lo que un conocido gurú estadounidense definía como “importancia del libre comercio para la agricultura norteamericana” lo que es como decir “preservar del suministro de víveres por parte de EEUU a países que vayan perdiendo su soberanía, en particular, la alimentaria”.
Si en 1992 la SAGPyA habilita la introducción de dicha semilla transgénica, 1995 será el año de su explosión, cuando el proceso de reforma estatal llega a lo agrario, otorgándole el control de la política agraria a Monsanto y su sequito de socios, a través de la liberación y desregulación de la soja RR para poder aprovechar la comercialización de dichas semillas en esa misma campaña (como se puede ver el Capital avanza con prisa y sin pausa).
La soja RR es lograda por NIDERA con licencia de Monsanto y se la denomina así en alusión al round up que es el nombre comercial del Glifosato, el herbicida al cual es resistente dicha semilla de soja RR. El denominado paquete tecnológico consiste en la combinación de dicha semilla con cantidades cada vez mayores de dicho herbicida, el cual obviamente es producido por Monsanto. Recordemos que una vez que el productor introduce la semilla en su campo inmediatamente pasa a depender del paquete tecnológico de dicha compañía.
Así, como sostiene Teubal: “el glifosato se transformo en el principal insumo fitosanitario con ventas totales que pasaron de 1,3 millones de litros en 1991 y 8,2 millones de litros en 1995 a 30 millones de litros en 1997. Su facturación en 2002 fue de 263 millones de dólares lo que explica el 42% de las ventas de agroquímicos” .
Estas transformaciones drásticas implican una concentración de la producción de semillas, insumos y paquetes tecnológicos en muy pocas manos y una creciente extranjerización de nuestra economía.
Ejemplos de estas cuestiones son mencionados por Teubal al sostener que “siete empresas extranjeras multinacionales dedicadas a la exportación de cereales concentran mas del 60% de los volúmenes exportados” , entre dichas siete encontramos verdaderos monstruos como Cargill, Nidera, Bunge, agd, Dreyfuss. Todo esto sumado a la vulnerabilidad e incertidumbre que se generan por estar sujetos a los humores del mercado externo. Respecto a la inserción del país en el mercado externo como fuerte productor de soja, es necesario señalar que la Argentina es junto con Brasil y Estados Unidos uno de los principales exportadores de soja del mundo. A diferencia de Brasil que exporta los granos, nuestro país exporta fundamentalmente aceites y harinas derivados de la misma, producto de la actividad de las modernas plantas aceiteras que se instalaron a orillas del río Paraná donde se encuentra el núcleo geográfico de la cosecha. Estados Unidos a su vez exporta tanto granos como productos derivados. Estos países están sujetados como sostuve, al humor del mercado mundial, fundamentalmente de China e India (para fundamentalmente alimentar animales derrumbando el mito tejido en torno a las culturas orientales y su predilección por la soja), pero también por la Unión europea la cual a partir de ciertos problemas como los casos de “vaca loca” decidieron comenzar a alimentar sus ganados con soja .
Es necesario remarcar un dato importante que permite comprender a las claras el gravísimo arrasamiento ecosistémico de nuestro país. Nuestro país se encuentra entre los diez países con mayor superficie territorial. Pero a diferencia de los restantes ( EEUU, Canada, Rusia, China, India, Brasil por citar los principales) nuestro país es el único que se despliega fundamentalmente en sentido norte-sur, lo que permite tener una variabilidad de climas, una increíble diversidad de paisajes lo que implica una oferta ecosistémica de lo mas diversa con innumerables elemento naturales, los cuales podrían ser potencialmente recursos naturales pero que sin embargo son destruidos por no ser considerados valiosos por la lógica capitalista a favor de la intensificación de la extracción de un numero ínfimo de recursos naturales generando como ya mencione un grave deterioro en el equilibrio ecológico, en la relación hombre naturaleza, con fuertes problemáticas ambientales y consecuencias sociales y siendo severamente insustentables lo que implica una degradación de la calidad de vida y una hipoteca sobre las generaciones futuras.
Respecto a las exportaciones encontramos un conjunto de nuevos intermediarios. Estos, son nuevas plantas que se han instalado sobre los puertos, generalmente sobre el río Paraná (epicentro del proceso de sojizacion) ya que casi la totalidad de la producción se exporta. Asi, la provincia de Santa fe cuenta con cerca del 80% de la capacidad instalada de crushing y las nuevas unidades de producción instaladas en esa zona tienden a reemplazar a las unidades mas antiguas que están en zonas mas interiores del país. Con respecto al proceso de refinado, la producción esta concentrada en 6 empresas que concentran el 75% del refinado. tres son filiales multinacionales (Bunge, Cargill y Dreyfus) y tres son de capital nacional (Molinos, Vicentin y General Deheza). Es necesario recalcar que estas tres filiales concentran casi la mitad de la oferta en Brasil y en Estados Unidos, esto les permite una capacidad de maniobra significativa, alejando a la industria aceitera de la figura de un mercado perfecto. Estas nuevas plantas son mucho más grandes, más eficientes, requieren de poca mano de obra, están cerca de los puertos con lo cual aumentan notablemente la productividad. Con respecto a la utilización de la mano de obra esta es ínfima ya que el sistema de siembra directa y del paquete tecnológico de la semilla transgénica permiten reducir la mano de obra de modo directo o indirecto (subcontrataciones). Esto se suma a la alta tecnología de las refinerías lo que se traduce en menor necesidad de operarios. Jorge Rulli afirma que “Argentina a partir de 2004 pasa a ser el primer exportador mundial de productos procesados, con mas del 50% de la producción convertida en harina y aceite” .
Las empresas que comercializan semillas transgénicas son Nidera 58%, Monsanto 19% y don Mario 16% entre las mas significativas, todas con licencia de uso de tecnología por parte de Monsanto, empresa para la cual la semilla de soja representa solo el 10% de su negocio en el país contra el 90% que surge de la venta de insumos y de por ejemplo híbridos de maíz y girasol. A estos datos cabe agregar el constante aumento de precios de la soja a partir de 1997, lo que incrementaba aun mas la lógica cortoplacista extractiva, atando de forma dependiente a los productores a toda la serie de insumos ofrecidos por Monsanto.
Estas son transformaciones que el mismo Rulli sostiene como una serie de procesos por los cuales “pasamos de producir proteínas animales a insumos para la producción europea de esas proteínas con varias consecuencias desastrosas” , con una serie de números escalofriantes que hablan a las claras de la intensidad de dicho proceso lo que agravará aún más los deterioros ecosistémicos y las consecuencias socioeconómicas. En referencia a estos números a modo de ejemplo Teubal menciona que ““la producción de soja pasa de representar poco mas del 10% de la producción de cereales y oleaginosas en1980/81 a casi la mitad de la producción total de esos rubros en 2002/2003. En cambio el trigo, el maíz y la categoría otros redujeron su participación en el mismo periodo de 29,2%, 18,8% y 35, 5%a 23%, 11,3% y10, 4% respectivamente” . Esta tendencia al monocultivo también se observa en referencia a la superficie sembrada pasando de representar el 9% en 1980 al 48% en 2003. Este proceso denominado de sojizacion se da de la mano de drásticas consecuencias mencionadas: perdida de cultivos, de soberanía alimentaria, de biodiversidad, consecuencias socioeconómicas desastrosas para el campo popular y una creciente hipoteca a las generaciones futuras en referencia a la sustentabilidad del modelo.
En referencia a la perdida de cultivos Adolfo Boy en el texto de Rulli, aporta una serie de datos sumamente gráficos: “las producciones de arvejas, lentejas, maíz dulce han tendido a desaparecer sin realizarse en otras regiones, por ende pasamos a ser importadores de dichos productos de consumo básicos, al tiempo que la producción sojera sigue creciendo. Esto se traduce a su vez en un aumento de precios de estos nuevos productos “escasos” que el país debe importar. Además el hecho de pensar en términos de producción para exportaciones hace que los precios internos de los productos locales también aumenten pagando dicho precio solo el que puede, lo que tiene implicancias tremendas para los sectores populares en un contexto de fuertes descalabros económicos, aumento de la pobreza y una retirada del Estado de ciertas áreas claves que permitían regular este tipo de situaciones.
En la década del 70 las producciones rurales se caracterizaban por una combinación de agricultura con ganadería que aseguraban la fertilidad de los suelos sin el uso de fertilizantes y la sanidad de los cultivos por la rotación de los mismos, sucediéndose el trigo, el sorgo, el maíz, el girasol, el coriandro, etc.
Se cultivaban al menos 5 tipos de papas (sebazo, kathadin, Kennebec, huinkul, White rose), que se plantaban en dos épocas; habían 4 tipos de batatas (bolivar, criolla colorada y criolla blanca, cennential), el maíz dulce o choclo tenia vastas superficies dedicadas a su producción e industrialización, al igual que la arveja o la lenteja. Posteriormente la soja comenzó a expandirse de forma tal que por ejemplo en Entre Ríos el girasol bajo de 160.000 hs a 46.000 y el arroz de 152.000 hs a 51.700 hs, aun cuando la superficie dedicada a la producción de granos haya aumentado gracias a la expansión de la frontera agraria y en detrimento de una serie de ecosistemas arrasados por dicha lógica.”.
Si bien ha habido ciertas tendencias contrarrestantes en los números de los productos agrícolas tradicionales producto de los incrementos de las productividades, la importancia de la soja sobre el total de la producción agraria ha tendido a crecer en los últimos años.
Agreguemos a este cuadro que la sojizacion arrasa con el modelo agropecuario tradicional en detrimento de la sustentabilidad de la producción agropecuaria y el uso incrementado de agrotóxicos provoca el aumento y la expansión de patógenos en el suelo, el sistema de siembra directa si bien evita en cierto punto la erosión del suelo es sumamente perjudicial ya que provoca el resurgimiento de enfermedades dado que deja las raíces y los tallos infectados con hongos patógenos dentro del suelo hasta el año siguiente. Por este motivo los productores deben recurrir a cantidades mayores de pesticidas, funguicidas para combatirlos, sumado al creciente carácter dependiente de cierto herbicida y de fertilizantes. A modo de ilustración, una propaganda de Syngenta declara que la soja es una maleza que queda en la tierra luego del cultivo y para combatir dicha maleza rebelde ( soja RR que crece fuera de temporada) propone la utilización de Gramoxone ( paraquat) y Gesaprim ( atrazina) ambos productos obviamente comercializados por dicha empresa.
Lo mismo sucede con ciertos insecticidas, entre los más recomendados encontramos la cipermetrina o la deltrametrina recomendados contra la chinche verde que es una de las plagas mas frecuentes que aquejan a la soja RR en nuestro país. El arrasamiento de la biodiversidad comienza a generar serios desfasajes en el propio funcionamiento de los ecosistemas arrasados, generando mayores desequilibrios en la relación “hombre-naturaleza” que se traducen en mayores problemáticas ambientales, las cuales buscan ser solucionadas por los empresarios profundizando dicho modelo, obligados por la propia competencia que les impone la lógica cortoplacista del capital por simplemente aumentar productividades y apropiarse de mayores porciones de ganancias, de esta forma, el surgimiento incluso de nuevas plagas como las babosas implica el uso de nuevos pesticidas(en este caso el metaldehído).
Así comienzan a desarrollarse nuevas amenazas tanto para el medio ambiente como para la salud humana, como bien observan ciertos estudios a los cuales, obviamente, se les dificulta su salida a la luz, ya que los discursos legitimadores de este modelo productivo nefasto requieren de la cooptación de las instituciones y de la misma ciencia .
Este modelo agroindustrial tiene por base la siembra directa y la llamada “agricultura sin agricultores”, simplemente basta con que el capitalista invierta en el paquete tecnológico que brinda Monsanto y después a esperar la valorización de sus capitales. La tierra es simplemente un recurso más y los trabajadores del campo, los campesinos obstáculos para el desarrollo capitalista. Lo mismo sucede con otras formaciones económicas o con las comunidades de pueblos originarios las cuales son corridas constantemente a medida que dicha frontera agraria se expande con las consecuentes deforestaciones y demás daños medioambientales.
Dicho modelo suele recibir el nombre de “agro negocios”, definido por Norma Giarraca como “ el modelo impuesto por el neoliberalismo económico que se basa en una lógica de producción con fuerte apoyo del sector financiero, orientado a la exportación, con fuerte inversión de agroquímicos, semillas transgénicas y en gran escala. Se diferencia del anterior modelo agrícola y agroindustrial porque expulsa a la pequeña unidad familiar, reduce la incorporación de mano de obra y la fragmenta” , siendo una definición que engloba muy certeramente las diferentes aristas de dicha problemática.
Cabe mencionar además, el proyecto de la hidrovia Paraná- Paraguay ( que busca unir dos epicentros de este proceso de sojización) observando que es un problema a escala regional que es englobado bajo lo que algunas corporaciones denominan “ Republica Unida de la soja” que comprende los actuales territorios de Argentina, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay, lo que implica el tremendo poder de dichas corporaciones para barrer fronteras y superar limites u obstáculos en relación a las resistencias que pueden establecer los diferentes Estados nación.
Esta hidrovia cumple una función similar a la de los ferrocarriles del siglo XIX, permitiendo articular el modelo extractivo a escala regional donde la soja es el producto principal por lejos y que lleva a impactos ambientales prácticamente incalculables. Asociaciones medioambientales locales, afirman que las alteraciones en el curso de los ríos, al aumentar su anchura y profundidad de calado, para lograr que en períodos de sequía los barcos pudieran seguir navegando, produciría enormes alteraciones en el equilibrio ecológico. La concentración de fauna en la región es significativa: se han contabilizado 170 especies de peces, 30 de anfibios, 1.100 de mariposas y más de 650 de aves. Algunos mamíferos destacan por su belleza y por su fuerza, como el jaguar o el ciervo del pantanal. Otros, por sus originales formas y costumbres, como sucede con el oso hormiguero, el armadillo y la nutria gigante. Algunos sobresalen del resto por su desproporcionado tamaño, como sucede con el carpincho o capibara. La red de organizaciones no gubernamentales Ríos Vivos, son críticos al proyecto de la hidrovía. Ríos Vivos aseguran que, "los estudios oficiales son muy limitados e ignoran significativos impactos acumulativos, directos e indirectos, sobreestimando los beneficios de este proyecto" . Recordemos además que este proceso sigue la propia lógica del capital en un contexto de fuerte endeudamiento ilegitimo de los países en cuestión, no siendo una mera casualidad que se conjuguen el proceso de sojización con el proceso de mayor endeudamiento de la década de los 90 y el proceso de fuga de capitales ya sea por pagos de deuda publica como por salidas de ganancias extraordinarias o pago de dividendos entre otros. Estos países, se ven así obligados para saldar sus “ deudas soberanas” a acudir en forma cada vez mas creciente y dependiente a la producción de estos commodities para exportar y obtener divisas en detrimento de la producción de alimentos para el mercado interno, de la calidad de vida y de los impactos ambientales que este tipo de producción generan con costos sociales y ambientales incalculables, incrementando la lógica cortoplacista y un manejo sumamente nefasto de la oferta de los ecosistemas de la cual solo se extraen unos pocos recursos naturales de forma intensiva degradando, desaprovechando y utilizándolos de forma parcial.

La entrada de la semilla transgénica en nuestro país se dio de la mano de una serie de “facilidades” que indujeron al fuerte crecimiento de su uso “El reducido precio de las semillas, la posibilidad que se dio a los productores de guardar la bolsa blanca y el glifosato barato, además del precio altísimo de la soja en los mercados internacionales, favorecieron que en poco tiempo la sojaRR fuera adoptada en forma descontrolada a lo largo del país y que su cultivo se expandiera desde las Pampas hasta invadir las selvas de las Yungas y el Chaco en el norte argentino, arrasando con poblados, cultivos tradicionales y de subsistencia de grupos campesinos e indígenas, bosques hasta llegar a abarcar hasta ahora cerca de 15 millones de hectáreas” . Asi se pueden indagar consecuencias tanto sociales como ambientales referidas a la expansión de la frontera agropecuaria para la intensificación de la siembra directa de soja transgénica, es decir para una agricultura sin agricultores.
Este proceso acarreó fuertes cambios demográficos. En 1992, el que fuera subsecretario de Agricultura, Carlos Ingaramo, indicaba que 200.000 productores tendrían que desaparecer de las áreas rurales y que las unidades productivas con menos de 200 hectáreas no eran viables para competir globalmente. Los resultados preliminares del censo agrícola ganadero de 2002 provistos por el INDEC muestran que la cantidad de unidades agro-productivas ha sido reducida desde 1988 a un 24.5%. Es así como el número de chacras se redujo en más de 103.400, mientras el área de las unidades han aumentado. Se ha registrado un incremento en la superficie de las unidades del 27.8% promedio de 421 hectáreas en 1988 a 538 en 2002. A pesar de que la llamada revolución verde en Argentina comenzó a mediados de los años 70, el gran cambio en la producción llegó en 1996, con la introducción de la Soja RR de la mano de la siembra directa. Este sistema productivo introdujo, lo que se conoce como pooles de siembra, que reemplazaron al contratista por firmas inversoras, quienes alquilan la tierra a los chacareros empobrecidos para plantar invariablemente soja. Esto tiene consecuencias también desde el punto de vista de la salud de las poblaciones rurales aledañas que conviven con las fumigaciones y respiran a diario herbicidas y pesticidas con implicancias inhumanas que incluyen perdidas de embarazos, enfermedades respiratorias crónicas, diversos trastornos de la salud, llegando a desarrollar cancer y malformidades en los recién nacidos.
Respecto al impacto ambiental es importante destacar el proceso de deforestación, por ser nuclear del proceso de sojizacion al tiempo que es sumamente ilustrativo del arrasamiento de enormes ecosistemas que cumplen un equilibrio ecológico que la lógica capitalista niega constantemente aunque sin poder abolirlo. Como sostiene Sejenovich “En general cuando se dice que se extendió la frontera agrícola, son malas noticias. Sobre todo porque avanza sobre bosques, si lo hiciera sobre pasturas habría que ver cómo son los suelos, los cultivos, etc. Pero si se lo hace en detrimento del bosque es siempre una mala noticia" . El mismo autor prosigue: “No debe perderse de vista que si en un lugar había bosque es porque allí había procesos, a veces centenarios o hasta milenarios, que devinieron en bosque. Y la relación es sistémica: no es que yo saco el bosque, pongo cultivos y no pasa nada... Hay una relación del árbol con el suelo, con el agua y con el escurrimiento y con las cuencas. Y los nutrientes en general en los bosques no están en los suelos sino en los árboles". Cuando se desmonta para cultivar, cuando avanza la frontera agrícola, ""se saca el reservorio de nutrientes de los árboles y en general se pone una sola especie, muchas veces exótica, que recibe ataques naturales de todos lados... Y entonces, el agricultor la defiende con todos los subsidios energéticos posibles: pesticidas, herbicidas, fertilizantes, que utilizados sin control dañan el suelo y contaminan las aguas".
En la Pampa húmeda "el reservorio de nutrientes no está en los árboles, sino en el suelo, por eso pese a todo el cultivo intensivo los problemas de degradación del suelo son a mediano plazo". En cambio, ""donde había bosques, al talarlos se les quitan nutrientes al suelo, y por eso los rindes en el corto plazo son muy bajos, y por eso la tierra queda de inmediato degradada". Esto no quiere decir que toda la agricultura sea mala, sino que hay que analizar cada caso conociendo la compleja oferta del ecosistema en cuestión maximizando la producción, el aprovechamiento y el uso integral minimizando la destrucción, desperdicio y uso parcial y garantizando la sustentabilidad del proceso productivo enmarcado en una relación armoniosa con el ecosistema que lo sustenta.
“Dos informes publicados en noviembre de 2003 por la Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal, Dirección Forestal, Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Ministerio de Salud de la Argentina, manifiestan que el aumento de la superficie cultivada con soja son responsables de deforestación en Salta, Chaco, Santiago del Estero, etc. En el informe sobre la provincia del Chaco, se presentan datos del Ministerio de la Producción provincial: “La producción agrícola también responde al gradiente de precipitaciones y se encuentra concentrada en la zona Sur y Este de la provincia. En el año 2003 la superficie cultivada de la provincia es de aproximadamente 1.300.000 ha, de las cuales la soja es el principal cultivo y posee una tendencia de aumento de la superficie ya que pasó de 500.000 a 700.000 ha cultivadas en el período 2001-2003...” En el informe sobre Deforestación en la zona de transición entre Yungas y Chaco en la provincia de Salta, Región Parque Chaqueño período 1984-2001, los autores expresan: “En los últimos años, diversos factores socioeconómicos y ecológicos han coincidido en la generación de un contexto favorable para la expansión de la frontera agrícola en la zona de transición entre las Yungas y la región Chaqueña, especialmente en la zona que se extiende en sentido norte-sur dentro de la provincia de Salta desde J.V González hasta Tartagal. Algunos de los aspectos que favorecieron esta expansión agrícola (principalmente el cultivo de soja) son: mejoras en caminos, innovaciones tecnológicas, un marco económico que favoreció la inversión extranjera y mercados favorables para los productos agrícolas. Desde el punto de vista ecológico, existe en el área disponibilidad de suelos profundos en el pedemonte de las sierras de Tartagal, pero la actividad agrícola se veía acotada por la limitante natural de las precipitaciones, sin embargo, en los últimos años se ha producido un incremento de las precipitaciones en el Noroeste Argentino, lo que ha incentivado la expansión agrícola hacia zonas tradicionalmente marginales (hacia el Este). Estos puntos hacían suponer una alta tasa de deforestación, motivando este estudio en particular sobre la región”. Ambos informes cuentan con imágenes satelitales que muestran la evolución de la deforestación de las Yungas y el Chaco comparando fotos entre 1984 y 2001. En las conclusiones muestran valores de deforestación que describen como superiores a los calculados para el mundo en general y que se encuentran entre los valores calculados por estudios semejantes en la Selva Lacandona mexicana y las tierras bajas bolivianas que son señaladas como áreas de importancia extra-amazónica en Latinoamérica” .

Estos datos además pueden ir presumiendo una respuesta a una serie de preguntas que vienen surgiendo como ser: ¿ Cómo puede ser que nuestro país se sostenga con este modelo tan poco sustentable? ¿Estamos dispuestos a seguir asumiendo costos que la Economía Política se niega a reconocer? ¿Estamos dispuestos a garantizar con la degradación ambiental, la vida humana y la hipoteca de las futuras generaciones a la reproducción ampliada del capital? ¿ Seguiremos confiando ciegamente en preceptos tales como el desarrollo y el crecimiento ilimitados? Y por otro lado: ¿como puede ser que Argentina teniendo la potencialidad para producir alimentos para 10 veces mas población que la actual se encuentre con graves problemas de hambre y desnutrición?, si pensamos que la mayoría de la población vive en zonas urbanas y los problemas rurales fueron invisibilizados al punto de creer que producimos alimentos cuando estamos produciendo insumos, commodities para alimentar animales en países lejanos el panorama se torna distinto. El problema se torno urbano, masivo y mediatizado a partir de la aparición “sorpresiva” del hambre y la desnutrición con enormes cantidades de personas revolviendo basurales, chicos que literalmente mueren de hambre y una serie de enfermedades producidas por la desnutrición crónica, amenazando el hambre con convertirse en una endemia.
De esta manera se desprenden una serie de respuestas a las preguntas-ejes planteadas por Hector Sejenovich en referencia al funcionamiento del modelo. Ya pudimos observar que este modelo extractivo se basa en un mal manejo de la oferta ecosistémica, con un alto grado de destrucción, desaprovechamiento y uso parcial de los elementos naturales. Estos momentos se dan en las diferentes fases de la producción, entendiéndola de forma integral como el proceso de producción-distribución-cambio y consumo generando fuertes desajustes en la relación entre sistemas ecológicos y sociales, entre sociedad y naturaleza con las implicancias graves mencionadas.
Como sostuve anteriormente este modelo se ubica en las antípodas del desarrollo sustentable, ya que al mal manejo de la oferta ecosistémica, encontramos un arrasamiento de dichos ecosistemas poniendo en jaque la sustentabilidad de generaciones futuras al tiempo que con este proceso se da una fuerte caída de la calidad de vida de la mayoría de la población, lo que permite saber no solo quienes producen y para que producen ( maximizar la ganancia capitalista a costa de los costos mencionados que son invisibilizados) sino también para quienes se produce encontrando al mercado “partido en dos” por nuestra inserción dependiente y subordinada en la economía mundial. Por un lado se producen commodities para el mercado mundial, forrajeras para alimentar animales y productos derivados de la soja como aceite o harina para producir diferentes productos y por otro los alimentos para el mercado interno son producidos solo para aquellos que tienen la credencial de pertenencia al selecto y privado club del dios mercado. La perdida de soberanía alimentaria lleva a tener que importar productos que tradicionalmente se generaban en el país y que son bienes salarios fundamentales en la dieta típica argentina con la correspondiente suba de precios. Además los alimentos que se siguen produciendo en el país no abastecen en cantidades suficientes la demanda de toda la población por ende, suben los precios pudiendo acceder a los mismos solo aquellos que pueden pagarlos. De esta forma encontramos inmensos sectores de nuestra sociedad totalmente excluidos del derecho más elemental a una alimentación sana y saludable (propiedades que por otro lado, la soja transgénica dista de tener).
También podemos mencionar que el donde se produce no toma en cuenta los ecosistemas arrasando con los equilibrios ecológicos con perdidas de elementos incalculable en un país tan diverso y rico como el nuestro. La lógica simplemente determina que hay que producir allí donde se minimizan costos, aprovechando ventajas comparativas y la intensificación de inversión de capital para aumentar productividades y seguir manteniéndose a flote en la guerra de la competencia capitalista descarnada. De esta manera se llevan adelante procesos de deforestación buscando ampliar la frontera agrícola alterando los equilibrios ecológicos, generando consecuencias nefastas como sequías o inundaciones y ocasionando procesos de desertificación de los suelos por pérdida de nutrientes y la correspondiente “arenizacion”.
El como se produce en el modelo sojero actual es clarísimo. Siembra directa, uso de pesticidas y herbicidas, agricultura sin agricultores, concentración de las inversiones de capital, todo en función de maximizar ganancia privada calculada en base a supuestos erróneos y que solo considera el corto plazo y una visión reducida y privada de la complejidad social y ecosistémica. Es condición necesaria desconocer toda complejidad para poder legitimar esos cálculos errados y simplistas.
Hay que entender que además se da un proceso de subsidiarizacion de la actividad ya que aproximadamente un 20% de los dólares de exportación resultan de los minerales y la fertilidad del suelo que por las particularidades de dicho modelo productivo no se cobran. Como sostiene Bacci “nuestro suelo agrícola tenia 60 partes por millón de fósforo no renovable y en la actualidad solo posee 12 partes por millón, la soja es dos veces mas exigente que el maíz. Aun no se han calculado los costos de los desmontes, de la destrucción de la biodiversidad, ni los costos de la contaminación y las enfermedades producidas por los agrotóxicos.”
Finalmente, con que se produce también queda en evidencia. Por no conocer la complejidad medioambiental solo se utilizan una parte ínfima de los elementos naturales devenidos recursos despilfarrando y degradando un patrimonio ecológico gigantesco e incalculable y utilizando de forma parcial aquellos elementos devenidos recursos por el “ ojo valorizador del capital”.

Esto además de las implicancias medioambientales que genera y que he ido desarrollando, tiene consecuencias económico sociales también mencionadas entre las cuales es preciso señalar la perdida de soberanía alimentaria en cuanto relación causal con el proceso de sojizacion y en cuanto dicha perdida genera bolsones de hambre y miseria en cantidades alarmantes, con indicadores propios que han llegado a ser los de un país de posguerra, donde el arma es la lógica capitalista y las muertes y los desastres son silenciados pero de cualquier forma existen.
Quedan pendientes para otros trabajos analizar las implicancias de la producción de biodisel y el surgimiento del maiz RR modificado geneticamente.

sojizacion parte 2

PRIMERA PARTE
“Transformaciones agrarias en Argentina, proceso de sojización y su falta de sustentabilidad.
Una crítica ecológica a la economía política”


1) Conceptos claves para el entendimiento de las problemáticas ambientales y del desarrollo sustentable


Para desarrollar esta parte del trabajo es menester definir una serie de conceptos que resultan cruciales en el análisis de las diferentes problemáticas ambientales que surgen por el proceso de sojización y su lógica capitalista, cortoplacista y extractiva que determinan que dicho proceso productivo sea poco sustentable y genere un conjunto de externalidades negativas con graves consecuencias tanto para el medio ambiente como para la vida humana.
Ante todo debemos tener en cuenta que la naturaleza está mediada
socialmente y las relaciones sociales operan en un medio natural con el que interactúa, algo que como podremos ir viendo, la economía política desconoce.
En este sentido, un concepto clave es el de desarrollo sustentable, por contraponerse al desarrollo capitalista vigente.
Siguiendo a Héctor Sejenovich, podemos definir al desarrollo sustentable como “La modalidad de desarrollo que es capaz de utilizar recursos naturales para satisfacer necesidades humanas de esta generación y de las futuras. El objetivo es elevar la calidad de vida maximizando a largo plazo el potencial productivo del ecosistema a través de tecnologías apropiadas y la activa participación de la población en torno a la toma de decisiones” .
De esta definición se desprenden un conjunto de ejes o dimensiones a tener en cuenta. Un eje biológico relativo a aquellos aspectos que tienen que ver con preservar y potenciar la diversidad y complejidad de los ecosistemas. Un eje económico relativo a los procesos de producción, distribución, cambio y consumo, que tienen que ver con las actividades productivas humanas y que tienen seis momentos ( producción-destrucción, aprovechamiento-desaprovechamiento, uso integral-parcial) que no se dan asilados sino como parte de una totalidad compleja, donde la sustentabilidad pasa por maximizar la producción, el aprovechamiento y el uso integral minimizando la destrucción, el desaprovechamiento y el uso parcial de los elementos devenidos recursos naturales, lo que implica a su vez reformular los sistemas de necesidades y satisfacciones propios del sistema capitalista. Otro eje es el social, que implica una distribución equitativa de los bienes y servicios producidos tanto en la generación presente como las venideras. Por último el eje político refiere a la necesaria participación de toda la población en cuanto ciudadanía, lo que implica una reformulación de la democracia, “democratizando la democracia” tornándola participativa, plagada de contenido, una democracia que también democratice la economía y la toma de decisiones sobre los medioambientes. Los criterios del desarrollo sustentable según Sejenovich, son los siguientes: las necesidades de la población, los requerimientos de reproducción de los objetos y medios de producción para la continuidad del proceso, el uso de las potencialidades sin degradación y desaprovechamiento, la insatisfacción y reorientación de las necesidades, degradaciones y desaprovechamientos de la interacción ecosistema y tecnosistema.

Otro concepto clave que se desprende de la definición de desarrollo sustentable es el de “calidad de vida”. A éste Sejenovich lo define como “El vínculo dinámico entre individuo y ambiente donde la satisfacción de necesidades conlleva a una participación activa y creativa de los individuos donde el conflicto dinamiza e impulsa el desarrollo individual y social” . Cabe aclarar que este concepto depende de la cultura en la cual se inserta y es sociohistórico y por ende dinámico, cambiante.
Este vínculo que implica la satisfacción de necesidades, se da a través de la transformación de los elementos naturales en recursos naturales. Respecto a estos, Sejenovich los define como “Los elementos naturales de un ecosistema que permiten satisfacer necesidades humana. No son libres, existen en ciertos ecosistemas utilizados bajo determinadas culturas con una determinada historia de los mismos y bajo ciertos conocimientos y tecnologías que permiten su utilización.
La confluencia de las determinaciones ecológicas, económicas, sociales y tecnológicas llevan a un elemento natural que posee ciertas cualidades para satisfacer ciertas necesidades a convertirse en recurso natural.” Siguiendo esta definición, cabe agregar la necesidad de contextualizar dicha confluencia.
Brailowsky sostiene que estos procesos se dan a través de diferentes fases de desarrollo, en cuanto a diferentes formas de organización social con diferentes modelos que implican diferentes relaciones entre sociedad y naturaleza lo que lleva a la reorganización de la problemática ambiental como resultante de una particular estructura de relaciones entre sociedad y naturaleza.
Un concepto que se desprende necesariamente del de recursos naturales es el de escasez. El concepto de escasez, al igual que el de recursos naturales y el de residuos, es un espacio donde se articula la relación sociedad-naturaleza. No existe una escasez absoluta, ya que el término está referido a una determinada existencia de un recurso en función de los requerimientos actuales y futuros por parte de una sociedad. Por lo mismo depende de todos los factores que intervienen en esta sociedad para condicionar tal situación, pero siempre en relación con la cuantía existente en la naturaleza. Se mencionan dos enfoques. Uno es el que relaciona con requerimientos cuantitativos futuros estimados en base a extrapolaciones de la experiencia histórica, y otro examina el concepto como un problema que surge por un desajuste entre la oferta y la demanda. La cuantía del producto depende del grado de requerimiento del mismo, en cuanto necesidad sociohistóricamente determinada.


Retomando el concepto de desarrollo sustentable, el cual tiene como objetivo central maximizar la calidad de vida de toda la población (en contraposición al desarrollo capitalista que busca maximizar la ganancia de los propietarios de los medios de producción en detrimento de cualquier otra dimensión) se da en un determinado espacio, un determinado “ambiente” entendiendo por el mismo “ al resultado de interacciones entre hombre y naturaleza es decir entre sistemas ecológicos y económicos que provocan efectos sobre los seres vivos y las actividades humanas” . Podemos agregar siguiendo a Sejenovich que “La problemática ambiental surge cuando existe una desarticulación sociedad-naturaleza, que impide elevar la calidad de vida de la población. Una primera desarticulación se da cuando los sectores productivos utilizan una exigua porción de la naturaleza y el hábitat bajo criterios de altos rendimientos en el corto plazo, generando degradación (destrucción) y desaprovechamiento. Una segunda desarticulación se manifiesta cuando una parte importante de la población no logra satisfacer sus necesidades esenciales” .
Este agregado cobra particular importancia respecto a los temas centrales del presente texto: el proceso de sojización con sus graves implicancias medioambientales y la correspondiente pérdida de soberanía alimentaria, donde se combinan de forma nefasta ambas desarticulaciones mencionadas, planteando verdaderamente un escenario de catástrofes ecológicas, sociales y económicas.

Interrelación “hombre-naturaleza”. Procesos de Transformación

Como sostuve anteriormente esta interrelación entre hombre y naturaleza, mediada por nexos tecnológicos se basa en procesos de transformaciones
(producción, distribución, cambio y consumo) que se deben entender no de forma aislada, sino como una totalidad compleja dentro de la unidad dialéctica “hombre-naturaleza”, siendo un conjunto orgánico de seis momentos constitutivos: producción-destrucción; aprovechamiento y desaprovechamiento; uso integral y uso parcial.
Respecto al proceso dual de producción-destrucción cabe destacar que la economía política, no da cuenta del costado destructivo que toda producción implica. Sejenovich menciona el gran problema que implica que el PBI sume todas las actividades productivas del hombre sin descontar la destrucción que generan, invisibilizando así la unidad de dichos procesos y generando una serie de complejos cálculos basados en supuestos erróneos y que sobreestiman las bondades del crecimiento y el desarrollo de la sociedad. De esta manera pueden darse procesos de crecimiento basados en un fuerte incremento de la destrucción de la oferta ecosistémica y sus potencialidades. Por ende los evaluadores de desarrollo en cuanto “cuantificaciones de las variables significativas que se registran para controlar los cambios” son cualitativamente significativos en función de la forma de desarrollo. Esta cuestión queda evidenciada precisamente en el caso de la producción agraria, donde reina la lógica cortoplacista, extractiva que no considera los costos ambientales producto de la degradación, el desaprovechamiento y el uso parcial de los recursos.
Respecto al proceso de aprovechamiento-desaprovechamiento, Sejenovich menciona la selección de ciertos elementos que devienen en recursos y a la vez, el desecho de otros que no son considerados valiosos, por ende no devienen en recursos. De esta manera no se estiman las potencialidades ecosistémicas por no percibir la complejidad de los elementos naturales.
Por último, en lo que respecta al proceso de uso integral/parcial, el mismo Sejenovich menciona que una vez extraído el recurso natural se lo puede utilizar integralmente o sólo en cierta proporción según el grado de conocimiento, el nexo tecnológico, el sistema cultural en el que este uso esté inserto y la lógica dominante. Es evidente que bajo la lógica de acumulación capitalista el uso es siempre parcial y restringido basado en una fuerte dilapidación.
Luego de este desarrollo, se torna evidente la necesidad de buscar procesos de transformación que maximicen el uso integral y producción, y minimicen su degradación, desaprovechamiento y dilapidación para mejorar la calidad de vida de la población de forma sustentable, algo que la propia lógica capitalista torna inviable, generando cada vez mayores externalidades negativas que influyen sobre el medio ambiente y sobre la propia calidad de vida de la mayoría de las poblaciones.

• “El funcionamiento del modelo”
¿Para qué se produce? ¿Para quiénes se producen? ¿Dónde se produce? ¿Cómo y con qué se produce?

Los procesos de transformación mencionados anteriormente son llevados a cabo por sujetos sociales insertos en determinada estructura social, económica (productiva), bajo determinada cultura y nexos tecnológicos y enmarcados en determinado contexto histórico. Cuando se generan desajustes en la relación sociedad naturaleza surgen problemas ambientales, los cuales tienen su marco explicativo precisamente en las vinculaciones entre reproducción económica, relaciones sociopolíticas y las interrelaciones de los ecosistemas y tecnosistemas (entendiendo a estos como “sistemas mediados por reglas sociales como son las ciudades pero que interactúan intensamente con los ecosistemas” ), donde dicha relación no se está desarrollando de forma sustentable. En el modo de producción capitalista el eje conductor es la “racionalidad” económica dominante basada en la obtención de la mayor ganancia en el menor plazo y con el menor riesgo y costo posible, lo que lleva a severos desajustes en dichas interrelaciones intersistémicas con contundentes problemas ambientales, volviéndolas seriamente insustentables.
A partir de estas cuestiones comienzan a desplegarse un conjunto de preguntas que son centrales para entender el modelo productivo vigente y poder a su vez comenzar a esbozar un modelo productivo alternativo y sustentable.
Las preguntas planteadas por Sejenovich en “Economía y Ambiente. Crítica a la economía política No Sustentable” mencionadas en el título tienen especial importancia dentro del análisis de la producción agraria dentro de la fase de desarrollo actual del modelo productivo vigente, que si bien conserva el carácter de economía dependiente, exportadora de materias primas y aparenta una vuelta al viejo granero del mundo, dista mucho de esa fase de desarrollo conllevando diferentes problemáticas ambientales y consecuencias socioeconómicas que más adelante describiré.
Volviendo a las preguntas sustanciales que permiten describir el funcionamiento del modelo, Sejenovich menciona que la propia formación socioeconómica nos permite ver la respuesta a una pregunta previa “¿quiénes producen?” a la vez que vamos articulando las diferentes preguntas para poder analizar tendencias e interrelaciones que suelen quedar invisibilizadas o desapercibidas.
Es necesario realizar un breve desarrollo sobre las preguntas-ejes planteadas por Sejenovich.
• ¿Para qué se produce? Si bien el desarrollo sustentable implica producir para toda la población, tanto la generación presente como la futura, con el objetivo de elevar la calidad de vida de todos, maximizando el potencial ecosistémico, utilizando los recursos integralmente y minimizando la degradación y desaprovechamiento con la activa participación de la población, en el modo de producción capitalista se produce para maximizar las tasas y magnitudes de ganancia, sin considerar potenciales de la oferta ecosistémica ni los costos y consecuencias medioambientales, económicos y sociales, dando cuenta de la creciente separación en tanto privada pero a la vez social en cuanto requiere la validación de la sociedad y la incumbe en su conjunto.
• ¿Para quiénes se produce? En el desarrollo sustentable se busca producir para el conjunto de la población. En el modo de producción capitalista, sólo se produce para quienes pueden pagar las mercancías en el mercado, donde el paso de la producción al consumo. Está mediado por los procesos de distribución y cambio, con serias consecuencias. Es necesario destacar que esto genera una desigual distribución del ingreso, de modo creciente, lo que lleva a encontrarnos la aparente paradoja de que existan hambrientos y a la vez, al ladito, comida echándose a perder por no poder concretarse como mercancía a través de la venta. Es decir, a muchos con poco y pocos con mucho, lo que implica que una porción minoritaria de la población debe absorber la oferta creciente de productos, para lo cual es necesario acortar la vida útil de los mismos, generando precisamente mayores desajustes que tiene como correlato agudizar las problemáticas ambientales, con un incremento de los desechos, un incremento en la extracción de recursos naturales con serias consecuencias sociales y ambientales. Esto se ve agravado por los procesos de financiamiento que se desarrollan buscando allanar el camino al consumismo de los sectores de mayores ingresos, los cuales a través del consumo suntuoso agravan la situación. La distribución del crédito también es tremendamente desigual lo que lleva a concentrar aún más en menos manos, obligando a la población que no logra consumir los productos requeridos para satisfacer necesidades a establecer estrategias de supervivencia, para reproducir ya no la fuerza de trabajo sino la propia vida.
• ¿Dónde se produce? Mientras que el desarrollo sustentable evalúa las potencialidades de la oferta ecosistémica, en el modo de producción capitalista se produce simplemente donde se pueden reducir costos de producción, lo que lleva a un incremento constante de la concentración y aglomeración, sin ponderar otras cuestiones.
• ¿Cómo se produce? Actualmente minimizando costos y eligiendo tecnología simplemente en función de maximizar la tasa de ganancia con gravísimos costos sociales, ecológicos y económicos. La lógica capitalista imperante es cortoplacista, extractiva, fuertemente destructiva, basada en el despilfarro, el derroche de los recursos naturales y en un uso parcial e ineficiente de los mismos y de sus desechos.
• ¿Con qué elementos se produce? A diferencia del desarrollo sustentable, que considera la complejidad de los diferentes ecosistemas, la forma de producción vigente simplemente busca ganar mas en el menor plazo, lo que atenta severamente contra el manejo eficaz de los recursos naturales a largo plazo, utilizando una porción mínima de los elementos necesarios por esta lógica, al tiempo que se destruyen otros elementos no considerados valiosos por ende no devenidos en recursos naturales. Esta lógica cortoplacista y extractiva promueve una rápida rotación de capitales, utilizando esos pocos recursos según las ventajas comparativas a nivel mundial o nacional ( algo que se torna tremendamente claro en el caso del proceso de sojización en nuestro país). Esto no sólo atenta contra la calidad de vida de la población sino que jaquea la sustentabilidad de las generaciones futuras.

De esta manera, podemos observar que el “para qué”, marca la lógica dominante, la racionalidad del sistema global, el “para quién” marca privilegios y restricciones, el “dónde” señala el alto grado de concentración de la producción, el “cómo” y “con qué” marcan la necesidad de cambios fundamentales en nuestra tecnología y de las formas de utilización de los diversos ecosistemas.
De esta manera, el sistema “global” esta enmarcado en el “para que” mientras que las diferentes preguntas permiten desplegar diferentes subsistemas que articulados intentan restaurar la complejidad sistémica que las disciplinas ortodoxas tienden a mutilar.
Por ultimo es fundamental remarcar los criterios del desarrollo sustentable (en contraposición al “para que” del capitalismo y las respuestas de ese a las diferentes preguntas/subsistemas) para poder apreciar la distancia que media entre el desarrollo agropecuario actual y el desarrollo sustentable. Dichos criterios en cuestión son: 1) satisfacer necesidades de toda la población, tanto como reproducción de su fuerza de trabajo como reproducción de las condiciones de vida de toda la población tanto materiales como culturales y simbólicas. 2) requerimientos de reproducción de los objetos y medios de producción para la continuidad del proceso. 3) Requerimiento del uso de las potencialidades del territorio sin degradación ni desaprovechamiento. 4) insatisfacción y reorientación de necesidades, procesos de degradación y desaprovechamiento de los ecosistemas y tecnosistemas que interactúan estrechamente .
Hay que tener en cuenta que todas las repercusiones operan en la estructura social afectando diferencialmente a los sectores sociales, según su ubicación en dicha estructura y el tipo y grado de inserción en la misma, lo que conlleva a una paulatina toma de consciencia sobre las diferentes problemáticas sociales y ambientales que se van desplegando, lo cual tratare posteriormente.
Ahora bien, a la hora de hablar de formas de desarrollo es preciso definir el concepto de desarrollo, desnudando la irracionalidad de la presunta racionalidad económica dominante, la cual genera un conjunto de sinrazones ecológicas por subsumir a la naturaleza a su propia lógica, “ humanizándola”, volviéndola mercancía susceptible de ser explotada, con las implicancias del caso.








• El mito del “Desarrollo”: ¿Hacia dónde?; ¿Para qué?; ¿Para quienes?; ¿A costa de qué?

Si bien el sistema capitalista fue parido a la fuerza, la fuerza es solo la partera del mismo, una característica más del mismo, pero no su “naturaleza”. Esto no implica desconocer el uso de la misma como bien lo desarrolla Harvey . Para su crecimiento y desarrollo requirió y requiere, del ejercicio de la fuerza, pero también, fundamentalmente, de un conjunto de conceptos y discursos que lo sustentan y legitiman, los cuales necesariamente para cumplir su función deben pasar desapercibidos, deben resguardarse de cualquier crítica o examen minucioso. Ese conjunto de elementos que Jauretche denominó “zonzeras” son centrales para garantizar la legitimidad del orden dominante y su modo de producción capitalista. Pero esta racionalidad dominante (fundamentalmente la económica) se basa en un conjunto de irracionalidades, de mitos, que son precisos desnudar. Esto se torna evidente en el contexto actual de crisis no solo capitalista sino de época, donde precisamente comienzan a discutirse aquellos pilares fundamentales sobre los cuales se erige el orden dominante y que pasaron desapercibidos durante muchísimo tiempo. Conceptos como crecimiento, progreso y desarrollo comienzan a ser pasados por la lupa examinadora, volviendo arenoso el terreno sólido en el que se asentaba toda la estructura social con su ordenamiento dominante legitimado.
En este sentido, un concepto clave que forma parte de esta cosmovisión y que, por ende, ha determinado la forma de producción y la forma de percibir la producción por parte de los diferentes sujetos sociales, es el concepto de desarrollo.
Castoriadis sostiene que el desarrollo es un proceso que implica ir indeterminadamente hacia delante, un cierto estado que hay que alcanzar. Esto implica cierta cosmovisión del mundo y ciertas condiciones de posibilidad para llevarlo adelante.
Es un proceso que se dirige a más y más, un crecimiento indefinido, donde la producción puede maximizarse u optimizarse ya que no se imputan las externalidades negativas generadas, ni los costos que este proceso acarrea .
Castoriadis también sostiene que “el medio ambiente pasa a ser considerado un don gratuito de la naturaleza así como las condiciones sociales aparecen como dones gratuitos de la historia.”
Este tipo de creencias, menciona el mismo autor, permiten evidenciar las flaquezas del cálculo económico y la propia idea de “racionalidad” económica. Esto queda en evidencia cuando se observa que la economía tiene como variable fundamental el tiempo, ya que toda inversión de basa en cálculos temporales y sin embargo, por mas que insistan en jugar a ser futurólogos, el futuro es incierto. Pero hay algo aun mas grave, el propio presente desde el cual lanzan predicciones es desconocido para los calculadores inversionistas, por ende es claro que el propio calculo es una irracionalidad. Si a esto se suma la idea de subsumir las propias temporalidades y leyes de la naturaleza a la ley madre de la economía (la “ley del valor”) ni siquiera considerando las externalidades negativas y los costos ecológicos, sociales y económicos, el panorama se torna devastador.
Siguiendo a Altvater, “Se parte del supuesto erróneo de la capacidad infinita de la naturaleza. Este supuesto es base para pensar la reproducción ampliada del capital que requiere la reproducción ampliada de medio ambientes” . Esto permite entender que las crisis capitalistas son económicas y a la vez ecológicas y este ultimo aspecto es invisibilizado por la economía política ortodoxa por la propia cosmovisión que tienen sobre la naturaleza y su infinita capacidad de reproductibilidad, por lo cual, solo bastaría con seguir con las practicas extractivas, destructivas y aniquiladoras de ecosistemas y poblaciones enteras, constatando otra contradicción típica del capitalismo, la de destruir las propias condiciones que lo posibilitan. “Así, la valorización del capital requiere la desintegración de la naturaleza a través de la selección y distinción entre elementos valorables y no valorables” . Nuevamente, de un lado progreso, del otro regresión.
Nos encontramos no solo con la paradoja de la sobreproducción de mercancías y de pobreza, sino además con la situación de que esto se da a través de un proceso de “subproduccion”. Si incorporamos los diferentes costos que la economía política no toma en cuenta, llegamos a la conclusión de que en función de las potencialidades de las ofertas ecosistémicas estamos subproduciendo, estamos subtransformando, ya que despilfarramos, degradamos y utilizamos los recursos solo de forma parcial, ya que así lo determina la ley del valor y su institución central: el mercado.
Este desarrollo obliga a ir mas y mas, siempre hacia una estación indeterminada, inalcanzable, siempre en el sendero de ese progreso infinito e indefinido, que esconde la necesidad del capitalismo por subsistir, ampliándose constantemente, “lo que lleva a una creciente extensión cuanti y cuali de las necesidades y del consumo: sociedades de consumo: lleva a la explotación de la naturaleza entera en cuanto lleva a buscar nuevas cualidades útiles y universalizar las necesidades. Tendencia al mercado mundial con necesidades universalizadas” , barriendo limites y obstáculos temporales y espaciales para la reproducción ampliada del capital, la famosa globalización.
Asi llegamos al punto de desconocer la unidad dialéctica entre hombre y naturaleza planteando la suposición errónea entre sujetos de derecho y objetos de conocimiento, lo que lleva según Bensaid a encontrar mayores productividades económicas a la vez que se dan rendimientos decrecientes de las condiciones naturales, en base al supuesto de la unificación de lógicas, por lo cual el capitalismo niega y viola constantemente las propias leyes de la naturaleza. De un lado racionalidad económica, del otro sinrazones ecológicas.
Hay una cuestión más en la que hay que hacer hincapié respecto a la Economía Política. No existe solo la producción que elabora bienes y servicios para el mercado, sino que articulada con esta podemos encontrar una segunda producción en cuanto reproducción de la fuerza de trabajo. Pero además hay dos producciones que dicha disciplina científica no toma en cuenta. La tercera producción, la que "produce" los recursos naturales y una cuarta, la que desarrolla la población que quedó al margen de todo en la reproducción de su vida.
En cada producción encontramos las fases de producción-distribución-cambio-consumo articuladas entre si y dentro de estas los momentos de producción-destrucción/ aprovechamiento-desaprovechamiento/ uso integral y uso parcial. Además podemos observar que la tercera producción nos remite directamente a los problemas planteados por el proceso de sojización, mientras que la cuarta remite a los problemas que surgen por la perdida de soberanía alimentaria producto del proceso mencionado anteriormente. Estas últimas contempladas nos permiten un panorama mucho más acabado de la compleja realidad social y ambiental que la Economía Política se empeña en segmentar y simplificar reduciendo todo a la lógica del mercado y lo que queda por fuera simplemente no existe, es lo impensado. Por consiguiente el concepto de Desarrollo debe ser reformulado incluyendo estas producciones en cuanto dimensiones de la vida que están siendo dejadas de lado por dicha disciplina, entendiendo que no hay un único camino ni un único desarrollo posible.
Por estas cuestiones planteadas, es necesario superar la ideología racionalista, el mito del desarrollo ya que la crisis actual avanza hacia situaciones de catástrofes sociales y naturales por ende hay que reaccionar a dichas cuestiones. “Destruir los mitos es la cuestión mas formidable en el camino de una reconstrucción de una sociedad humana” , orientándonos a la búsqueda de un desarrollo que sea sustentable y la reproducción ampliada ya no del capital sino de la vida humana elevando la calidad de vida de la población en su conjunto.



• Critica a la Economía Política desde la Economía Política
¿Y qué hay de la lógica dominante?


Las secciones anteriores permiten adentrarnos en ciertos conceptos que la Economía Política por su propia lógica y cosmovisión no da cuenta, por lo cual precisamente nos permite establecer una serie de críticas a la disciplina en cuestión.
Pero la propia disciplina no da siquiera cuenta de la lógica que la domina ni de las determinaciones histórico sociales en las que se funda. Por esto mismo, no solo no conoce el futuro, sino tampoco el presente .
La disciplina que supuestamente trata de explicar al modo de producción dominante y sus lógicas de producción y reproducción desconoce sus principios fundantes y los mecanismos que posibilitan su (dis) funcionamiento.
Por este motivo se requiere bosquejar un breve panorama relativo a esta lógica en cuestión, a fin de comenzar a adentrarnos desde una mirada crítica sobre el desarrollo capitalista agrario.
Asimismo esto permitirá contextualizar la problemática entendiendo que la misma surge a partir de una serie de cambios económicos a nivel mundial que es menester explicar para la compresión del proceso en el que nuestro país se inserta de forma dependiente, ya que estos procesos no surgen de la nada, sino que se insertan en marcos mas generales que se desarrollan a nivel macro.
Por ende es preciso desarrollar el concepto de globalización, para poder entender los cambios en el escenario económico mundial, entendiendo por el mismo el proceso de mundialización de las relaciones de producción capitalistas, es decir, el copamiento del globo entero por parte de la lógica capitalista como lógica de producción hegemónica, la cual barre obstáculos y limites a su paso, reproduciendo a escala ampliada los ambientes necesarios para la propia reproducción ampliada del capital y la necesidad de evitar una crisis de sobreproducción terminal abriendo nuevos mercados , donde se da la paradoja de no tener crisis por escasez sino por sobreproducción, “ crisis de abundancia” a escala global, con la serie de consecuencias desastrosas que va dejando a su paso.
Como bien sostiene Harvey, se producen una serie de ajustes espacio-temporales parte de la suposición de un excedente tanto de capital como de trabajo. El excedente de capital no produce mas capital ni se realiza el mismo como capital ( o sea las mercancías no se venden y por ende no hay ganancias, esos capitales no arrojan ganancias al capitalista) y un excedente de trabajo en el sentido llano de desempleo o de exceso de fuerza de trabajo en una determinada rama productiva, por ende esas mercancías van a tener “ costos” mayores a los socialmente aceptados, lo que lleva a que la sociedad no reconozca todo su valor, sino solo una parte ( mercancías que se venden por debajo de su “valor”, lo que lleva a perdidas y mas despidos).
Estos excedentes pueden ser absorbidos por desplazamientos TEMPORALES de esos capitales a otros proyectos de largo plazo o gastos sociales ambos permiten ir colocando a futuro ese actual excedente, se lo va colocando en otros plazos. También por desplazamientos ESPACIALES a través de aperturas de nuevos mercados donde volcar esos excedentes o la combinación de ambos desplazamientos.
Siguiendo ese texto surge una pregunta: ¿Cómo se reasignan los excedentes de capitales que son fijos, como por ejemplo maquinarias? La respuesta que brinda Harvey es: A través del sistema financiero que permite ir haciendo progresivamente “la mudanza” a través de los diferentes ciclos económicos . Esto no resuelve una crisis, sino que la posterga y es importante tenerlo en cuenta para el desarrollo de la sojizacion en el marco de una serie de transformaciones que fueron operando en las últimas décadas en la estructura productiva agropecuaria. Obsérvese la importancia de la variable tiempo, previamente cuestionada en la sección referida al concepto de desarrollo, pero hay que entender que en referencia a estos desplazamientos, los principales siguen siendo en el espacio, es decir, la lógica de maximización del lucro capitalista implica seguir ampliando los espacios territoriales a favor de las relaciones de producción capitalista, lo que implica que una lógica única y dominante avance sobre diferentes lógicas, diferentes ecosistemas y sobre millones de personas y sus sistemas materiales y culturales. Este desplazamiento se da cuantitativamente pero también desde un aspecto cualitativo, profundizando dichas relaciones de producción sobre determinados territorios en ciertas áreas que antes le estaban vedadas como tradicionalmente ocurría con la salud, la jubilación o los sistemas de seguridad o previsión social.

Cabe aclarar que esta globalización capitalista va acompañada de las reformas estructurales impuestas por la lógica neoliberal a escala global lo que llevo a barrer con ciertas condiciones materiales que permitían el desenvolvimiento de la vida social durante décadas, generando nuevas condiciones muchísimo mas favorables para la reproducción del capitalismo a escala ampliada en detrimento de las grandes mayorías de las diferentes sociedades y de la diversidad de los diferentes ecosistemas.
Otro proceso que va surgiendo a partir del anterior es el de las transformaciones estructurales del sistema productivo agropecuario, inserto en dichas relaciones de producción capitalistas y que tuvo fuertes cambios en las ultimas décadas, tendiendo en nuestro país a ir hacia lo que muchos denominan “una agricultura sin agricultores” al tiempo que barre con formas de producción autogestionadas y otros “obstáculos” para el avance “civilizatorio” de las relaciones de producción capitalistas.
Sabemos que la producción de alimentos adopta cada vez mas la forma de mercancía, encarnando todas las contradicciones mencionadas por Marx y llevando a un fuerte desarrollo de la producción estandarizada, siguiendo la lógica propia de la maximización del lucro privado, lo que implica bajar diversos costos, entre ellos el relativo a la fuerza de trabajo, al tiempo que por la propia estructura de la propiedad en el modo de producción capitalista, se omiten otra serie de costos relacionados a los criterios propios del desarrollo sustentable mencionados previamente.
Esto dio lugar en el campo de la producción de alimentos al desarrollo de la llamada “revolución verde”, un fuerte desarrollo de las fuerzas productivas en sintonía con la progresiva mundialización del capital, de forma tal que entre 1961 y 2005 la producción de cereales en el mundo creció a tasas anuales del 2,2% y en los países denominados subdesarrollados a tasas del 2,8%. En el caso de las oleaginosas y las carnes las tasas de crecimiento fueron levemente mayores observando una tendencia a la baja de los precios (en el largo plazo) que claramente iba en contra de la tesis de maltusiana, aunque estemos en un escenario en el que algunos la pretenden reflotar.
El desarrollo de las fuerzas productivas del agro esta íntimamente ligado al desarrollo de nuevas tecnologías en la búsqueda de maximización del plusvalor lo cual permitió poner en producción “tierras marginales”, reorientando a su vez el uso de ciertas tierras a nuevos procesos productivos en detrimento de otras actividades tradicionales. Siguiendo a Astarita “a nivel mundial las tierras cultivadas se incrementaron en mas de un 25% entre 1960 y 2005 y el uso de las tierras con riego en los países subdesarrollados se duplico en el mismo periodo llegando en el 2000 a 197 millones de hectáreas” ,este proceso cobro mucha fuerza en ciertos países que ostentan el titulo de productores de commodities como Brasil, China, Argentina o el caso de Estados Unidos devenido en gran productor de soja a nivel mundial.
Este proceso de globalización del capital evidentemente tiene fuertes efectos sobre otros tipos de economías, en el caso del agro, sobre las economías campesinas las cuales se van diezmando ante la imposibilidad de competir lo cual las lleva a transformarse en obstáculos para el despliegue mundializado del capital.
Dicho proceso a su vez cuenta con el apoyo ( por acción u omisión) de los diferentes gobiernos de dichos países subdesarrollados, los cuales se subordinan a la “ ley del valor” planteada por Marx, es decir, operan como condiciones de posibilidad para dicho despliegue del capital mundializado, lo cual tiene implicancias socioeconómicas muy graves para dichas poblaciones campesinas, pudiendo observar de forma nítida la disociación que opera en el seno de la producción capitalista entre quienes producen y quienes consumen, donde el problema de este sistema no es precisamente la proliferación de pobres como sostienen ciertos sectores dominantes sino justamente la forma social de producción de esa riqueza y su apropiación privada.
En resumen “la expansión de las fuerzas productivas bajo la forma capitalista es fuertemente contradictoria; por un lado aumenta la generación de riqueza material y se despliegan las posibilidades que ofrecen la tecnología y la ciencia y por otra parte aumentan las desigualdades sociales, siendo cientos de millones de personas los que caen en la mas absoluta pobreza produciéndose a su vez un colosal despilfarro y destrucción de recursos económicos, humanos y naturales” .
Siguiendo a Harvey podemos agregar que a partir de los años 70 vemos la creciente globalización de las relaciones de producción y dominación capitalistas, vemos el surgimiento de capitales transnacionales que operan como verdaderos ejércitos venciendo soberanías y gobiernos nacionales y vemos además el incremento del papel del capital financiero como “motor” que acelera las valorizaciones de capitales. Por ese mismo contexto podemos observar también la paulatina toma de consciencia sobre las diferentes problemáticas ambientales, proceso que se agiliza cuando esas problemáticas comienzan a afectar la calidad de vida de los sectores de más altos ingresos
Un dato que agrega dicho autor y que se vuelve clave para entender las transformaciones estructurales del “campo” argentino, es el concepto de acumulación capitalista por desposesión, diferenciando dicha acumulación de la llamada originaria, ya que según Harvey, se siguen desposeyendo a los humanos de sus medios para producir sus condiciones de vida tanto en términos económicos y sociales ( como la expulsión de campesinos o la desocupación urbana crónica) sino también ecológicos ( la privatización de la oferta de los diversos ecosistemas del país), lo que en el caso de la soja deviene en un aspecto central de ese proceso.
Estos procesos “incluyen la mercantilización y privatización de la tierra y la expulsión forzosa de las poblaciones campesinas; la conversión de diversas formas de derechos de propiedad –común,colectiva,estatal,etc. – en derechos de propiedad exclusivos; la supresión del derecho a los bienes comunes; la transformación de la fuerza de tra- bajo en mercancía y la supresión de formas de producción y consumo alternativas; los procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de apropiación de activos, incluyendo los recursos naturales; la monetización de los intercambios y la recaudación de impuestos, particularmente de la tierra; el tráfico de esclavos; y la usura, la deuda pública y, finalmente, el sistema de crédito. El estado, con su monopolio de la violencia y sus definiciones de legalidad, juega un rol crucial al respaldar y promover estos procesos” .

El desarrollo agrario en la zona pampeana de nuestro país no es ajeno a esta mundialización capitalista, sino por el contrario, una expresión particularizada de este proceso que resulta como mencione antes paradigmática por varios motivos.
A partir de los años 90, comienzan a desplegarse una serie de transformaciones estructurales que buscaban allanar el camino para el avance capitalista y una maximización de los lucros capitalistas, lo que torno mas atractiva la producción agraria para inversiones de capital, atractivo incrementado a su vez por las facilidades que surgen de las reformas estructurales del Estado entre las que menciono rápidamente la convertibilidad, las reformas tributarias, las facilidades para importar tecnología e insumos permitiendo una serie de innovaciones entre las que se destaca el uso de la semilla de soja transgénica conocida como “ soja RR” ( round up ready) producida por Monsanto, una de las mas grandes corporaciones a nivel mundial.

La cuestión de la renta agraria.

Un dato a tener en cuenta es que el suelo agrario es apropiado individualmente y sus “ventajas comparativas” están desigualmente distribuidas, por ende la apropiación de tierras en ciertas zonas específicas implican una ventaja comparativa sobre otros productores en otras tierras menos ventajosas para la producción agropecuaria. Esto hace necesario distinguir entre la tasa de ganancia del capitalista y la renta del propietario del suelo. Toda la tierra goza de una renta absoluta que opera de “piso” por su condición de valor de uso para la producción agraria y de una renta diferencial de tipo 1 por su desigual distribución morfológica, es decir por productividades relativas. A su vez la renta diferencial 1 es siempre el piso sobre el cual se asienta la renta diferencial 2.
Pero en la situación de desarrollo de las fuerzas productivas y de rama productiva atractiva para la inversión capitalista comienza a cobrar fuerza la renta diferencial de tipo 2 basada en la intensificación creciente de capital invertido en dicho suelo agrario.
Se sigue la misma lógica capitalista respecto a la composición orgánica, cada vez hay mas capital constante sobre el capital fijo, cada vez hay mas capital invertido por obrero, tanto por un incremento de dicho capital constante (nuevos paquetes tecnológicos, nuevas maquinas y nuevos insumos) como por un descenso del capital variable (cada vez se requiere menos fuerza de trabajo). Esto tiene repercusión concretas típicas del capitalismo: la propia competencia lleva a una innovación tecnológica constante que barre obstáculos para el desarrollo ampliado del capital al tiempo que genera mayor desempleo, mas mano de obra desocupada que no es absorbida nuevamente por el mercado (y en un contexto de achicamiento del Estado por las reformas neoliberales, tampoco podía ser absorbida por dicha institución).
Esto acarrea un aumento de la productividad que tiene dos patas centrales: El uso de nuevas tecnologías y la expansión de la frontera agropecuaria .
Siguiendo el texto de Astarita, se observa que el incremento de la frontera agraria tiene varias transformaciones estructurales que la explican con diferentes implicancias medioambientales y socioeconómicas. Entre ellas los desmontes y el cambio en el uso de la tierra, fundamentalmente en detrimento de cultivos tradicionales y de la ganadería (que pasan a peores tierras) y se explica por las diferentes rentas diferenciales que tienen las diferentes actividades, donde el uso del suelo simplemente esta determinado por la actividad con la renta mas alta .
Esta cuestión acarrea además un cambio en la estructura de propiedad de la llamada “pampa húmeda”. Las crecientes inversiones de capital por hectárea, en cuanto necesarias para seguir compitiendo y apropiándose de una rentabilidad mayor van de la mano de una mayor concentración tanto de los capitales como de las propiedades. La renta diferencial de tipo 2 explica que se pueda generar rentas en tierras marginales.
Cabe aclarar también una modificación sustancial en la estructura de propiedad agraria lo que explica que pueda haber un aumento de la producción al tiempo que se reducen el número de establecimientos.
¿Cómo se explica esto?: la respuesta a estas pregunta radica en el proceso de concentración de capitales producto de la ley del valor. El numero de explotaciones se reducen pero su tamaño aumenta, se reducen las explotaciones de menos de 500 hectáreas y aumentan las de mas de 1000 hectáreas constituyéndose progresivamente el modelo agroindustrial basado en grandes explotaciones con una creciente intensificación de capital y una creciente gravedad de las competencias. Esto permite realizar producciones a mayor escala aventajándose comparativamente respecto de los pequeños y medianos productores (nótese la creciente importancia de la renta diferencial de tipo 2), borrándose de forma creciente los limites entre los capitales industriales, agrarios, comerciales y financieros.
A su vez la población rural se redujo en la zona pampeana pasando de representar un 16 % de la población total en 1970 a un 6% en 2001 .A su vez se suelen confundir los actores productivos en particular al campesino (en cuanto asalariado rural) del pequeño productor (que en última instancia ya sea en cuanto propietario productor o en cuanto arrendador es un rentista), esta es una diferencia cualitativa clave a la hora de entender los diferentes alineamientos político-ideológicos. Es decir, mientras al campesino, en el mejor de los casos, lo espera un proceso de proletarización o directamente de pauperización y miseria al pequeño propietario productor le queda la posibilidad de obtener la renta a través del arrendamiento.
Luego describiré el proceso de arrendamiento, que resulta pertinente en relación a la apropiación de las diferentes rentas y por otro lado la ganancia capitalista apropiada por el inversor que pone a circular capital con el único objetivo de maximizar el mismo al final del ciclo productivo, reduciendo sus costos particulares, pero acrecentando otros que no pondera la Economía Política ni mucho menos el propio calculo del capitalista privado . El proceso de arrendamiento resulta nodal en este proceso productivo que surge en esta fase de desarrollo y tiene fuertes implicancias tanto en la maximización de la destrucción, desaprovechamiento y uso parcial de los recursos naturales, producto de la lógica cortoplacista y extractiva ahora mucho mas exacerbada, yendo totalmente a contramano de cualquier intento de desarrollo sustentable, ya que el que arrienda, no es dueño de dichas tierras y simplemente le interesa obtener mas beneficios en el menor plazo posible a costa de cualquier manejo eficiente y sustentable de los recursos a largo plazo tanto para las presentes generaciones como para las futuras y en detrimento de la calidad de vida de la mayoría de la población .