sábado, 16 de octubre de 2010

sojizacion parte 2

PRIMERA PARTE
“Transformaciones agrarias en Argentina, proceso de sojización y su falta de sustentabilidad.
Una crítica ecológica a la economía política”


1) Conceptos claves para el entendimiento de las problemáticas ambientales y del desarrollo sustentable


Para desarrollar esta parte del trabajo es menester definir una serie de conceptos que resultan cruciales en el análisis de las diferentes problemáticas ambientales que surgen por el proceso de sojización y su lógica capitalista, cortoplacista y extractiva que determinan que dicho proceso productivo sea poco sustentable y genere un conjunto de externalidades negativas con graves consecuencias tanto para el medio ambiente como para la vida humana.
Ante todo debemos tener en cuenta que la naturaleza está mediada
socialmente y las relaciones sociales operan en un medio natural con el que interactúa, algo que como podremos ir viendo, la economía política desconoce.
En este sentido, un concepto clave es el de desarrollo sustentable, por contraponerse al desarrollo capitalista vigente.
Siguiendo a Héctor Sejenovich, podemos definir al desarrollo sustentable como “La modalidad de desarrollo que es capaz de utilizar recursos naturales para satisfacer necesidades humanas de esta generación y de las futuras. El objetivo es elevar la calidad de vida maximizando a largo plazo el potencial productivo del ecosistema a través de tecnologías apropiadas y la activa participación de la población en torno a la toma de decisiones” .
De esta definición se desprenden un conjunto de ejes o dimensiones a tener en cuenta. Un eje biológico relativo a aquellos aspectos que tienen que ver con preservar y potenciar la diversidad y complejidad de los ecosistemas. Un eje económico relativo a los procesos de producción, distribución, cambio y consumo, que tienen que ver con las actividades productivas humanas y que tienen seis momentos ( producción-destrucción, aprovechamiento-desaprovechamiento, uso integral-parcial) que no se dan asilados sino como parte de una totalidad compleja, donde la sustentabilidad pasa por maximizar la producción, el aprovechamiento y el uso integral minimizando la destrucción, el desaprovechamiento y el uso parcial de los elementos devenidos recursos naturales, lo que implica a su vez reformular los sistemas de necesidades y satisfacciones propios del sistema capitalista. Otro eje es el social, que implica una distribución equitativa de los bienes y servicios producidos tanto en la generación presente como las venideras. Por último el eje político refiere a la necesaria participación de toda la población en cuanto ciudadanía, lo que implica una reformulación de la democracia, “democratizando la democracia” tornándola participativa, plagada de contenido, una democracia que también democratice la economía y la toma de decisiones sobre los medioambientes. Los criterios del desarrollo sustentable según Sejenovich, son los siguientes: las necesidades de la población, los requerimientos de reproducción de los objetos y medios de producción para la continuidad del proceso, el uso de las potencialidades sin degradación y desaprovechamiento, la insatisfacción y reorientación de las necesidades, degradaciones y desaprovechamientos de la interacción ecosistema y tecnosistema.

Otro concepto clave que se desprende de la definición de desarrollo sustentable es el de “calidad de vida”. A éste Sejenovich lo define como “El vínculo dinámico entre individuo y ambiente donde la satisfacción de necesidades conlleva a una participación activa y creativa de los individuos donde el conflicto dinamiza e impulsa el desarrollo individual y social” . Cabe aclarar que este concepto depende de la cultura en la cual se inserta y es sociohistórico y por ende dinámico, cambiante.
Este vínculo que implica la satisfacción de necesidades, se da a través de la transformación de los elementos naturales en recursos naturales. Respecto a estos, Sejenovich los define como “Los elementos naturales de un ecosistema que permiten satisfacer necesidades humana. No son libres, existen en ciertos ecosistemas utilizados bajo determinadas culturas con una determinada historia de los mismos y bajo ciertos conocimientos y tecnologías que permiten su utilización.
La confluencia de las determinaciones ecológicas, económicas, sociales y tecnológicas llevan a un elemento natural que posee ciertas cualidades para satisfacer ciertas necesidades a convertirse en recurso natural.” Siguiendo esta definición, cabe agregar la necesidad de contextualizar dicha confluencia.
Brailowsky sostiene que estos procesos se dan a través de diferentes fases de desarrollo, en cuanto a diferentes formas de organización social con diferentes modelos que implican diferentes relaciones entre sociedad y naturaleza lo que lleva a la reorganización de la problemática ambiental como resultante de una particular estructura de relaciones entre sociedad y naturaleza.
Un concepto que se desprende necesariamente del de recursos naturales es el de escasez. El concepto de escasez, al igual que el de recursos naturales y el de residuos, es un espacio donde se articula la relación sociedad-naturaleza. No existe una escasez absoluta, ya que el término está referido a una determinada existencia de un recurso en función de los requerimientos actuales y futuros por parte de una sociedad. Por lo mismo depende de todos los factores que intervienen en esta sociedad para condicionar tal situación, pero siempre en relación con la cuantía existente en la naturaleza. Se mencionan dos enfoques. Uno es el que relaciona con requerimientos cuantitativos futuros estimados en base a extrapolaciones de la experiencia histórica, y otro examina el concepto como un problema que surge por un desajuste entre la oferta y la demanda. La cuantía del producto depende del grado de requerimiento del mismo, en cuanto necesidad sociohistóricamente determinada.


Retomando el concepto de desarrollo sustentable, el cual tiene como objetivo central maximizar la calidad de vida de toda la población (en contraposición al desarrollo capitalista que busca maximizar la ganancia de los propietarios de los medios de producción en detrimento de cualquier otra dimensión) se da en un determinado espacio, un determinado “ambiente” entendiendo por el mismo “ al resultado de interacciones entre hombre y naturaleza es decir entre sistemas ecológicos y económicos que provocan efectos sobre los seres vivos y las actividades humanas” . Podemos agregar siguiendo a Sejenovich que “La problemática ambiental surge cuando existe una desarticulación sociedad-naturaleza, que impide elevar la calidad de vida de la población. Una primera desarticulación se da cuando los sectores productivos utilizan una exigua porción de la naturaleza y el hábitat bajo criterios de altos rendimientos en el corto plazo, generando degradación (destrucción) y desaprovechamiento. Una segunda desarticulación se manifiesta cuando una parte importante de la población no logra satisfacer sus necesidades esenciales” .
Este agregado cobra particular importancia respecto a los temas centrales del presente texto: el proceso de sojización con sus graves implicancias medioambientales y la correspondiente pérdida de soberanía alimentaria, donde se combinan de forma nefasta ambas desarticulaciones mencionadas, planteando verdaderamente un escenario de catástrofes ecológicas, sociales y económicas.

Interrelación “hombre-naturaleza”. Procesos de Transformación

Como sostuve anteriormente esta interrelación entre hombre y naturaleza, mediada por nexos tecnológicos se basa en procesos de transformaciones
(producción, distribución, cambio y consumo) que se deben entender no de forma aislada, sino como una totalidad compleja dentro de la unidad dialéctica “hombre-naturaleza”, siendo un conjunto orgánico de seis momentos constitutivos: producción-destrucción; aprovechamiento y desaprovechamiento; uso integral y uso parcial.
Respecto al proceso dual de producción-destrucción cabe destacar que la economía política, no da cuenta del costado destructivo que toda producción implica. Sejenovich menciona el gran problema que implica que el PBI sume todas las actividades productivas del hombre sin descontar la destrucción que generan, invisibilizando así la unidad de dichos procesos y generando una serie de complejos cálculos basados en supuestos erróneos y que sobreestiman las bondades del crecimiento y el desarrollo de la sociedad. De esta manera pueden darse procesos de crecimiento basados en un fuerte incremento de la destrucción de la oferta ecosistémica y sus potencialidades. Por ende los evaluadores de desarrollo en cuanto “cuantificaciones de las variables significativas que se registran para controlar los cambios” son cualitativamente significativos en función de la forma de desarrollo. Esta cuestión queda evidenciada precisamente en el caso de la producción agraria, donde reina la lógica cortoplacista, extractiva que no considera los costos ambientales producto de la degradación, el desaprovechamiento y el uso parcial de los recursos.
Respecto al proceso de aprovechamiento-desaprovechamiento, Sejenovich menciona la selección de ciertos elementos que devienen en recursos y a la vez, el desecho de otros que no son considerados valiosos, por ende no devienen en recursos. De esta manera no se estiman las potencialidades ecosistémicas por no percibir la complejidad de los elementos naturales.
Por último, en lo que respecta al proceso de uso integral/parcial, el mismo Sejenovich menciona que una vez extraído el recurso natural se lo puede utilizar integralmente o sólo en cierta proporción según el grado de conocimiento, el nexo tecnológico, el sistema cultural en el que este uso esté inserto y la lógica dominante. Es evidente que bajo la lógica de acumulación capitalista el uso es siempre parcial y restringido basado en una fuerte dilapidación.
Luego de este desarrollo, se torna evidente la necesidad de buscar procesos de transformación que maximicen el uso integral y producción, y minimicen su degradación, desaprovechamiento y dilapidación para mejorar la calidad de vida de la población de forma sustentable, algo que la propia lógica capitalista torna inviable, generando cada vez mayores externalidades negativas que influyen sobre el medio ambiente y sobre la propia calidad de vida de la mayoría de las poblaciones.

• “El funcionamiento del modelo”
¿Para qué se produce? ¿Para quiénes se producen? ¿Dónde se produce? ¿Cómo y con qué se produce?

Los procesos de transformación mencionados anteriormente son llevados a cabo por sujetos sociales insertos en determinada estructura social, económica (productiva), bajo determinada cultura y nexos tecnológicos y enmarcados en determinado contexto histórico. Cuando se generan desajustes en la relación sociedad naturaleza surgen problemas ambientales, los cuales tienen su marco explicativo precisamente en las vinculaciones entre reproducción económica, relaciones sociopolíticas y las interrelaciones de los ecosistemas y tecnosistemas (entendiendo a estos como “sistemas mediados por reglas sociales como son las ciudades pero que interactúan intensamente con los ecosistemas” ), donde dicha relación no se está desarrollando de forma sustentable. En el modo de producción capitalista el eje conductor es la “racionalidad” económica dominante basada en la obtención de la mayor ganancia en el menor plazo y con el menor riesgo y costo posible, lo que lleva a severos desajustes en dichas interrelaciones intersistémicas con contundentes problemas ambientales, volviéndolas seriamente insustentables.
A partir de estas cuestiones comienzan a desplegarse un conjunto de preguntas que son centrales para entender el modelo productivo vigente y poder a su vez comenzar a esbozar un modelo productivo alternativo y sustentable.
Las preguntas planteadas por Sejenovich en “Economía y Ambiente. Crítica a la economía política No Sustentable” mencionadas en el título tienen especial importancia dentro del análisis de la producción agraria dentro de la fase de desarrollo actual del modelo productivo vigente, que si bien conserva el carácter de economía dependiente, exportadora de materias primas y aparenta una vuelta al viejo granero del mundo, dista mucho de esa fase de desarrollo conllevando diferentes problemáticas ambientales y consecuencias socioeconómicas que más adelante describiré.
Volviendo a las preguntas sustanciales que permiten describir el funcionamiento del modelo, Sejenovich menciona que la propia formación socioeconómica nos permite ver la respuesta a una pregunta previa “¿quiénes producen?” a la vez que vamos articulando las diferentes preguntas para poder analizar tendencias e interrelaciones que suelen quedar invisibilizadas o desapercibidas.
Es necesario realizar un breve desarrollo sobre las preguntas-ejes planteadas por Sejenovich.
• ¿Para qué se produce? Si bien el desarrollo sustentable implica producir para toda la población, tanto la generación presente como la futura, con el objetivo de elevar la calidad de vida de todos, maximizando el potencial ecosistémico, utilizando los recursos integralmente y minimizando la degradación y desaprovechamiento con la activa participación de la población, en el modo de producción capitalista se produce para maximizar las tasas y magnitudes de ganancia, sin considerar potenciales de la oferta ecosistémica ni los costos y consecuencias medioambientales, económicos y sociales, dando cuenta de la creciente separación en tanto privada pero a la vez social en cuanto requiere la validación de la sociedad y la incumbe en su conjunto.
• ¿Para quiénes se produce? En el desarrollo sustentable se busca producir para el conjunto de la población. En el modo de producción capitalista, sólo se produce para quienes pueden pagar las mercancías en el mercado, donde el paso de la producción al consumo. Está mediado por los procesos de distribución y cambio, con serias consecuencias. Es necesario destacar que esto genera una desigual distribución del ingreso, de modo creciente, lo que lleva a encontrarnos la aparente paradoja de que existan hambrientos y a la vez, al ladito, comida echándose a perder por no poder concretarse como mercancía a través de la venta. Es decir, a muchos con poco y pocos con mucho, lo que implica que una porción minoritaria de la población debe absorber la oferta creciente de productos, para lo cual es necesario acortar la vida útil de los mismos, generando precisamente mayores desajustes que tiene como correlato agudizar las problemáticas ambientales, con un incremento de los desechos, un incremento en la extracción de recursos naturales con serias consecuencias sociales y ambientales. Esto se ve agravado por los procesos de financiamiento que se desarrollan buscando allanar el camino al consumismo de los sectores de mayores ingresos, los cuales a través del consumo suntuoso agravan la situación. La distribución del crédito también es tremendamente desigual lo que lleva a concentrar aún más en menos manos, obligando a la población que no logra consumir los productos requeridos para satisfacer necesidades a establecer estrategias de supervivencia, para reproducir ya no la fuerza de trabajo sino la propia vida.
• ¿Dónde se produce? Mientras que el desarrollo sustentable evalúa las potencialidades de la oferta ecosistémica, en el modo de producción capitalista se produce simplemente donde se pueden reducir costos de producción, lo que lleva a un incremento constante de la concentración y aglomeración, sin ponderar otras cuestiones.
• ¿Cómo se produce? Actualmente minimizando costos y eligiendo tecnología simplemente en función de maximizar la tasa de ganancia con gravísimos costos sociales, ecológicos y económicos. La lógica capitalista imperante es cortoplacista, extractiva, fuertemente destructiva, basada en el despilfarro, el derroche de los recursos naturales y en un uso parcial e ineficiente de los mismos y de sus desechos.
• ¿Con qué elementos se produce? A diferencia del desarrollo sustentable, que considera la complejidad de los diferentes ecosistemas, la forma de producción vigente simplemente busca ganar mas en el menor plazo, lo que atenta severamente contra el manejo eficaz de los recursos naturales a largo plazo, utilizando una porción mínima de los elementos necesarios por esta lógica, al tiempo que se destruyen otros elementos no considerados valiosos por ende no devenidos en recursos naturales. Esta lógica cortoplacista y extractiva promueve una rápida rotación de capitales, utilizando esos pocos recursos según las ventajas comparativas a nivel mundial o nacional ( algo que se torna tremendamente claro en el caso del proceso de sojización en nuestro país). Esto no sólo atenta contra la calidad de vida de la población sino que jaquea la sustentabilidad de las generaciones futuras.

De esta manera, podemos observar que el “para qué”, marca la lógica dominante, la racionalidad del sistema global, el “para quién” marca privilegios y restricciones, el “dónde” señala el alto grado de concentración de la producción, el “cómo” y “con qué” marcan la necesidad de cambios fundamentales en nuestra tecnología y de las formas de utilización de los diversos ecosistemas.
De esta manera, el sistema “global” esta enmarcado en el “para que” mientras que las diferentes preguntas permiten desplegar diferentes subsistemas que articulados intentan restaurar la complejidad sistémica que las disciplinas ortodoxas tienden a mutilar.
Por ultimo es fundamental remarcar los criterios del desarrollo sustentable (en contraposición al “para que” del capitalismo y las respuestas de ese a las diferentes preguntas/subsistemas) para poder apreciar la distancia que media entre el desarrollo agropecuario actual y el desarrollo sustentable. Dichos criterios en cuestión son: 1) satisfacer necesidades de toda la población, tanto como reproducción de su fuerza de trabajo como reproducción de las condiciones de vida de toda la población tanto materiales como culturales y simbólicas. 2) requerimientos de reproducción de los objetos y medios de producción para la continuidad del proceso. 3) Requerimiento del uso de las potencialidades del territorio sin degradación ni desaprovechamiento. 4) insatisfacción y reorientación de necesidades, procesos de degradación y desaprovechamiento de los ecosistemas y tecnosistemas que interactúan estrechamente .
Hay que tener en cuenta que todas las repercusiones operan en la estructura social afectando diferencialmente a los sectores sociales, según su ubicación en dicha estructura y el tipo y grado de inserción en la misma, lo que conlleva a una paulatina toma de consciencia sobre las diferentes problemáticas sociales y ambientales que se van desplegando, lo cual tratare posteriormente.
Ahora bien, a la hora de hablar de formas de desarrollo es preciso definir el concepto de desarrollo, desnudando la irracionalidad de la presunta racionalidad económica dominante, la cual genera un conjunto de sinrazones ecológicas por subsumir a la naturaleza a su propia lógica, “ humanizándola”, volviéndola mercancía susceptible de ser explotada, con las implicancias del caso.








• El mito del “Desarrollo”: ¿Hacia dónde?; ¿Para qué?; ¿Para quienes?; ¿A costa de qué?

Si bien el sistema capitalista fue parido a la fuerza, la fuerza es solo la partera del mismo, una característica más del mismo, pero no su “naturaleza”. Esto no implica desconocer el uso de la misma como bien lo desarrolla Harvey . Para su crecimiento y desarrollo requirió y requiere, del ejercicio de la fuerza, pero también, fundamentalmente, de un conjunto de conceptos y discursos que lo sustentan y legitiman, los cuales necesariamente para cumplir su función deben pasar desapercibidos, deben resguardarse de cualquier crítica o examen minucioso. Ese conjunto de elementos que Jauretche denominó “zonzeras” son centrales para garantizar la legitimidad del orden dominante y su modo de producción capitalista. Pero esta racionalidad dominante (fundamentalmente la económica) se basa en un conjunto de irracionalidades, de mitos, que son precisos desnudar. Esto se torna evidente en el contexto actual de crisis no solo capitalista sino de época, donde precisamente comienzan a discutirse aquellos pilares fundamentales sobre los cuales se erige el orden dominante y que pasaron desapercibidos durante muchísimo tiempo. Conceptos como crecimiento, progreso y desarrollo comienzan a ser pasados por la lupa examinadora, volviendo arenoso el terreno sólido en el que se asentaba toda la estructura social con su ordenamiento dominante legitimado.
En este sentido, un concepto clave que forma parte de esta cosmovisión y que, por ende, ha determinado la forma de producción y la forma de percibir la producción por parte de los diferentes sujetos sociales, es el concepto de desarrollo.
Castoriadis sostiene que el desarrollo es un proceso que implica ir indeterminadamente hacia delante, un cierto estado que hay que alcanzar. Esto implica cierta cosmovisión del mundo y ciertas condiciones de posibilidad para llevarlo adelante.
Es un proceso que se dirige a más y más, un crecimiento indefinido, donde la producción puede maximizarse u optimizarse ya que no se imputan las externalidades negativas generadas, ni los costos que este proceso acarrea .
Castoriadis también sostiene que “el medio ambiente pasa a ser considerado un don gratuito de la naturaleza así como las condiciones sociales aparecen como dones gratuitos de la historia.”
Este tipo de creencias, menciona el mismo autor, permiten evidenciar las flaquezas del cálculo económico y la propia idea de “racionalidad” económica. Esto queda en evidencia cuando se observa que la economía tiene como variable fundamental el tiempo, ya que toda inversión de basa en cálculos temporales y sin embargo, por mas que insistan en jugar a ser futurólogos, el futuro es incierto. Pero hay algo aun mas grave, el propio presente desde el cual lanzan predicciones es desconocido para los calculadores inversionistas, por ende es claro que el propio calculo es una irracionalidad. Si a esto se suma la idea de subsumir las propias temporalidades y leyes de la naturaleza a la ley madre de la economía (la “ley del valor”) ni siquiera considerando las externalidades negativas y los costos ecológicos, sociales y económicos, el panorama se torna devastador.
Siguiendo a Altvater, “Se parte del supuesto erróneo de la capacidad infinita de la naturaleza. Este supuesto es base para pensar la reproducción ampliada del capital que requiere la reproducción ampliada de medio ambientes” . Esto permite entender que las crisis capitalistas son económicas y a la vez ecológicas y este ultimo aspecto es invisibilizado por la economía política ortodoxa por la propia cosmovisión que tienen sobre la naturaleza y su infinita capacidad de reproductibilidad, por lo cual, solo bastaría con seguir con las practicas extractivas, destructivas y aniquiladoras de ecosistemas y poblaciones enteras, constatando otra contradicción típica del capitalismo, la de destruir las propias condiciones que lo posibilitan. “Así, la valorización del capital requiere la desintegración de la naturaleza a través de la selección y distinción entre elementos valorables y no valorables” . Nuevamente, de un lado progreso, del otro regresión.
Nos encontramos no solo con la paradoja de la sobreproducción de mercancías y de pobreza, sino además con la situación de que esto se da a través de un proceso de “subproduccion”. Si incorporamos los diferentes costos que la economía política no toma en cuenta, llegamos a la conclusión de que en función de las potencialidades de las ofertas ecosistémicas estamos subproduciendo, estamos subtransformando, ya que despilfarramos, degradamos y utilizamos los recursos solo de forma parcial, ya que así lo determina la ley del valor y su institución central: el mercado.
Este desarrollo obliga a ir mas y mas, siempre hacia una estación indeterminada, inalcanzable, siempre en el sendero de ese progreso infinito e indefinido, que esconde la necesidad del capitalismo por subsistir, ampliándose constantemente, “lo que lleva a una creciente extensión cuanti y cuali de las necesidades y del consumo: sociedades de consumo: lleva a la explotación de la naturaleza entera en cuanto lleva a buscar nuevas cualidades útiles y universalizar las necesidades. Tendencia al mercado mundial con necesidades universalizadas” , barriendo limites y obstáculos temporales y espaciales para la reproducción ampliada del capital, la famosa globalización.
Asi llegamos al punto de desconocer la unidad dialéctica entre hombre y naturaleza planteando la suposición errónea entre sujetos de derecho y objetos de conocimiento, lo que lleva según Bensaid a encontrar mayores productividades económicas a la vez que se dan rendimientos decrecientes de las condiciones naturales, en base al supuesto de la unificación de lógicas, por lo cual el capitalismo niega y viola constantemente las propias leyes de la naturaleza. De un lado racionalidad económica, del otro sinrazones ecológicas.
Hay una cuestión más en la que hay que hacer hincapié respecto a la Economía Política. No existe solo la producción que elabora bienes y servicios para el mercado, sino que articulada con esta podemos encontrar una segunda producción en cuanto reproducción de la fuerza de trabajo. Pero además hay dos producciones que dicha disciplina científica no toma en cuenta. La tercera producción, la que "produce" los recursos naturales y una cuarta, la que desarrolla la población que quedó al margen de todo en la reproducción de su vida.
En cada producción encontramos las fases de producción-distribución-cambio-consumo articuladas entre si y dentro de estas los momentos de producción-destrucción/ aprovechamiento-desaprovechamiento/ uso integral y uso parcial. Además podemos observar que la tercera producción nos remite directamente a los problemas planteados por el proceso de sojización, mientras que la cuarta remite a los problemas que surgen por la perdida de soberanía alimentaria producto del proceso mencionado anteriormente. Estas últimas contempladas nos permiten un panorama mucho más acabado de la compleja realidad social y ambiental que la Economía Política se empeña en segmentar y simplificar reduciendo todo a la lógica del mercado y lo que queda por fuera simplemente no existe, es lo impensado. Por consiguiente el concepto de Desarrollo debe ser reformulado incluyendo estas producciones en cuanto dimensiones de la vida que están siendo dejadas de lado por dicha disciplina, entendiendo que no hay un único camino ni un único desarrollo posible.
Por estas cuestiones planteadas, es necesario superar la ideología racionalista, el mito del desarrollo ya que la crisis actual avanza hacia situaciones de catástrofes sociales y naturales por ende hay que reaccionar a dichas cuestiones. “Destruir los mitos es la cuestión mas formidable en el camino de una reconstrucción de una sociedad humana” , orientándonos a la búsqueda de un desarrollo que sea sustentable y la reproducción ampliada ya no del capital sino de la vida humana elevando la calidad de vida de la población en su conjunto.



• Critica a la Economía Política desde la Economía Política
¿Y qué hay de la lógica dominante?


Las secciones anteriores permiten adentrarnos en ciertos conceptos que la Economía Política por su propia lógica y cosmovisión no da cuenta, por lo cual precisamente nos permite establecer una serie de críticas a la disciplina en cuestión.
Pero la propia disciplina no da siquiera cuenta de la lógica que la domina ni de las determinaciones histórico sociales en las que se funda. Por esto mismo, no solo no conoce el futuro, sino tampoco el presente .
La disciplina que supuestamente trata de explicar al modo de producción dominante y sus lógicas de producción y reproducción desconoce sus principios fundantes y los mecanismos que posibilitan su (dis) funcionamiento.
Por este motivo se requiere bosquejar un breve panorama relativo a esta lógica en cuestión, a fin de comenzar a adentrarnos desde una mirada crítica sobre el desarrollo capitalista agrario.
Asimismo esto permitirá contextualizar la problemática entendiendo que la misma surge a partir de una serie de cambios económicos a nivel mundial que es menester explicar para la compresión del proceso en el que nuestro país se inserta de forma dependiente, ya que estos procesos no surgen de la nada, sino que se insertan en marcos mas generales que se desarrollan a nivel macro.
Por ende es preciso desarrollar el concepto de globalización, para poder entender los cambios en el escenario económico mundial, entendiendo por el mismo el proceso de mundialización de las relaciones de producción capitalistas, es decir, el copamiento del globo entero por parte de la lógica capitalista como lógica de producción hegemónica, la cual barre obstáculos y limites a su paso, reproduciendo a escala ampliada los ambientes necesarios para la propia reproducción ampliada del capital y la necesidad de evitar una crisis de sobreproducción terminal abriendo nuevos mercados , donde se da la paradoja de no tener crisis por escasez sino por sobreproducción, “ crisis de abundancia” a escala global, con la serie de consecuencias desastrosas que va dejando a su paso.
Como bien sostiene Harvey, se producen una serie de ajustes espacio-temporales parte de la suposición de un excedente tanto de capital como de trabajo. El excedente de capital no produce mas capital ni se realiza el mismo como capital ( o sea las mercancías no se venden y por ende no hay ganancias, esos capitales no arrojan ganancias al capitalista) y un excedente de trabajo en el sentido llano de desempleo o de exceso de fuerza de trabajo en una determinada rama productiva, por ende esas mercancías van a tener “ costos” mayores a los socialmente aceptados, lo que lleva a que la sociedad no reconozca todo su valor, sino solo una parte ( mercancías que se venden por debajo de su “valor”, lo que lleva a perdidas y mas despidos).
Estos excedentes pueden ser absorbidos por desplazamientos TEMPORALES de esos capitales a otros proyectos de largo plazo o gastos sociales ambos permiten ir colocando a futuro ese actual excedente, se lo va colocando en otros plazos. También por desplazamientos ESPACIALES a través de aperturas de nuevos mercados donde volcar esos excedentes o la combinación de ambos desplazamientos.
Siguiendo ese texto surge una pregunta: ¿Cómo se reasignan los excedentes de capitales que son fijos, como por ejemplo maquinarias? La respuesta que brinda Harvey es: A través del sistema financiero que permite ir haciendo progresivamente “la mudanza” a través de los diferentes ciclos económicos . Esto no resuelve una crisis, sino que la posterga y es importante tenerlo en cuenta para el desarrollo de la sojizacion en el marco de una serie de transformaciones que fueron operando en las últimas décadas en la estructura productiva agropecuaria. Obsérvese la importancia de la variable tiempo, previamente cuestionada en la sección referida al concepto de desarrollo, pero hay que entender que en referencia a estos desplazamientos, los principales siguen siendo en el espacio, es decir, la lógica de maximización del lucro capitalista implica seguir ampliando los espacios territoriales a favor de las relaciones de producción capitalista, lo que implica que una lógica única y dominante avance sobre diferentes lógicas, diferentes ecosistemas y sobre millones de personas y sus sistemas materiales y culturales. Este desplazamiento se da cuantitativamente pero también desde un aspecto cualitativo, profundizando dichas relaciones de producción sobre determinados territorios en ciertas áreas que antes le estaban vedadas como tradicionalmente ocurría con la salud, la jubilación o los sistemas de seguridad o previsión social.

Cabe aclarar que esta globalización capitalista va acompañada de las reformas estructurales impuestas por la lógica neoliberal a escala global lo que llevo a barrer con ciertas condiciones materiales que permitían el desenvolvimiento de la vida social durante décadas, generando nuevas condiciones muchísimo mas favorables para la reproducción del capitalismo a escala ampliada en detrimento de las grandes mayorías de las diferentes sociedades y de la diversidad de los diferentes ecosistemas.
Otro proceso que va surgiendo a partir del anterior es el de las transformaciones estructurales del sistema productivo agropecuario, inserto en dichas relaciones de producción capitalistas y que tuvo fuertes cambios en las ultimas décadas, tendiendo en nuestro país a ir hacia lo que muchos denominan “una agricultura sin agricultores” al tiempo que barre con formas de producción autogestionadas y otros “obstáculos” para el avance “civilizatorio” de las relaciones de producción capitalistas.
Sabemos que la producción de alimentos adopta cada vez mas la forma de mercancía, encarnando todas las contradicciones mencionadas por Marx y llevando a un fuerte desarrollo de la producción estandarizada, siguiendo la lógica propia de la maximización del lucro privado, lo que implica bajar diversos costos, entre ellos el relativo a la fuerza de trabajo, al tiempo que por la propia estructura de la propiedad en el modo de producción capitalista, se omiten otra serie de costos relacionados a los criterios propios del desarrollo sustentable mencionados previamente.
Esto dio lugar en el campo de la producción de alimentos al desarrollo de la llamada “revolución verde”, un fuerte desarrollo de las fuerzas productivas en sintonía con la progresiva mundialización del capital, de forma tal que entre 1961 y 2005 la producción de cereales en el mundo creció a tasas anuales del 2,2% y en los países denominados subdesarrollados a tasas del 2,8%. En el caso de las oleaginosas y las carnes las tasas de crecimiento fueron levemente mayores observando una tendencia a la baja de los precios (en el largo plazo) que claramente iba en contra de la tesis de maltusiana, aunque estemos en un escenario en el que algunos la pretenden reflotar.
El desarrollo de las fuerzas productivas del agro esta íntimamente ligado al desarrollo de nuevas tecnologías en la búsqueda de maximización del plusvalor lo cual permitió poner en producción “tierras marginales”, reorientando a su vez el uso de ciertas tierras a nuevos procesos productivos en detrimento de otras actividades tradicionales. Siguiendo a Astarita “a nivel mundial las tierras cultivadas se incrementaron en mas de un 25% entre 1960 y 2005 y el uso de las tierras con riego en los países subdesarrollados se duplico en el mismo periodo llegando en el 2000 a 197 millones de hectáreas” ,este proceso cobro mucha fuerza en ciertos países que ostentan el titulo de productores de commodities como Brasil, China, Argentina o el caso de Estados Unidos devenido en gran productor de soja a nivel mundial.
Este proceso de globalización del capital evidentemente tiene fuertes efectos sobre otros tipos de economías, en el caso del agro, sobre las economías campesinas las cuales se van diezmando ante la imposibilidad de competir lo cual las lleva a transformarse en obstáculos para el despliegue mundializado del capital.
Dicho proceso a su vez cuenta con el apoyo ( por acción u omisión) de los diferentes gobiernos de dichos países subdesarrollados, los cuales se subordinan a la “ ley del valor” planteada por Marx, es decir, operan como condiciones de posibilidad para dicho despliegue del capital mundializado, lo cual tiene implicancias socioeconómicas muy graves para dichas poblaciones campesinas, pudiendo observar de forma nítida la disociación que opera en el seno de la producción capitalista entre quienes producen y quienes consumen, donde el problema de este sistema no es precisamente la proliferación de pobres como sostienen ciertos sectores dominantes sino justamente la forma social de producción de esa riqueza y su apropiación privada.
En resumen “la expansión de las fuerzas productivas bajo la forma capitalista es fuertemente contradictoria; por un lado aumenta la generación de riqueza material y se despliegan las posibilidades que ofrecen la tecnología y la ciencia y por otra parte aumentan las desigualdades sociales, siendo cientos de millones de personas los que caen en la mas absoluta pobreza produciéndose a su vez un colosal despilfarro y destrucción de recursos económicos, humanos y naturales” .
Siguiendo a Harvey podemos agregar que a partir de los años 70 vemos la creciente globalización de las relaciones de producción y dominación capitalistas, vemos el surgimiento de capitales transnacionales que operan como verdaderos ejércitos venciendo soberanías y gobiernos nacionales y vemos además el incremento del papel del capital financiero como “motor” que acelera las valorizaciones de capitales. Por ese mismo contexto podemos observar también la paulatina toma de consciencia sobre las diferentes problemáticas ambientales, proceso que se agiliza cuando esas problemáticas comienzan a afectar la calidad de vida de los sectores de más altos ingresos
Un dato que agrega dicho autor y que se vuelve clave para entender las transformaciones estructurales del “campo” argentino, es el concepto de acumulación capitalista por desposesión, diferenciando dicha acumulación de la llamada originaria, ya que según Harvey, se siguen desposeyendo a los humanos de sus medios para producir sus condiciones de vida tanto en términos económicos y sociales ( como la expulsión de campesinos o la desocupación urbana crónica) sino también ecológicos ( la privatización de la oferta de los diversos ecosistemas del país), lo que en el caso de la soja deviene en un aspecto central de ese proceso.
Estos procesos “incluyen la mercantilización y privatización de la tierra y la expulsión forzosa de las poblaciones campesinas; la conversión de diversas formas de derechos de propiedad –común,colectiva,estatal,etc. – en derechos de propiedad exclusivos; la supresión del derecho a los bienes comunes; la transformación de la fuerza de tra- bajo en mercancía y la supresión de formas de producción y consumo alternativas; los procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de apropiación de activos, incluyendo los recursos naturales; la monetización de los intercambios y la recaudación de impuestos, particularmente de la tierra; el tráfico de esclavos; y la usura, la deuda pública y, finalmente, el sistema de crédito. El estado, con su monopolio de la violencia y sus definiciones de legalidad, juega un rol crucial al respaldar y promover estos procesos” .

El desarrollo agrario en la zona pampeana de nuestro país no es ajeno a esta mundialización capitalista, sino por el contrario, una expresión particularizada de este proceso que resulta como mencione antes paradigmática por varios motivos.
A partir de los años 90, comienzan a desplegarse una serie de transformaciones estructurales que buscaban allanar el camino para el avance capitalista y una maximización de los lucros capitalistas, lo que torno mas atractiva la producción agraria para inversiones de capital, atractivo incrementado a su vez por las facilidades que surgen de las reformas estructurales del Estado entre las que menciono rápidamente la convertibilidad, las reformas tributarias, las facilidades para importar tecnología e insumos permitiendo una serie de innovaciones entre las que se destaca el uso de la semilla de soja transgénica conocida como “ soja RR” ( round up ready) producida por Monsanto, una de las mas grandes corporaciones a nivel mundial.

La cuestión de la renta agraria.

Un dato a tener en cuenta es que el suelo agrario es apropiado individualmente y sus “ventajas comparativas” están desigualmente distribuidas, por ende la apropiación de tierras en ciertas zonas específicas implican una ventaja comparativa sobre otros productores en otras tierras menos ventajosas para la producción agropecuaria. Esto hace necesario distinguir entre la tasa de ganancia del capitalista y la renta del propietario del suelo. Toda la tierra goza de una renta absoluta que opera de “piso” por su condición de valor de uso para la producción agraria y de una renta diferencial de tipo 1 por su desigual distribución morfológica, es decir por productividades relativas. A su vez la renta diferencial 1 es siempre el piso sobre el cual se asienta la renta diferencial 2.
Pero en la situación de desarrollo de las fuerzas productivas y de rama productiva atractiva para la inversión capitalista comienza a cobrar fuerza la renta diferencial de tipo 2 basada en la intensificación creciente de capital invertido en dicho suelo agrario.
Se sigue la misma lógica capitalista respecto a la composición orgánica, cada vez hay mas capital constante sobre el capital fijo, cada vez hay mas capital invertido por obrero, tanto por un incremento de dicho capital constante (nuevos paquetes tecnológicos, nuevas maquinas y nuevos insumos) como por un descenso del capital variable (cada vez se requiere menos fuerza de trabajo). Esto tiene repercusión concretas típicas del capitalismo: la propia competencia lleva a una innovación tecnológica constante que barre obstáculos para el desarrollo ampliado del capital al tiempo que genera mayor desempleo, mas mano de obra desocupada que no es absorbida nuevamente por el mercado (y en un contexto de achicamiento del Estado por las reformas neoliberales, tampoco podía ser absorbida por dicha institución).
Esto acarrea un aumento de la productividad que tiene dos patas centrales: El uso de nuevas tecnologías y la expansión de la frontera agropecuaria .
Siguiendo el texto de Astarita, se observa que el incremento de la frontera agraria tiene varias transformaciones estructurales que la explican con diferentes implicancias medioambientales y socioeconómicas. Entre ellas los desmontes y el cambio en el uso de la tierra, fundamentalmente en detrimento de cultivos tradicionales y de la ganadería (que pasan a peores tierras) y se explica por las diferentes rentas diferenciales que tienen las diferentes actividades, donde el uso del suelo simplemente esta determinado por la actividad con la renta mas alta .
Esta cuestión acarrea además un cambio en la estructura de propiedad de la llamada “pampa húmeda”. Las crecientes inversiones de capital por hectárea, en cuanto necesarias para seguir compitiendo y apropiándose de una rentabilidad mayor van de la mano de una mayor concentración tanto de los capitales como de las propiedades. La renta diferencial de tipo 2 explica que se pueda generar rentas en tierras marginales.
Cabe aclarar también una modificación sustancial en la estructura de propiedad agraria lo que explica que pueda haber un aumento de la producción al tiempo que se reducen el número de establecimientos.
¿Cómo se explica esto?: la respuesta a estas pregunta radica en el proceso de concentración de capitales producto de la ley del valor. El numero de explotaciones se reducen pero su tamaño aumenta, se reducen las explotaciones de menos de 500 hectáreas y aumentan las de mas de 1000 hectáreas constituyéndose progresivamente el modelo agroindustrial basado en grandes explotaciones con una creciente intensificación de capital y una creciente gravedad de las competencias. Esto permite realizar producciones a mayor escala aventajándose comparativamente respecto de los pequeños y medianos productores (nótese la creciente importancia de la renta diferencial de tipo 2), borrándose de forma creciente los limites entre los capitales industriales, agrarios, comerciales y financieros.
A su vez la población rural se redujo en la zona pampeana pasando de representar un 16 % de la población total en 1970 a un 6% en 2001 .A su vez se suelen confundir los actores productivos en particular al campesino (en cuanto asalariado rural) del pequeño productor (que en última instancia ya sea en cuanto propietario productor o en cuanto arrendador es un rentista), esta es una diferencia cualitativa clave a la hora de entender los diferentes alineamientos político-ideológicos. Es decir, mientras al campesino, en el mejor de los casos, lo espera un proceso de proletarización o directamente de pauperización y miseria al pequeño propietario productor le queda la posibilidad de obtener la renta a través del arrendamiento.
Luego describiré el proceso de arrendamiento, que resulta pertinente en relación a la apropiación de las diferentes rentas y por otro lado la ganancia capitalista apropiada por el inversor que pone a circular capital con el único objetivo de maximizar el mismo al final del ciclo productivo, reduciendo sus costos particulares, pero acrecentando otros que no pondera la Economía Política ni mucho menos el propio calculo del capitalista privado . El proceso de arrendamiento resulta nodal en este proceso productivo que surge en esta fase de desarrollo y tiene fuertes implicancias tanto en la maximización de la destrucción, desaprovechamiento y uso parcial de los recursos naturales, producto de la lógica cortoplacista y extractiva ahora mucho mas exacerbada, yendo totalmente a contramano de cualquier intento de desarrollo sustentable, ya que el que arrienda, no es dueño de dichas tierras y simplemente le interesa obtener mas beneficios en el menor plazo posible a costa de cualquier manejo eficiente y sustentable de los recursos a largo plazo tanto para las presentes generaciones como para las futuras y en detrimento de la calidad de vida de la mayoría de la población .

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