miércoles, 27 de mayo de 2009

Adios Mario Benedetti.

aca dejo un tardío homenaje no a su desaparición ( que como todo hombre que trasciende con su obra, desaparece solo fisicamente) sino a sus ideas, su vida, su legado.

¿QUE LES QUEDA A LOS JOVENES?

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.

TORTURADOR Y ESPEJO

Mirate
así

qué cangrejo monstruoso atenazó tu infancia
qué paliza paterna te generó cobarde
qué tristes sumisiones te hicieron despiadado

no escapes a tus ojos
mirate
así

ónde están las walkirias que no pudiste
la primera marmita de tus sañas

te metiste en crueldades de once varas
y ahora el odio te sigue como un buitre

no escapes a tus ojos
mirate
así

aunque nadie te mate
sos cadáver

aunque nadie te pudra
estás podrido

dios te ampare
o mejor
dios te reviente.


les dejo un link con poemas: http://www.poemas-del-alma.com/mario-benedetti.htm

martes, 26 de mayo de 2009

Inseguridad, delincuencia, control social, dominación.

Por lo pronto les dejo un pedacito de un texto de Foucault que sorprende por su vigencia y contundencia explicativa. Prometo en breve comentarlo y ampliar un poco esta cuestión.
el texto se encuentra en " Microfísica del Poder".

"La sociedad sin delincuencia. ¡Con ello se soñó a finales del siglo XVIII. Y después, inmediatamente, pfft! la delincuencia era demasiado útil para que se pudiera soñar algo tan tonto y tan peligroso como una sociedad sin delincuencia. Sin delincuencia, no hay policía. ¿Qué es lo que hace tolerable la presencia de la policía, el control policial a una población si no es el miedo al delincuente? Usted habla de una suerte prodigiosa. Esta institución tan reciente y tan pesada de la policía no se justifica más que por esto. Si aceptamos entre nosotros a estas gentes de uniforme, armadas, mientras nosotros no tenemos el derecho de estarlo, que nos piden nuestros papeles, que rondan delante de nuestra puerta, ¿cómo sería esto posible si no hubiese delincuentes? ¿Y si no saliesen todos los días artículos en los periódicos en los que se nos cuenta que los delincuente, son muchos y peligrosos?"

lunes, 18 de mayo de 2009

CRITICA A LA PROPAGANDA DE RENAULT: "HACETE HOMBRE"

Les dejo un texto crítico que realicé en estos dias sobre esa publicidad/propaganda que me parece sencillamente nefasta.


Una mujer, grita, se trata de un parto, da a luz y de esa manera se realiza como mujer.
La propaganda intenta rastrear, de manera bastante penosa y simplista, cuales son los caminos a traves de los cuales un sujeto masculino se constituye como “hombre”. Remarco que a pesar de las determinaciones biológicas y culturales a través de las cuales se realiza este camino muchas veces padecido como un "calvario", utilizo el término de sujeto para referirme al varón remarcando esto en contraposición al caracter objetual de la mujer. La mujer es un envase, un contenedor,que simplemente se realiza al dar a luz. En otro pasaje de la publicidad es un contenedor que en este caso da “placer” a cambio de dinero, siendo reducida a un objeto de placer. Finalmente la mujer desaparece de escena para dar lugar a la “dificil y compleja” situación de hacerse hombre en este mundo ( en cambio las mujeres parecieran tenerla muchisimo más fácil desde la lógica de la publicidad).
Asi, hay un conjunto de cuestiones , determinantes o por lo menos condicionantes que llevan a realizarse como sujeto masculino y que implican cuestiones biológicas ( que salga o no un pelo) o culturales( la desvirgación a cambio de unos billetes que el padre o quien fuere le facilita, jugar al pool y, porque no, llorar, es decir expresar las emociones, potencial inherente a cualquier sujeto).
La mujer tambien está anclada en determinaciones: en su caso un trio determinante que implica la justificación y legitimación de su “lugar en el mundo” en cuanto objeto: un determinante naturalista : la mujer se realiza a traves de su naturalidad, a traves de su naturaleza. Un determinante esencialista, ya que esencialmente la mujer sería una “cosa natural”. Y finalmente un determinante biologicista a través del cual se justifica que la mujer se realice en cuanto mujer a través de un proceso meramente biológico. Como ven, en ningun momento mencioné la palabra sujeto ( no solo en cuanto al costado represivo de estar sujeto a estructuras y a otros, sino en su versión más hegeliana, constructiva, el sujeto que se autorealiza) como tampoco mencione la palabra cultura.
Es que la mujer se realiza por fuera de la cultura y por ende esta impedida de realizarse como sujeto, se realiza objetualmente a traves de un proceso biológico, natural y esencial que justamente implica ser no cultural, no histórica, no racional, no autodeterminada ( ok algunas mujeres eligen quedar embarazadas,pero, ¿ Ese sería el gran libre albedrio?, ya que se le sigue negando hacerse sujetos humanos).
Esto evidentemente no solo establece legitimamente la relación entre un sujeto y un objeto, sino que además legitima un orden social de dominación, a través de la instalación de una determinada forma de ver el mundo, un sentido común que implica no solo visión, sino división y por ende acción, acción obviamente solo realizada desde el sujeto hacia el objeto ( recordemos que los objetos no suelen devolvernos ninguna reacción a nuestra accion inicial, es decir no hay una verdadra interacción). Y aquí radica una clave de esta dominación. Establecer jerarquías , distinciones, diferenciaciones estigmantizantes que nos enmarcan en las practicas cotidianas y que implican formas de ver, pensar, hacer a los demas y a uno mismo y que implican además posibilidades y límites de acción en uno y otro caso.
Entonces encontramos además que este sujeto se realiza a traves de la apropiación del objeto que a su vez le dio la vida ( algo inadmisible para Hegel, ya que un sujeto solo se realizaría como sujeto mediante el reconocimiento de otro sujeto, lo que implica a su vez tambien reconocer a ese otro como sujeto, lo que me lleva a pensar ¿que tan sujetos hegelianos son los muchachos de este spot?)
Quedan marcadas ( a muy grandes rasgos, prometo profundizar) las visiones y divisiones que enmarcan y ordenan el mundo, legitimando ese orden que es impuesto a través del sentido común como principal mecanismo de dominación. Así el tipo que se sale de ese modelo pierde prestigio social, puede perder “encanto” o incluso puede perder su pretensión de masculinidad ya que no se adapta a las normas vigentes IMPUESTAS. Así también una mujer que no se comporte como tal ( es decir como el objeto que se le exige ser) es catalogada de las peores maneras ( por ejemplo de puta, es decir por las buenas o por las malas, la reduccion al objeto puta, es un camino alguna vez transitado por todas a pesar de su voluntad, voluntad que ademas suena muda..). Por suerte hace 50 años se vienen generando movimientos que buscan posicionar a la mujer como sujeto ( humano y sujeto de derechos por ser ciudadana), pero ese es otro tema.
Aca procedo a modificar el termino publicidad, por el concepto de propaganda, ya que este spot no solo vende un auto, sino que mediatiza un cierto orden con ciertos casilleros a ocupar de determinada forma por unos y por “otras” ( otredad construida a traves de la lente dominante obviamente). Es decir carece de ingenuidad y esta dotada de una intencionalidad que, por lo menos para mí, es clara.
Propagandea, socializa una forma de verse y de ver a los demás, una forma de establecer jerarquias mediante diferenciaciones que, necesariamente inferiorizan ( no solo al “objetomujer” sino a otros hombres que no acceden a transitar ese camino) y que implican dominación y para colmo legítima.
NO son un conjunto de valores y normas los que estan en juego, no son solo eso. Cuando hacemos un analisis desde una silla, debemos tener siempre en cuenta que se trata de vidas humanas, sueños destrozados, futuros clausurados a traves de la imposicion de ciertos lugares a ocupar.
Entonces, según estos publicistas marketineros del siglo XXI, las trogloditas que lo que solemos pensar como troglodismo sostienen y alientan toda esta estructura en la cual solo te realizas si sos del sexo masculino y si cumplis ciertos prerequisitos culturales para ser un “buen varon” funcional a esta logica sistemica de dominacion. La mujer es directamente eliminada de este marco de accion, pero tambien son eliminados aquellos otros del genero masculino que no pueden o no quieren acceder a esos mandatos...esos otros que no se ven mas machos por tener un coche mas grande y mas caro, no se ven mas prestigiosos por tener mas para parecer mas, no se ven mejores personas por adherir sumisamente a esas pautas normativas de accion y vision, en fin aquellos que no quieren y aquellos que no pueden porque apenas subsisten y su horizonte esta lejos de ser mediato, sino que es simplemente legar vivo al otro dia. Esos millones de “hombres” no acceden a su derecho a constituirse como sujetos masculinos, no tienen la credencial para “hacerse hombres”, no tienen la credencial que los incluye en ese todo selecto, todo selecto que estos marketineros propagandean, socializan, apoyan, estimulan, contribuyendo a reproducir esa imposicion en la que se funda dicho orden ( ya que son incapaces de pensar autonomamente, solo les queda la tarea de reproducir estereotipos que son “especialistas” en detectar) intentando volver no solo material sino tambin simbolicamente a un orden excluyente para unos pocos selectos, ciudadanos de primera, portadores de estigmas positivos, distintivos de toda esa masa de irrealizables, ciudadanos ( con suerte) de segunda.

el sentido común, su relación con "el fin de la historia" y una buena forma de visibilizar las diversas formas de dominación.

Acá posteo un artículo del Dr Forster ( filósofo de la UBA) sobre las cuestiones planteadas en el titulo. Si bien la intención de este blog es producir disparadores, escribirlos "en sentido estricto" tambien es una buena forma de criticar al sentido común (impuesto y mediante el cual se despliegan las múltiples estrategias de dominación que son introyectadas en los individuos) publicar textos que nos representan y que tienen una contundencia explicativa que me lleva a no escribir porque lo que quiero escribir sobre este tema otro lo ha escrito e inclusive mejor de lo que lo hubiera hecho yo.
Les dejo el texto es realmente muy interesante, contundente y creo trae implicitos muchisimos disparadores de opinión y debates.
saludos.

El “fin de la historia” y las encrucijadas del presente

Las consecuencias sociales de las ideas que fundamentaron la hegemonía neoliberal en los ’90 y su supervivencia bajo la forma de un “sentido común” construido por los grandes medios de comunicación.

Por Ricardo Forster *

Durante la década de los ’90 proliferaron los anuncios del fin de la historia y de la muerte de las ideologías. Francis Fukuyama, aquel empleado norteamericano-japonés del Departamento de Estado, escribió, teniendo como telón de fondo la caída del Muro de Berlín y la agonía de la Unión Soviética, un artículo que recorrió las geografías más distantes del planeta y en el que, declarándose heredero de Hegel, confirmaba que estábamos asistiendo al entierro de una época del mundo dominada por la lógica del conflicto, para dejar paso a la entrada en la era de la expansión ilimitada y definitiva del mercado y de la democracia liberal. Fukuyama realizaba unas extrañas piruetas teóricas para apuntalar su visión del fin de la historia; para ello recurría a un poco conocido, al menos fuera de los círculos intelectuales, filósofo ruso-francés llamado Alexander Kojève, quien a lo largo de unos seminarios dictados en el París de los años ’30 interpretaba de un modo harto original a Hegel, inscribiéndolo en esa perspectiva que anunciaba la llegada de un tiempo caracterizado por el reinado de la razón burguesa expandida hacia todos los confines. Lo que en Hegel era una compleja reflexión sobre la travesía del Espíritu Absoluto en la época de la Revolución Francesa y de la expansión napoleónica, y en Kojève una ardua y genial relectura del filósofo alemán a la luz de los acontecimientos de principios de siglo XX signados por la guerra, la revolución social y el ascenso de los fascismos, en el empleado del Departamento de Estado era la apología del libre mercado y de la función imperial norteamericana como punto de cierre de la historia y de sus vicisitudes.

Fukuyama desplegó su hipótesis del fin de la historia en el momento de la hegemonía neoconservadora, en esos años finales de la década del ’80 dominados por la figura bifronte y reaccionaria de Reagan y Thatcher, quienes vinieron a expresar un gravísimo giro del capitalismo que iniciaba el crepúsculo de su era bienestarista para introducirse de lleno en su etapa especulativo-financiera, esa que ha entrado en una crisis casi terminal en 2008, arrasando las expectativas neoliberales y reintroduciendo ideas y prácticas supuestamente arrojadas a los sótanos de una historia clausurada. Para Fukuyama, el final del mundo bipolar traía como resultado la evaporación de cualquier alternativa viable a la hegemonía del capitalismo, creando a su vez las condiciones para un despliegue inmisericorde y salvaje de la especulación financiera que venía a poner en evidencia que la nueva forma de acumulación ya no pasaría necesariamente por la esfera productiva. Entramos de lleno en la era de los flujos financieros, de los paraísos fiscales, de los planes de ajuste recetados por el FMI a los gobiernos del Tercer Mundo y del desmantelamiento del Estado como instrumento de control y regulación de ese mismo capital que ahora se preparaba para zambullirse en las aguas de la más absoluta de las especulaciones. Se trataba de cantar loas a una globalización que permitía la libre circulación de las mercancías, pero que clausuraba a cal y canto las fronteras de los países ricos para que entraran hombres y mujeres, en especial aquellos que provenían de las regiones más pobres del planeta y que buscaban huir de la miseria extrema generada por esas mismas políticas neoliberales. El fin de la historia venía de la mano con el triunfo, aparentemente irrefrenable, de un capitalismo despojado de cualquier eufemismo a la hora de exaltar como el bien supremo de la humanidad a la riqueza y a sus detentadores. La apología de los “ricos y famosos” se convirtió en el nuevo modelo de una ciudadanía restringida.

Pero esa época dominada por la retórica del fin de la historia y la muerte de las ideologías no tuvo sólo consecuencias económicas devastadoras principalmente para los países periféricos, multiplicando la pobreza y la marginalidad y acrecentando el proceso de concentración de la riqueza, sino que también, y de un modo radical y decisivo, desplegó aquello que podría ser denominado como una profunda revolución cultural que logró naturalizar su propia visión del mundo, arrasando con tradiciones e identidades político-culturales que quedaron reducidas a ser piezas del museo de la historia, restos arqueológicos de un pasado definitivamente cerrado a nuestras espaldas. El giro cultural-simbólico se hizo aprovechando el advenimiento de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, tecnologías que, de la mano de las grandes corporaciones mediáticas, fueron imprimiéndoles a la vida de las personas nuevas significaciones. El gigantesco esfuerzo ideológico (aunque esta palabra estaba prohibida en el diccionario de los neoconservadores) apuntó a horadar el sentido común hasta adecuarlo a la construcción de nuevos imaginarios y nuevos modos de producción de la subjetividad que quedarían asociados a las demandas y exigencias del mercado, transformado ahora en la verdad última y revelada de la vida social.

No se trató, por lo tanto, pura y exclusivamente de un giro económico ultraliberal capaz de reconfigurar el conjunto de las relaciones internacionales a partir del paradigma del libre mercado y de la lucha frontal contra toda forma de proteccionismo (claro que eso no dejó de ser una imposición hecha a los países pobres mientras fue apenas un gesto retórico en los países ricos que mantuvieron a rajatabla sus políticas proteccionistas); se trató, antes bien, de una transformación que involucró los núcleos duros de la economía del capitalismo junto con una intensa mutación de las prácticas sociales y culturales de la mano de los lenguajes de la industria del espectáculo y de la información que, herederas de la vieja usina hollywoodense –en especial la que proyectó sobre las geografías más distantes el sueño estadounidense y su estilo de vida– e incorporando las enseñanzas extraídas de la apropiación que el fascismo hizo de las tecnologías audiovisuales como ejes de su ejercicio propagandístico, supieron incidir en la producción de una nueva manera de concebir el mundo y la vida, penetrando hasta el fondo mismo de las conciencias de época.

Comprender el giro neoliberal es salirse de la simple constatación de aquello que se modificó en el plano de la realidad material para penetrar en aquellos ámbitos de la vida privada y de la fabricación de valores y modelos paradigmáticos, desentrañando la decisiva importancia que, en esa construcción novedosa, en tanto generalizada y hegemónica, tuvieron los medios de comunicación. Es inimaginable el mapa de las últimas décadas desprendido de los lenguajes comunicacionales. En el tiempo de la desideologización y de la neutralización de la política transformada en lenguaje empresarial y puramente administrativo, el eje articulador de sentido, la argamasa con la que sellar los bloques de la dominación, pasó de las viejas estructuras político-ideológicas, lo que tradicionalmente se llamaron los partidos políticos, a la máquina comunicacional-informativa que se convirtió, a partir de ese giro económico-cultural, en garante de la reproducción del sistema y de su lógica.

Lo que en el comienzo de los años ’60 Guy Débord definió como la “sociedad del espectáculo”, acabó siendo lo más propio y decisivo de nuestra propia época, el eje alrededor del cual giró la mayor parte de la vida y el ámbito principal a la hora de producir nuevas formas de la sensibilidad adaptadas a las necesidades de un capitalismo en vías de metamorfosis. Devaluadas las derechas tradicionales, astilladas las estructuras partidarias de representación, debilitadas las formas conservadoras emanadas de las retóricas moralizantes de las instituciones religiosas, fueron las corporaciones mediáticas, las grandes empresas del espectáculo y de la comunicación, las que asumieron la enorme tarea de generar una nueva “opinión pública” capaz de sentirse identificada con los valores emanados de la forma neoliberal que asumió el capitalismo contemporáneo.

La alquimia entre mercado, valores hiperindividualistas, espectacularización mediática, fragmentación social, privatización generalizada y desintegración de lo público posibilitó, entre otras cosas, que un modelo inédito en su capacidad de generar desigualdad e injusticia acabase convirtiéndose en referencia ineludible y verdadera de una sociedad capturada por las más diversas formas del prejuicio y la sospecha. Tal vez por eso resulte tan arduo modificar usos y costumbres a la hora de buscar alternativas a un modelo que, si bien hace agua por todos lados, sigue habitando el fondo de las conciencias hasta el punto de oscurecer cualquier vía de salida. Nada más difícil que ir contra el sentido común, que intentar romper la hegemonía del discurso neoliberal que viene desplegando “su imagen del mundo” desde hace varias décadas. Nada más complejo y desafiante que poner en cuestión aquello que nos habita y que se despliega entre los pliegues de nuestra cotidianidad hasta el punto de volverse indiscernible de lo que pensamos e imaginamos. Nada más arduo que ejercer la crítica contra nosotros mismos, en especial cuando esa crítica tiene como destino permitirnos ver de otro modo aquello que está aconteciendo alrededor nuestro. De eso mismo que no podemos ver allí donde seguimos capturados por un “sentido común” que transforma en impostura y ficción aquello que, en nuestro país, y desde mayo de 2003 viene pujando, con enormes dificultades y contradicciones, por doblegar el mandato neoliberal y su prolongación en esas nuevas derechas que hoy se ofrecen, a través de la corporación mediática, como los representantes de una genuina República “democrática” afirmada en la lógica de la rentabilidad de unos pocos, esos mismos que, sin decirlo, desean regresar a ese armonioso fin de la historia que, entre no-sotros, habitó la década del ’90.

* Doctor en Filosofía, profesor de la UBA.

martes, 12 de mayo de 2009

Algunas cuestiones de cara a las legislativas 2009

En estos últimos años hubo ciertas tranformaciones exigidas desde hacía rato y que hay que reconocer en los primeros años del periodo que se suele denominar"kirchnerismo" se materializaron.
Sin embargo debemos entender que el kirchnernismo no fue otra cosa que la reformulación en terminos políticos para garantizar el "orden social" en el que se funda un capitalismo que aún hoy y mas que nunca obtiene su energia de la sangre de los trabajadores y a costa de la misería de la mayoría de ellos. Tambien hay que entender que la pretensión de progresismo se esfumó rapidamente y que poco queda de aquel Kirchner que generó basto consenso social construyendo aunque sea por poco tiempo cierto orden legítimo. Poco a poco, los cambios coyunturales externos e internos, el "achicamiento" de las ganancias de ciertos sectores empresarios y el descarrilamiento de la llamada transversalidad dieron por tierra este consenso que se basaba fundamentalmente en una suerte de "milagro argentino" que nuevamente no pudo ser. Debo reconocer que muchas veces me acerqué al kirchnerismo más que nada por el espanto de lo que observo a la derecha de la derecha que encarna el gobierno K. Una derecha tremendamente reaccionaria, retrógrada, paleozóica en muchos casos que busca resolver los problemas estructurales crónicos de este pais con la misma salida elegante tradicional que conocen estos sectores y que parece ser la única que están dispuestos a aplicar: ajustes drásticos a los trabajadores, transferencia de ingresos fuerte de los sectores más débiles de la economía: la pequeña burguesia industrial (que surge por los procesos de sustitución de importaciones y a espalda de la gran burguesia industrial internacionalizada y oligopolizada) y los sectores asalariados ( ni hablemos de los desocupados y subocupados por el momento) hacia los grupos agroexportadores, industriales y financieros más concentrados.
Esas intentonas de "la derecha a la derecha de la derecha" que encarnan Carrio, Macri, De narvaez, Cobos, L murphy, el radicalismo, la mesa de enlace, la UIA, los medios de comunicación concentrados y demás son oposición reaccionaria, desestabilizadora e incluso golpista ( como la charla que dejó bien claras las cosas entre Grondona y Biolcatti) pero en este caso no me centro en ellos para el siguiente texto. Generalmente veo quienes critican el "modelo" kirchnerista y realmente me genera espanto, pero no el suficiente como para caer en un apoyo acrítico del que considero el menor mal entre los que la primera plana nos impone.
Si entiendo que hay que ser inteligentes a la hora de ejercer presión de forma tal que las críticas que intentan radicalizar este gobierno hacia un lado o hacia el otro no le hagan "el juego" a esta derecha por demás rancia.
Si entiendo que la construccion de fuerzas y alternativas superadoras al orden social establecido, al sistema capitalista y al régimen deshumanizador y miserable deben darse levantando banderas en la lucha cotidiana, levantando banderas en las calles, pero tambien pensando, construyendo alternativas materiales y simbólicas , estableciendo estrategias, en fin fundiendo teoría y práctica en una verdadera praxis transformadora.
Tambien entiendo que esta construcción no puede darse solo desde adentro de un orden que legitima la dominación burguesa sino que debe plantearse FUNDAMENTALMENTE desde afuera y desde los propios sectores dominados, oprimidos que deben exigir un mundo en el cual humanizarse, en el cual producir su vida y producirse a ellos mismos como sujetos humanos.
Tambien en el caso argentino ( con sobradas muestras históricas) no podemos pensar una alternativa seria desde la izquierda que revolucione estructuras materiales y simbólicas sin tener en cuenta el fenómeno del peronismo y la implicancia que este tiene entre los sectores populares, es cuestion de ir a un barrio obrero o una villa para darse cuenta de la magnitud y la atracción que este imaginario a pesar de sus constantes travestismos aún genera.
Tambien creo que cualquier herramienta de lucha y de construcción por más que aporte un grano de arena debe ser aprovechada. Ya sea por fuera o por dentro de las instituciones burguesas.
Por ende, la demócracia representativa burguesa no me parece la excepción. Hoy dia esta fuertemente consensuado que a pesar de sus falencias es a través del voto democrático como se elige a nuestros "representantes", mal que nos pese este sistema tuvo la gran cintura de lograr consenso aun incumpliendo sus contenidos basicos. Lejos de tener una democracia real, participativa, tenemos una de cartón...representativa o incluso delegativa en la cual no encontramos la otra cara de dicha moneda: el ciudadan. Una democracia donde los individuos con diferentes capitales economicos, culturales, sociales y politicos ( en cuanto a su capacidad de ejercer presión en la arena política) se igualan en la idea de una persona un voto ( una falacia que esconde tremendas desigualdades, tremendas jerarquizaciones de la ciudadanía y permite justificar cuestiones injustificables como la carencia de libertad real, de igualdad de oportunidades, de justicia social y tantas otras cosas). Sin embargo es el régimen político que hoy dia tiene amplio consenso, a través del cual se legitima un gobierno y es tambíen una organización social que funciona definitivamente mal pero que es vista como la última compuerta que contiene los estallidos de violencia, los excesos, el caos y la falta de garantias que se detallan en la constitución ( aunque estas garantías y estos derechos existan solo para algunos). Me parece que, a pesar de todas esas falencias, tambien se deben construir alternativas superadoras del orden deshumanizador existente dentro de las instituciones que legitiman este orden. Parece una contradicción irresoluble y quizas lo sea, pero me parece que es una herramienta más que debe ser utilizada y a través de la cual se deben construir fuerza, proyecto, movimientos que encarnen estos cambios por los que se vienen peleando.
Convengamos que no es lo mismo los K, carrio, macri,de narvaez, cobos o la SRA, la UIA , no importa quien es peor o mejor, si bien podemos encontrar similitudes básicas que cierta izquierda más sectaria realza ( como que son todos cuadros de la burguesia, defensores del capitalismo y tantas cosas más con las que no dejo de estar de acuerdo) pero no son lo mismo.
No es lo mismo hacer vinculos con Chavez, Evo, Correa o Lugo que firmar un tratado de libre comercio con los EEUU, no es lo mismo prestar el pais para la cumbre del ALBA contra el ALCA en la mismisima cara de Bush que las fotos del patilludo con el padre de mr danger, no es lo mismo reinvindicar la defensa del empleo ( aunque se logre o no) a reinvindicar los ajustes salariales, el enfriamiento economico y la transferencia de recursos productivos a la timba financiera ( por más que este gobierno tambien en algunos aspectos tambíen lo haga, no es lo específico del mismo), no es lo mismo terminar con las nefastas leyes de obediencia debida y punto final que salir a indultar a todos estableciendo un imaginario que nrtao se condice con la historia y que por ende queda lejos de saldar cualquier cuenta ( me refiero a legitimar la teoria de los dos demonios), no es lo mismo descolgar un cuadro, apoyar a las madres y abuelas, apoyar ciertos movimientos sociales que ningunearlos, tratarlos de locas y vagos y echarlos a patadas, no es lo mismo recuperar empresas privatizadas ( por más que hayan sido consecuencias de ciertas coyunturas más que de una verdadera "patriada"), no es lo mismo volver a reconstruir el régimen previsional basado en la SOLIDARIDAD SOCIAL, acabando con la timba especulativa que hacian privados con los ahorros de los trabajadores, no es lo mismo reinvindicar la soberania nacional con los organismos internacionales que salir corriendo a pedirle plata a entes como el FMI o el banco mundial que luego metera no solo sus narices sino ademas el resto de sus miembros en nuestras intimidades ( por ponerle un nombre elegante al orto).
Esto no implica sostener que las cosas están bien, orque no es asi, que estén mejor a otro momento histórico ( y las comparaciones obviamente son hechas con una intencionalidad clara ya que depende que se compara y con que parámetros se comparan).
Sin embargo, que no sean lo mismo, no implica salir a apoyar acríticamente ya que este mal menor que es para mi el kirchnerismo comparte muchisimos nexos con los antecedentes nefastos de la década de los 90, mantiene leyes de la dictadura, tiene similitudes con esa derecha a la derecha ( ya que no dejan de ser parte de esa heterogeneidad que llamamos derecha) y son defensores de un orden al que buscan conservar en última instancia y hasta las últimas consecuencias otorgando pequeñas flexibilidades. Es historia conocida en este pais y en América Latina: cambiar algo para que nada cambie de fondo.
Porque no nos podemos olvidar que este pais tiene una deuda social gigantesca que está lejos de ser saldada, que este pais que crecio a tasas chinas durante 6 años tiene millones de pobres, millones de indigentes, tiene niveles de subempleo, precariedad laboral, distribucion del ingreso que estan muy lejos de orgullecernos, tiene un sistema clientelista que se basa en la corrupción, las prebendas, los punteros, los tongos varios, que tiene gente viviendo en las calles, analfabetos, chicos que mueren de hambre o sufren desnutrición crónica, jubilados en estado miserable,tiene un proceso constante de destrucción del sistema educativo y del sistema de salud, calamidades antes olvidadas como la tuberculosis y el dengue, grados de contaminación alarmantes, carencia de millones de compatriotas de cloacas y agua potable y podriamos seguir.
Me interesa resaltar que este gobierno que se dice nacional y popular y que se autodefine como progresista esta lejisimos de saldar con prácticas y políticas concretas esos discursos que tan bien le hacen a la orejas "desmemoriadas" de muchos. Y no hablo de cuestiones sociales que tienen que ver con la falta de compromiso por lo público, la apatía política y otras cosas que se mencionan como "los grandes problemas argentinos" ( ocultando situaciones alarmantes y desastrozas como las que mencioné, situaciones de las que no nos hacemos cargo como sociedad ya que los niños son todos hijos nuestros y el hambre es un crimen social ya que es perfectamente evitable ).
Como dije antes hay que reconocer logros, criticar falencias y luchar construyendo por fuera , pero tambien por dentro buscando construir un gobierno que nos represente o que cumpla el mandato del pueblo ( es decir que se ejerza la democracia) para lo cual debemos construir ciudadanos y es imposible esa construcción si millones de compatriotas sufren la insatisfaccion de necesidades basicas rozando niveles de hacinamiento y mortandad que son verdaderamente indignantes.
No debemos olvidar que se mantiene la matriz económica heredada del menemato: un modelo agro-minero de corte exportador, la privatización de los recursos estratégicos como el petroleo y el gas, la privatización ( es decir destrucción de lo público, DE LO NUESTRO) de las empresas de servicio y de los sectores productivos claves como el agrario, pero tambien el industrial ( Argentina supo tener un polo industrial estatal no solo muy dinamico y generador de empleos sino sobre todo que era ejemplo para otros paises y que era en algunos casos superavitario, a traves del cual regulaba verdaderamente la distribución del ingreso). Mantiene tambien leyes que son un papelón de la dictadura como la de radio difusion y la reforma financiera de martinez de hoz de la cual susbsisten ciertos mecanismos. Esto lleva a que aun tengamos un sistema tributario fuertemente regresivo donde subsiste el IVA pero no se aplica un impuesto a las ganancias que surgen de la especulación financiera, donde tenemos una distribución del ingreso que esta lejísimos del ideal y una brecha entre los más ricos y pobres que es catastrófica pero que en lo tributario sin embargo pagan más impuestos sobre el total de sus ingresos los que justamente menos tienen.
Al año entre los recursos del petroleo y el gas la Argentina pierde entre 15 mil y 20 mil millones de dólares.
La mineria a cielo abierto llevada adelante por verdaderos monstruos multinacionales que contaminan sin control alguno ( y generando situaciones irreversibles que deterioran nuestras condiciones de vida e hipotecan de forma tremenda el futuro de las generaciones venideras), que establecieron un verdadero tercer territorio en la frontera entre Argentina y Chile militarizando incluso la zona y que se llevan una millonada de dolares remesados al exterior a traves de declaraciones juradas que hacen cuando quieren y ponen cuanto quieren. Proyecto Sur calcula que se estan remesando unos 20 mil millones de dolares al año, es un cálculo que queda chico si se tiene en cuenta que solo declaran por el oro pero que la minería a cielo abierto explota cerros enteros triturando la piedra donde hay 60 metales mezclados en diferentes proporciones, pero solo declaran por el oro. La Argentina es considerada la 6ta reserva minera del mundo hay valuaciones hechas por la secretaría que hablan de cientos de miles de millones de dolares y nadie dice nada, no solo de la animalada que implica el grado de contaminación y la destrucción de ecosistemas enteros, economías regionales y vidas humanas, sino tambien de esas remesas que se van ( mientras pagan salarios de miseria a gente que contrae enfermedades e incluso corre serios riesgos de morir).
NO tenemos control sobre los mares
Gastamos 3 mil millones de dolares al año en fletes por carecer de flota propia.
La banca esta en manos internacionales y remesa divisas en cantidades infernales año a año, siendo el año pasado un caso emblematico donde los bancos del mundo quebraban y los de aqui eran de los sectores con mayor rentabilidad en base a tasas usurarias que son indignantes.
Seguimos sin controlar el comercio exterior de los productos agricologanaderos que estan en mano de privados monstruosos como dreyfuss, cargill ( por citar los que recuerdo) seguimos deteriorando las tierras y la producción agricologanadera plantando soja transgénica hasta en las banquinas de las rutas utilizando fertilizantes y pesticidas que no son correctamente investigados ya que hay trabas políticas y fuertes intereses económicos en juego.
y las críticas por los deficit de estos años de gobiernos "K" pueden seguir largamente. Evidentemente torcer este rumbo trazado hace 3 decadas es realmente una tarea titánica pero se requiere de una firme voluntad política que no se observa ni en el oficialismo ni en la oposición "mass-mediatica" que siguen favoreciendo a sectores económicos concentrados, siguen favoreciendo la especulación financiera, la timba que busca obtener las mayores ganancias en el menor tiempo.

¿¿se imaginan ustedes si un gobierno verdaderamente nacional y popular tuviera en sus manos esa cantidad infernal de recursos ( nos enorgullecemos por 45 mil millones que hay en el banco!) con fuertes políticas distributivas, con proyectos productivos a largo plazo, con el establecimiento de pisos minimos dignos y garantizando a toda la poblacion condiciones materiales y simbolicas de existencia dignas y humanas?? y no mencioné ninguna palabra que asuste al hombre medio-cre...no dije revolución , abolición de la propiedad privada, reforma agraria, destrucción del sistema capitalista y tantas cuestiones con las que comulgó y que anhelo. Dije simplemente tomar recursos públicos, nuestros, de todos para dignificar, humanizar a nuestos conciudadanos, hermanos, para contribuir al crecimiento del pais y de la patria grande latinoamericana a partir de la cual, creo, podemos empezar a repensar formas alternativas mucho más radicalizadas para organizarnos como sociedad y como humanidad.

se vienen unas simples elecciones legislativas, ni más ni menos, espero que se debatan ideas, propuestas, no caigamos en la perorata del reality donde votamos por el mas simpatico y construyamos por fuera, pero tambien por dentro del orden institucional.
saludos.

enfoque filosófico sobre los movimientos piqueteros.

Les dejo en este caso, un texto que escribí hace unos años intentando explicar los movimientos piqueteros en términos filosóficos utilizando las construcciones teóricas de Hegel, Marx y Freire, tanto sus concordancias como sus diferencias.
La cuestión central es esbozar brevemente una hipótesis que implica pensar los cortes piqueteros como contracortes, es decir como una respuesta violenta ( en terminos simbólicos e incluso fisicos, concretos) a una violencia previa. A partir de ahí fuí trazando una aproximación a las teorías de estos autores ( de forma sencilla y en cuanto breve acercamiento para dar sustento a la explicación siguiente) y posteriormente desarrollo el argumento por el cual sostengo que los cortes son contracortes, es decir, una respuesta a una situacion violenta previa.
Hay que tener en claro que este texto es meramente introductorio a los enfoques teóricos de los filósofos en cuestión , es una introducción que permite seguir avanzando en el planteamiento y desarrollo del problema explicitado en cuestión y es además un intento por repensar la lógica con que vemos el mundo, cuestionar el sentido común y generar disparadores para posteriores debates.
Acá está el texto, espero que lo lean, les guste y aporten con lo que sea.
saludos.



El siguiente trabajo, intenta ser una apropiación de las producciones de Hegel, Freire y Marx. Autores que superaron lo supuestamente “dado”, lo impuesto como algo “ natural”, indagando, ahondando y sacando a la luz, las construcciones historico-culturales que se esconden tras ese manto de naturaleza, de “ahistoricidad”. Construccion producto del sistema de dominacion de la clase propietaria, opresora, es decir la clase burguesa, que impone el sistema de dominacion capitalista.
Sociedad burguesa que , a partir de Hegel se denominara sociedad civil, como producto de la contradicción entre civilización vs “salvajismo” y “barbarie”.
Busco desmitificar, a traves de esta apropiación, el concepto formado e impuesto por la clase dominante sobre los cortes ( en cuanto forma de protesta) y sus actores.
Un concepto, que, es eje central de debates, un concepto que se ha impuesto en el “ inconsciente colectivo”, que toma por supuestas, por dadas, determinaciones, que esconden un proceso de construccion historico-cultural e impuestas a traves de mecanismos “invisibles” del sistema de dominacion para reproducirse y perpetuarse. Determinaciones que son admitidas, que implican “VER” con los “ anteojos” que impone dicho sistema dominante, con los supuestos internalizados por el “sentido comun”, formador de prejuicios, que son a su vez legitimados por la clase dominante.
Es analizar, como tras todo esto, se esconde una lucha entre cosmovisiones, por imponer una determinada vision del mundo al conjunto de la sociedad. Cosmovisiones, que son contruidas de manera historico cultural, que esconden pensamiento, ideologías.
El que escribe, espera que, a traves del siguiente trabajo y de las relaciones ocultas por el sistema dominante bajo el manto de “ lo normal”, se transforme el debate, la “ charla” ya no como formadores de “ sentido comun”, de prejuicios apoyados en fundamentos, en supuestos, naturalizados, internalizados en dicho “sentido comun”, construyendo en su lugar un debate que incluya accion y reflexion, compromiso que implique asumir las responsabilidades que trae aparejadas la lucha por ser sujetos, libres, dueños de nuestro propio accionar, para insertarnos en la historia, como sujetos que la escriben, para producir un mundo comun, contruir un mundo que originalmente era de todos.
En principio, me interesa dejar “flotando” la idea de cortes como contracortes, la idea de la “violencia” del corte, como respuesta a una violencia ejercida anteriormente, a un corte efectuado anteriormente, como lucha por negar la reduccion a simples objetos por la clase propietaria y opresora, por superar esta reduccion este “ ser menos” de muchos para un “ ser mas” distorsionado de unos pocos, esta lucha por ser sujetos reconocidos. Lucha contra un corte original, mucho menos visible, oculto por diversos mecanismos, mucho menos perceptible, un corte asumido como inevitable, como dado, por el destino o, incluso, por una decisión arbitraria de Dios. Entender, ademas, como se reduce a los cortes y sus actores a “objetos”, negandoles reconocimiento, reconocimiento necesario para ser ( solo se es en relación a otros), que a su vez niega a los que niegan la posibilidades de ser en cuanto sujetos. Reduccion a objetos para poder ser dominados, apropiados.
Entender lo oculto de este sistema dominante, nos permitira entender la distorsion del “ser mas” con el “tener mas” de la clase propietaria, dominante. Entender este afan, estas ansias de poseer, que los lleva a convertir todo lo que encuentran a su paso en objetos para ser poseidos, para engrosar ese “tener mas” necesario para la satisfacción del goce ilimitado animal, nos permitira entender las trampas a las que son empujados los desposeidos, en un doble sentido, tanto de sus medios de producción,de las herramientas para lo que Hegel denominará trabajo formativo, es decir de su posibilidades de hacerse sujetos en el mundo y desposeidos de la posibilidad de “decir su palabra”.
Marx, en los manuscritos de Economia y Filosofia sostiene que la sociedad se encuentra dividida en dos clases: Los propietarios y los Trabajadores desposeidos.
Al referirse al trabajo enajenado, Marx, encuentra tras la “naturalización” del orden insaturado, relaciones sociales ocultas que tienen como base la propiedad de los medios de producción.critica a los economistas clasicos (representantes del pensamiento burgues) por partir de esta en vez de explicarla. Asi, consideran la competencia, la libertad de empresa y la division de tierra como consecuencias casuales y no como sus resultados necesarios, sus consecuencias inevitables.
Es imprescindible entender la conexión esencial entre todo este sistema de enajenación, entre la propiedad privada, la separacion del trabajo, el capital y la tierra, el valor y la desvalorización del hombre. Todo este sistema de enajenación, que según Marx, resulta del sistema monetario.
Esta relacion, esconde la relacion del hombre con el hombre ( relacion que es crucial entender para este trabajo). Del sujeto ( en cuanto reconocido por el otro), con el sujeto ( en cuanto que reconoce al otro y es reconocido por aquel). Esta relacion “intersubjetiva”, se da a traves del trabajo y es a este al que es preciso explicar.
Encontramos en el filosofo aleman J.F.G Hegel una concepción del trabajo, positiva, en cuanto permite al sujeto la realización como tal, en cuanto trabajo formativo, transformador del mundo, como actividad constructiva de la vida individual y social.
Hegel considera al “trabajo formativo” como la capacidad de producir una segunda naturaleza ( como superacion de la primer naturaleza, la “ animal”). Segunda naturaleza, que denominara “eticidad” y que encontrara su desarrollo maximo en el Estado Etico. Una eticidad, en otras palabras, la producción de cultura, entendiendo esta formación de cultura como la represion productiva del puro goce animal. No hace que el mundo desaparezca, consumiendolo, destruyendolo todo, sino que lo trabaja, y al trabajarlo, lo transforma.
En otro tiempo y otro lugar, otro autor tomara esta concepción del trabajo formativo para sostener que al transformar el mundo, el hombre se transforma. Al humanizar el mundo, el mundo lo humaniza. Este autor es Paulo Freire y sera cita obligada en buena parte del trabajo. Asi, para el hombre, producir es producirse ( producir cultura es producir humanidad, la segunda naturaleza que mencionaba Hegel). En palabras de Freire, transformar es transformarse.
Asi para Hegel, (teniendo en cuenta el contexto historico en el que estaba situado y su ubicacion geografica ( alemania durante el pasaje del S XVIII al S XIX), sin tener una vision acabada del sistema que se estaba imponiendo) el trabajo tiene un valor positivo, no es un castigo. Es la transformación de un objeto ( lo natural, lo dado) como hecho de un devenir historico. Es origen de las relaciones interhumanas, de las relaciones intersubjetivas ( entre sujetos que transforman y se transforman). Asi la naturaleza deviene en mundo humano, negando al objeto como tal, delimitandolo, dandole una forma permanente y determinada. “ la consciencia humana se ve a si misma en el mundo que ella produce, construye, transforma.” ( DRI: 1996)
Desde esta perspectiva positiva ( no confundir con positivismo) del trabajo formativo, Hegel ve la posibilidad de la recuperacion de la totalidad hombre-mundo, la autorrealización subjetual ( mas bien, intersubjetual, ya que lo subjetual se da siempre en relacion a otro) del ser humano.
Hegel sostiene la diferencia del metodo que lo guia. Este metodo lleva el nombre de Dialectica, aunque no es meramente un metodo. Dicha Dialectica consta de tres momentos. El universal abstracto, el particular y el universal concreto. El primer momento es el puramente abstracto, el del “en si”. El segundo, el del particular, es el de la existencia que se determina. Por ultimo, el tercero,el del universal concreto, el “ser por si” es la unidad de lo particular en lo universal, pero lleno de contenido. Hegel, plantea el ejemplo de un arbol. El primer momento es el germen en el que esta contenido el arbol en potencia, el segundo el del “en si” el arbol que se desarrolla, se desenvuelve, y el tercer momento es la identidad de ambos, el fruto. La negatividad propia de lo real consiste en que el arbol tiene que negar al germen para poder ser y a su vez el fruto debe negar al arbol, el fruto es la negacion de la negacion. Negacion como condicion de la posibilidad de superacion.
Asi, ve en el trabajo formativo, la negacion del primer momento dialectico: el temor. “ la esencia extraña ante la que temblaba, era la vida, la naturaleza. Al trabajarla destruye todo lo extraño que hay en ella haciendola propia.” (DRI:1996:PAG 184)
Esta superacion del temor surge por el cuestionamiento, por poner en tela de juicio lo “ natural”, “ lo dado”. Lo que permanece incuestionado impide el devenir del sujeto, pues este devenir es ponerse como tal, es negar lo objetual que hay en uno para que aparezca el sujeto. Al superar esa angustia, ese miedo a la muerte todo lo que hay de fijo e incuestionable en el se desvanece.asi el sujeto queda despojado de todo apoyo.
El trabajo formativo, constituye, para Hegel, en el nuevo apoyo en el que el sujeto se reconoce. Asi como menciona Freire, al transformar, se transforma.
Este analisis del trabajo formativo como positivo, por parte de Hegel, es retomado por Marx, con la perspectiva que le brinda su contexto, un contexto con un sistema capitalista mas desarrollado y con consecuencias mas “evidentes” a la vista.
Asi, Marx, toma el concepto de Hegel criticandolo en algunos aspectos. En primer lugar, Marx, critica que en el modo de producción capitalista, el productor y los medios de producción son separados. El trabajador es expropiado de sus medios de producción por la clase propietaria, la clase propiamente burguesa ( que a su vez vuelve a unir al trabajador y los medios de producción mediante una relacion de explotacion).
El productor, produce para otros, esto no transforma al hombre, sino que lo aliena. No se reconoce en lo que produce ni es reconocido por los demas. Se encuentra imposibilitado de “hacerse” sujeto. Obligado a vender lo unico que le queda, que es su “ fuerza de trabajo”, el trabajador es deshumanizado, reducido a un objeto, a u medio de producción mas. Un objeto que crea objetos, que al “ prestarles” vida, se le enfrentan como algo hostil y ajeno que no le pertenece. Esta objetualizacion del humano se da ademas en la inversion de lo estrictamente humano y lo animal: “humaniza” la satisfacción de las necesidades animales ( comer, dormir, etc…) y mecaniza lo humano, su producción.
Marx critica, ademas, que no considera el proceso de negacion de la afirmación, proceso por el cual surgiran las enajenaciones del trabajo, y, por otro lado, Hegel concibe al trabajo humano solo como espiritual, no como material y no lo situa en la determinación historica real.
Marx observa que el obrero se vuelve mas pobre cuanto mas produce. El trabajador se vuelve mas barato cuanto mas mercancías produce. El trabajo, de esta manera, no solo produce mercancías, sino que se produce a si mismo y al trabajador como mercancías.
El producto del trabajo es el trabajo encarnado en un objeto, es la objetivacion en cuanto desrealizacion del trabajador. Apropiación como extrañamiento, como enajenación.
Asi el objeto creado y el creador no logran formar parte de la totalidad sujeto-objeto, porque su objeto creado, no le pertenece. Asi este trabajador, vuelto objeto, sale a vender su fuerza de trabajo para subsistir como “fuerza de trabajo”, no como sujeto, quedando en situación de obligación, de esclavitud.
La objetivacion aparece hasta tal punto que el trabajador se ve privado tanto de los objeto mas necesarios para su vida, como de los mas necesarios para su trabajo, llegando el trabajo a ser un objeto al que el trabajador puede acceder con el mayor de sus esfuerzos.
Cuanto mas se vuelca en su trabajo, mas poderoso se vuelve el mundo de los objetos y mas pobre él y su mundo interior. Tanto menos dueño de si mismo.
Como mencionara Freire, los que mas trabajan, menos pueden decir su palabra. Asi los dominadores, no solo se apropian de los medios de producción, sino ademas del monopolio de la palabra,reteniendola y negandosela a los demas.
Marx observa ademas, que el trabajador produce maravillas para los ricos pero privaciones para el, produce palacios pero para el chozas, produce bellezas, pero para el “deformidades”, sustituye el trabajo por maquinas pero arroja a montones de trabajadores a realizar trabajos “ barbaros” o a la incapacidad de vender su fuerza de trabajo, como observara Freire. Mientras Marx, observaba la alineación del trabajo, Freire observa desde la periferia del sistema capitalista ( desde Latinoamérica) algo aun mas complicado. Marx, observa la obligación en la que queda el trabajador, de salir a vender su “ fuerza de trabajo” para poder subsistir ya que le han sido expropiados los medios de producción por los propietarios. Freire observa, como masas enormes quedan afuera del “mercado laboral”, ni siquiera tienen lugar donde ir a vender su “ fuerza de trabajo” pasando a engrosar las filas de los ejercitos de reserva del sistema capitalista. Considero que mayor reduccion de un ser humano a la condicion de objeto no se puede dar.
Volviendo a Marx, el trabajo enajenado, al degradar la actividad propia, la actividad libre, a la condicion de medio, convierte la vida generica del hombre en un simple medio para su subsistencia fisica. Por consiguiente, el trabajao enajenado, enajena al hombre de su propio cuerpo, de la naturaleza externa, de su esencia espiritual y de su esencia humana.
La consecuencia inmediata de esto, es la enajenación del hombre respecto del hombre. Si el hombre se enfrenta a si mismo, tambien se enfrenta a los demas. Lo que es valido para el hombre en relacion a su trabajo y a si mismo, tambien es valido para la relacion del hombre con otro hombre y con el trabajo y el producto de este otro.
Marx plantea una cuestion: si el producto del trabajo me es ajeno, ¿ a quien pertenece?, a otro que no soy yo mismo, llegando a la conclusión de que ese otro ser, es otro hombre que no es eltrabajador. Asi, si su actividad es dolor, será goce o alegria para el que se apropia del producto.
Sobre esto tambien se refirio Hegel. En su dialectica del señor y el siervo, sostiene que el trabajo, al poner al hombre en relacion con las cosas, aparece una contradicción fundamental que hace que el señor y el siervo se relacionen de manera diferente con las cosas. El señor, es ocioso y goza de manera individual, consumiendo las cosas de modo animal ( deseo animal ilimitado, que consume, pero no produce y por ende, no se produce). Por otro lado, el siervo, al trabajar, reprime su apetito animal, produciendo asi cultura, transformando y de esa manera transformandose.
Hegel plantea a su vez otra cuestion, la del deseo: por el lado del señor esta el deseo de goce, el deseo animal, pero aparece otro deseo, el de reconocimiento. El deseo de goce es individual y acaba en si mismo, mientras que el deseo de reconocimiento necesita de otro y, por ende, de la construccion de un mundo comun. Con respecto a esto Freire, aportara lo suyo al sostener que nos comunicamos en la oposición,unica via de encuentro para las consciencias que se constituyen en la mundandad y en la intersubjetividad. El aislamiento no personaliza, porque no socializa. Mientras mas se intersubjetiva, mas densidad subjetiva gana el sujeto. Asi el mundo se vuelve proyecto humano y el hombre intersubjetivandose, autorreconociendose en el pleno reconocimiento del otro, se vuelve libre. Según Hegel, este es el veradero motor de la lucha, lucha que debe ser a muerte.
Surge asi otro aspecto: el temor absoluto ( mencionado anteriormente). Por este, el siervo se somete obedeciendo al señor.
De esta manera, asi como el señor es reconocido por el siervo, pero no ocurre simétricamente y hay una desigualdad ya que el siervo no produce para si, sino para el señor. Por otra parte, el señor domina a la “ cosa” mediante el siervo y al siervo mediante la cosa. “ cosa” que se presenta al siervo como algo independiente, por ende al no poder consumirla, se dedica solo a transformarla, con lo que esto implica. El señor por el contrario, al interponer al siervo entre el y la cosa, no hace mas que gozar y unirse a la dependencia de la “ cosa” abandonando el lado de la independencia al siervo que la transforma. Marx, observara la misma relacion en el sistema capitalista entre el propietario dominante y el trabajador expropiado y dominado. Resultando que el propietario domina los medios de producción, los medios de producción dominan al trabajador, por ende, el propietario domina al trabajador.
Con respecto a esto, Freire, argumenta que en su busqueda de “ ser mas” ( ser mas distorsionado por las ansias de poseer, trastocandolo por el tener mas), el opresor deshumaniza al oprimido. Pero no instaura otra vocacion en contradicción, es decir, la de “ ser menos” sino que conduce a los oprimidos, tarde o temprano a luchar contra quien los minimizó.
En este punto, tanto Hegel como Marx, sostienen que el no trabajador ( en Hegel, el señor) hace contra el trabajador ( en Hegel, el siervo) todo lo que este hace contra si mismo, pero no hace contra si mismo todo lo que hace contra el trabajador. Es fundamental, para el sistema de dominacion, que el dominado, introyecte al dominador, viendolo no solo como algo ineludible sino tambien como necesario, pleno de sentido. En termino hegelianos, la desvalorización que el señor hace del siervo, es necesaria que este la haga contra si mismo.
Con respecto al deseo de reconocimiento en cuanto sujetos, el siervo, no lo logra por su reduccion a objeto,es decir el no reconocimiento del señor, pero este tampoco lo logra, ya que no encuentra lo que es necesario para su realización como sujeto ( el reconocimiento del otro), ya que no lo puede obtener de un objeto, ya que ser reconocido, implica reconocer.

En este punto, se le “ traba” la dialectica a Hegel, y comienza a enfocarla desde el punto de vista del siervo. Sostiene que el siervo, al reprimir el deseo animal tiene la posibilidad de construir y transformar ( y asi construirse y transformarse). En esto radica lo que Freire denominó la gran tarea de los oprimidos: liberarse de la opresión y asi, liberar al opresor de su condicion como tal, en que su afan de “ tener”, no lo deja “ ser”, quedando determinado y condicionado por esta situación.
En este punto, se ertoma el paso del temor a lo ajeno y la superacion de este por la transformación de lo ajeno como algo propio.
Pero, Marx al insertar esto en la determinación historica real, es decir el sistema capitalista, muestra que esto no es posible, por la expropiación que sufre el trabajador de los medios de producción por parte del propietario, no trabajador.
La sumisión del trabajador a la propiedad privada, al capital, genera el trabajo enajenado en contradicción con el trabajo formativo al que se referia Hegel.
Mediante el trabajo enajenado, el trabajador crea la relacion con otro hombre, que no trabaja y que esta afuera del proceso de trabajo. La relacion de este trabajador con su trabajo es lo que permite que se produzca la relacion entre este trabajo y el capitalista.
La propiedad privada, es el producto inevitable de la enajenación del trabajo y no una simple casualidad, como se intenta hacer creer. El trabajador enajenado, ademas, va creando su propio dominador. Crea el dominio irracional ( con respecto a la frase de hegel, de que todo lo racional es real y todo lo real es racional, consierando que lo racional es real, porque la naturaleza de la razon es la de concretarse, hacerse concreta) de quien no produce sobre lo producido.
En palabras de Marx, la relación del trabajador con el trabajo crea la relacion capitalista, es decir la del dueño del trabajo con el trabajo, quedando apartado el trabajador. Asi, surge la propiedad privada y el trabajador queda reducido a un mero medio, reducido a objeto, que produce para otro, negandosele la posibilidad de realizarse como sujeto, negando ademas la realización de la totalidad hombre-mundo, sujeto-objeto. Se genera, según Marx, el trabajo que enajena y la enajenación del trabajo.
Aparece otro concepto, producto de este sistema, el del salario. El salario que paga su producto en cuanto objeto de su trabajo, es solo una consecuencia de la enajenación del trabajo. En el sistema de salarios, el trabajo, no es un fin en si mismo, sino que queda reducido a un medio para obtener una remuneración, cayendo en una reduccion que ademas lo distorsiona. “ cualquier aumento salarial, no seria por tanto, mas que una mejor remuneración de los esclavos de este sistema y no conquistaria ni para el trabajador ni para el trabajo su significado y su dignidad humana.( marx: manuscritos_ pag 221).
De esto se desprende que la emancipación de la sociedad de la propiedad privada, de la servidumbre, la emancipación de los trabajadores, entraña ademas, la emancipación de la humanidad entera.( Marx: 221) Sobre esto se referira mas extensamente Freire.
Queda especificar puntualmente el concepto de lo que Marx denominó “ capital”.

El capital, es considerado por Marx, como la base de la sociedad burguesa.Es ante todo una relación social particular, históricosocialmente determinada. No es solo una relación social de producción, aunque su base esté en la producción material, sino que tiene además consrtucciones oproducciones simbólicas que legitiman dicha relación social en la que se funda el orden capitalista.
El capital se encuentra constantemente en movimiento, en un constante devenir, tiene su propia dialéctica.
El capital es concebido tambien como cosa, como proceso, no como simple relación ahistórica,ya que todo capital es trabajo objetivado, pero no todo trabajo obojetivado es capital.
Con respecto a la concepción del capital, Marx sostiene: “para llegar al concepto del capital, es necesario partir del valor de cambio y no del trabajo”. Así, en cuanto el dinero se pone como valor de cambio, se transforma en capital.
A su vez, el capital se transforma alternativamente en mercancía y dinero. El valor de cambio, se pone a si mismo como tal mientras aumenta de valor.
Marx observa que “este valor de cambio pone al trabajo vivo como medio de la producción de ese valor”. Así el trabajo y el trabajador se transforman en objetos y el valor pasa a ser sujeto.
En “Elementos fundamentales para la critica de la Economía Política” brinda una definición precisa del capital: “proceso en el cual valor y trabajo se vinculan, se relacionan y se diferencian entre si sin yuxtaponerse como indiferentes indiferenciados (Pág. 250-251).
El capital, no en formación, sino el formado, implica la creación del plus valor (producto del tiempo de plus trabajo), el transporte e ingreso de la mercancía al mercado y la renovación del proceso de producción del pluscapital.
De esta manera, observamos que el sujeto no es el ser humano, sino el capital. Y este sujeto de producción es sujeto de valorización (creación del plusvalor). El obrero cede su fuerza creadora, por lo cual necesariamente tiene que empobrecerse, ya que dicha fuerza creadora, se establece como poder ajeno.
Siguiendo la concepción hegeliana, el sujeto, es la “verdadera realidad”. De esta manera desarrollando la concepción del sujeto, se llega a todas las contradicciones de la realidad.
Pero esto, no esta inserto en la determinación histórica real, acto que si realiza Marx: en el sistema capitalista, el capital es el que pasa a ser sujeto. Es por eso que se necesita desarrollar el concepto de capital, porque allí aparecerán todas las contradicciones de esta realidad invertida.
Observa, que el objeto creado por el trabajo, se transforma en sujeto que pasa a dominar al sujeto que lo ha creado.
Así como en Hegel, el sujeto va adquiriendo diferentes configuraciones, siendo siempre el mismo sujeto, Marx agrega que de la misma manera, el capital también adquiere diferentes configuraciones (mercancía y dinero) sin dejar de ser nunca el mismo capital.
La trampa de la ideología de dominación capitalista, radica en que partiendo del trabajo nunca aparece el capital. Dicha ideología, transforma el objeto creado en sujeto, que subsume a su creador.
El capital subsume al trabajo, el cual produce valor y solo una parte mínima vuelve al trabajador. La gran parte pasa a engrosar el capital.
Esto lleva al capital a tender a transformar todo lo que esta a su paso en mercancía, como valor de cambio, no de uso.
De esta manera, se transforma en mercancía toda necesidad humana (el comer, el dormir, el nacimiento, la muerte, etc.)
Es que en el capitalismo, no existe el bien común, sino solo mercancías. Todo se vende y todo se compra, y el trabajador que primero es apartado de los medios de producción y luego por este comprar y vender, mediado por el sistema monetario y la transformación de todas las necesidades humanas en mercancías, es obligado a salir a vender lo único que tiene, “su fuerza de trabajo”, para poder subsistir y satisfacer esas necesidades, transformadas en mercancías y puestas en venta.
Así, el trabajador, expropiado de sus medios de realizarse, es doblemente explotado, ya que por un lado, produce valor, pero solo una pequeña parte vuelve a este, engrosando el resto, a su dominador, y por otro lado, es obligado a distorsionar su trabajo ya no como fin, sino como medio para obtener una remuneración, que le permita acceder a la satisfacción de sus necesidades, hechas mercancías.
Este salario, implica para el capital, la renovación de su fuerza de trabajo. El trabajador es “liberado” para que vuelva a su casa, recomponga sus fuerzas y vuelva a entregarlas al sistema y, por otro lado, para que se reproduzca, reproduciendo así, nueva fuerza de trabajo, que se incorporará al sistema de dominación capitalista.
Dicho sistema de dominación, trasciende la dominación del cuerpo del trabajador, domina también sus consciencias. Forma dichas consciencias con los “parámetros” que impone el sistema dominante.
Aquí radica un punto de conflicto que es necesario superar. Por un lado, el materialismo anterior, que solo concibe cosas, realidad, sensoriedad, bajo la forma de objeto, pero no como practica humana, no de modo subjetivo.
Por otro lado, el idealismo, en contraposición al materialismo, desarrolla el lado activo pero solo de un modo abstracto.
La teoría materialista de que los hombres modificados, son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que es ese mismo hombre el que cambia las circunstancias y el que modifica la educación.
La critica de Marx al idealismo, radica en que se queda en lo abstracto y así se vuelve incapaz de ser instrumento de transformación de la realidad.
Esta contradicción, se refiere a la histórica separación de teoría y practica. Separación que es también un producto histórico. Tanto los griegos, como los medievales, despreciaban el trabajo, este era una actividad exclusiva de esclavos (para los primeros) y siervos (los segundos). Con la revolución burguesa la primacía pasa de la teoría a la práctica, pero esta primacía, en vez de superar esta separación, termina desconociendo el significado de la teoría, reduciéndola a mera teoría.
La gran cuestión que se plantea, es la concepción del hombre.
Hegel, plantea que el ser humano, “no es” sujeto sino que se hace sujeto, se crea como tal. Nuestra primera visión del mundo es objetual, pensamos, percibimos objetos. El paso del objeto al sujeto es el paso de la consciencia a la autoconciencia.
Al negar al objeto y al negarse como objeto, el hombre se hace sujeto, se reconoce como sujeto, reconociendo al otro y reconociéndose en el otro. Es decir, el ser sujeto se da intersubjetivamente.
Un aspecto fundamental de estas relaciones subjetivas es la educación. No hay educador puro por un lado y educando puro por el otro.
Marx critica lo que Freire denomino (y critico) como “educación bancaria”, en la cual el maestro deposita su saber en los educandos, como el capitalista deposita su dinero en los bancos. “el educador también debe ser educado”.
Es que este sistema de dominación capitalista, no puede reproducirse y perpetuarse solo a través de la dimensión material de la realidad. Hay otra dimensión que debe ser dominada y es la consciencia del hombre. Así este sistema, domina la “teoría” y la “practica”, domina el trabajo y el pensar y el decir de este pensar: la palabra.
Es P. Freire, quien “ apropiándose” ( no en el sentido capitalista del termino) de Hegel y Marx, da cuenta de que en sociedades gobernadas por intereses de grupos, clases y naciones dominantes, la educación liberadora de estas consciencias “ oprimidas” es incompatible con la pedagogía que sirve como instrumento de dominación. Que es practica de dominación.
Freire tiene dos notables ventajas con respecto a Hegel y Marx. En principio, escribe mas de cien años después, con el sistema de dominación mucho mas desarrollado, con mas de un siglo de producción histórico-cultural que es indagada, y por otro lado , el hecho de escribir desde la periferia ( Latinoamérica) del sistema capitalista, le permite tener una visión distinta ( por no decir mas completa) de lo que trae aparejado este sistema.
Volviendo a Freire, sostiene que en una cultura tejida por la dominación, por mas “ generosos” que sean los propósitos de los educadores, es una barrera para la liberación de los marginales y los proletarios, ya que es pedagogía como practica de dominación, como legitimizacion de una cultura dominante, ya que no es otra que la de la clase dominante.
A través de esta practica de dominación, el oprimido, introyecta al opresor. Hegelianamente diríamos que “la verdad del opresor, radica en el oprimido” (freire).
Ante esto, Freire argumenta la necesidad de la pedagogía del oprimido, NO PARA EL, SINO DE EL, como sujeto que se debe reconfigurar responsablemente. Freire observa lo que mencione anteriormente, que el que mas trabaja, menos puede decir su palabra, así los dominadores mantienen el monopolio de la palabra, reteniéndola y negándosela a los demás. La pedagogía del oprimido se trata de esto, se aprender a tomar la palabra de quienes la retienen y niegan. Observa también, como multitudes inmensas, ya ni siquiera tienen lugar para ir a vender su “ fuerza de trabajo”.
Lo que Hegel sostiene como miedo a la libertad, que lleva a refugiarse en la seguridad vital ( del siervo al señor), es tomada por Freire. Muchas veces esta libertad se “ confunde” ( no de manera casual, ni natural) con el mantenimiento del status quo. De ahí que si la conscienciacion, implica poner en tela de juicio el orden establecido, pone en riesgo la libertad.
La preocupación, que lleva a este cuestionamiento del orden, tiene una raiz profunda. Es la preocupación del hombre y de los hombres, como seres con y en el mundo. En palabras de Hegel, “ en que y como estan siendo”, en poner en tela de juicio las sociedades de consumo, las burocracias a las que son sometidos, a exigir la restitucion de su “ hacerse” sujetos en y con el mundo. Exigir la posibilidad de transformar y transformarse.
Freire, ahonda mas y observa lo que el denomina “ falsa generosidad”: “ los opresores, falsamente generosos, tienen necesidad de que la situación de injusticia permanezca a fin de que su generosidad continue teniendo la posibilidad de realizarse.”
Esta es una inversion tipìcamente capitalista. “ el orden social injusto, es la fuente generadora y permanente de esta “generosidad” que se nutre de la muerte, la miseria y el desaliento.”
Freire prosigue: “el opresor, jamás puede entender que la verdadera generosidad radica en la lucha por la desaparición de las razones que alimentan este falso amor, la falsa caridad de la cual resulta la “mano extendida del abandonado de la vida”, miedoso, vencido, inseguro, aplastado.”
El problema que le surge a Freire, es como podrán, los oprimidos que alojando al opresor, se constituyen en seres duales, inauténticos participar de la elaboración de la pedagogía de la liberación, ya que solo en la medida en que descubran al opresor dentro de si, podrán liberarse de este.
Al principio, el oprimido, solo quiere invertir los polos, quiere ser opresor por su adherencia a este. Así, simplemente quieren reformas no para liberarse, sino para poseer y ser propietarios, por la intención de terminar siendo como los opresores. Así es que deben superar la figura introyectada del opresor para poder liberarse, solo reconociéndolo en ellos, podrán realizar esto.
Volviendo al miedo a la libertad, que ya planteaba Hegel, Freire observa que en los oprimidos, es el miedo a asumirla, mientras que en los opresores es el miedo a perder la libertad de oprimir.
“Quieren ser mas, pero temen ser mas”.
Freire plantea que en un pasar dialéctico, acción y mundo, mundo y acción se encuentran en una intima relación de solidaridad. La acción solo es humana cuando mas que un hacer es un “quehacer”, cuando no se dicotomiza de la reflexión. Cuando es “una acción conscientizada”.
A través de esto, Freire realiza una serie de preguntas, que se aplican también a la problemática de los cortes, en cuanto entendamos a los actores de estos como oprimidos, que luchan contra la opresión. Cuando se moviliza todo el aparato de represión del sistema dominante, alegando el acto de violencia ilegitima hacia el derecho ellos, hacia la propiedad privada, cuando se privilegia el “derecho a transitar” por sobre “el derecho a protestar” (y pensemos bien quien transita y quien protesta, y, quien escribe y legitima las leyes y quienes las padecen), las preguntas de Freire toman un protagonismo, un sentido, totalmente actualizado. : “¿ como podrían ser los oprimidos los que inician la violencia, si ellos son producto, el resultado de la violencia’?, ¿como podrían ser ellos, los promotores de algo que al instaurarse objetivamente los constituye?”
Son los que oprimen, los que instauran la violencia. Aquellos que explotan, que no reconocen a los otros y no los que no son reconocidos, los que son explotados, expropiados de sus medios de producir y producirse. Son estos mismos violentos los que instauran el terror, el miedo a la libertad, los que determinan que es la libertad, distorsionando su significado, transformándola en el orden establecido. Son estos mismos que se quejan, los que crean a los “abandonados de la vida”.
“Los que instauran el odio, no son los odiados, sino los que odian primero.
Los que instauran la negación del hombre, no son los negados, los que fueron despojados de su humanidad, sino aquellos que se la negaran, negando también la suya.
Los que instauran la fuerza son los fuertes que se robustecieron con el enflaquecimiento de los muchos otros, de los que se debilitaron.”
Sin embargo, la dominación, impone la “culpabilidad” de los oprimidos, como violentos, subversivos y la concepción de estos como inferiores, que desaman la “generosidad” opresora.
Son ellos, “ esa gente”, “ esa masa ciega y envidiosa”, “ salvajes” “ nativos”, “ inferiores”, “subversivos” los violentos, cuando en verdad, están luchando contra la violencia originaria y permanente de los opresores, contra el “ status quo”, el orden impuesto ( orden que ya pudimos analizar tanto en su concepción material como en la espiritual).
Esta imposición de la visión de la clase burguesa, es la que demoniza a los cortes y esconde tras lo natural, en cuanto normal, los verdaderos motores de estos cortes, la que impone a los que cortan como violentos y salvajes, alteradores del orden, de la libertad (¿de quien?), contra la propiedad (¿de quien?).
Lo que ocurre con los opresores, es que no se reconocen en el proceso de liberación, sino por el contrario, se sienten como si realmente estuvieran siendo oprimidos.
Es que si antes podían comer, vestirse, educarse, pasear, escuchar a Beethoven, mientras millones (y a costa de) no comían ni se vestían ni paseaban ni mucho menos escuchaban a Beethoven ( por citar un representante de la "alta cultura"), cualquier restricción de esto en nombre del derecho de todos, les parece una profunda violentacion contra su “derecho de vivir en paz”. Derecho que en la situación anterior, no respetaban en los millones de oprimidos que sufrían y morían de hambre, tristeza, dolor y desesperanza. Es que, para los opresores, solo ellos son la persona humana, los otros son “cosas”, están reducidos a meros objetos.
Para los opresores hay un solo derecho inalienable, y este es el derecho de ellos a vivir en paz, frente al derecho (con suerte) de los oprimidos de subsistir. Derecho que deben otorgar a regañadientes, porque necesitan que el oprimido siga existiendo como tal, para poder seguir siendo “generosos”. Esto, según Freire, se debe a su constitución como clase dominante. En cuanto se instaura una forma de violencia y opresión, esta genera toda una forma de ser y de comportarse de los que se encuentran inmersos en ella.
Esta violencia es heredada, como proceso, de generación en generación de opresores, creando una consciencia fuertemente posesiva tanto del mundo como del hombre oprimido, reducido a objeto de posesión.
A través de estas ansias de posesión, se convencen de que todo puede ser reducido a su poder de compra, (lo que también mencionaba Marx, todo transformado en mercancía), de ahí su concepción materialista y su distorsión del “ser” en el “tener mas” aun a costa del tener menos, o nada de los oprimidos.
Pero este “ser mas”, no genera una voluntad dicotomica, la del ser menos, en los oprimidos, sino que tarde o temprano, los lleva a luchar contra quien los minimizó.

A través de este trabajo esa idea que al principio del mismo deje “ flotando”, del corte como contra-corte cobra sentido, totalmente llena de contenido, es la razón que se realiza ( que se debe realizar en lo concreto), es la realidad racional en contraposición a la realidad invertida ( realidad irracional) del sistema de dominación capitalista. Es necesario, poder “ver” sin los “anteojos sociales” que nos son impuestos, poder graduar nuestros propios anteojos “desmitificadores” para poder apreciar esta otra dimensión del conflicto, dimensión oculta por la aparente naturalidad del orden impuesto, impuesto por la clase dominante, por el sistema dominante, escondiendo con mecanismos de “invisibilidad” y, poder ver así por fin, las verdaderas causas, motores del conflicto.
Es necesario agregar que cuando se cercenan los diferentes canales posibles dentro de la institucionalidad ( que es burguesa) o cuando los canales institucionales de expresión vigentes no son adecuados o son desbordados no queda otra para los oprimidos, los excluidos, los dominados por este orden (que impone sus propias reglas de juego) que salir a visibilizar la situación, publicarla, es decir hacerla pública, de todos y luchar por su propia construcción de expresividad del problema subyacente. Cuando las salidads institucionales no existen o no son adecuadas o son desbordadas la confrontación directa empieza a cobrar sentido y empieza a ser considerada como la unica forma viable de "hacerse oir" en un régimen demócratico que debería implicar la igualdad de oportunidades para todos y que sin embargo desiguala otorgando oportunidades para algunos y negaciones para otros.

Aclaración: Este trabajo se realizó bastante antes del fenómeno de los cortes de ruta de los empresarios agrarios ( es decir de la burguesia agraria) lo que implicó un fenómeno realmente novedoso que necesitó ser expresado a través de un concepto ( piquetes de la abundancia, piquetes federales, piquetes patrioticos, etc). No solo causó y causa cierta sorpresa, no solo muestra que evidentemente hay canales institucionales que no están siendo correctamente utilizados, no solo demuestra que evidentemente los cortes son legítimos sino que además parecen ser una herramienta bastante efectiva sino que tambien dejó "picando" para quien quiera verlo, el grado de manipulación mediatica de los mismos, donde cierta ciudadanía desigualmente favorecida lleva adelante esta forma de protesta gozando de una legitimidad años antes impensada, mientras se le siguen clausurando a cierta ciudadanía de "segunda" las mismas oportunidades de expresión mostrando claramente la concordancia de intereses entre las diferentes facciones de la "clase dominante" ( o propietaria de los medios de producción materiales y simbólicos), mostrando como el sentido común sigue siendo distorsionador de las realidades sociales y sigue siendo un mecanismo simbólico de dominación tremendamente eficaz y dando cuenta de la poca memoria que siguen teniendo muchos sectores sociales de este pais donde se selecciona de acuerdo a las necesidades coyunturales y donde se golpean cacerolas sin saber porque, para que y a favor de quien, cacerolas que no sufren el vacio diario, el olvido en alguna alana producto de las necesidades basicas no satisfechas de millones de argentinos y que solo salen para ser golpeadas cuando se les toca el culo a algunos o cuando los medios orquestan este tipo de movidas pero sigue sonando el eco silencioso en su interior cuando se trata de la educación, la salud, el bienestar de los abuelos, la condena del hambre com un crimen más, la contaminación e hipotecamiento del futuro de nuestras generaciones venideras y tantas otras cosas más que parecen no existir, salvo cuando los oprimidos deciden ponerse de pie, ser responsables escribiendo su propia historia conquistando de esa manera su derecho a la palabra y su capacidad de hacerse sujetos transformando el mundo que nos rodea, el orden que se nos impone y transformandose a si mismos.


Bibliografía utilizada:
“ Pedagogía del oprimido” Freire, Cap. I
“ Acerca de señorios y de siervos” : Alejandra Pagotto, Carla Wainsztock y Sabrina Osowski.
“ Fenomenologia del espiritu” JF.G. HEGEL.
Selección y notas de Maria Jose Rossi.
La Filosofia del Estado Etico. Concepción hegeliana del Estado: Ruben Dri.
Karl Marx: Selección y notas de Santiago Mondonio. Manuscritos de Economia y Filosofia.
Marx. Definiciones del capital en Grundrisse. Por Ruben Dri.
“ aspectos de la filosofia marciana de la praxis”. Por Ruben Dri.

lunes, 11 de mayo de 2009

explicación sencilla sobre ¿Qué es la explotación?

A pedido del público en general, para los que exigen textos mas rapidos y sencillos de leer, para aquellos que andan viviendo bajo la tiranía del reloj y para aquellos que sostienen que la explicación es una justificación para no laburar, aca les dejo un texto corto y didáctico del profesor Rolando Astarita sobre la cuestión de la explotación como forma de obtención de la plusvalia ( expresada como ganancia de capital) bajo la particular forma sociohistórica de relación social de producción que es el sistema capitalista, que muchos apoyan pero sin saber bien de que se trata, solo juegan el juego que les enseñaron a jugar.
Saludos y ojalá estos textos sean autenticos disparadores.

Argumento sencillo sobre la explotación

Rolando Astarita
Noviembre de 2008

En lo que sigue presentamos una sencilla argumentación a favor de la tesis que dice que en la sociedad capitalista el trabajo asalariado es explotado. Fue presentada por Marx (en El Capital) y aquí nos limitamos a exponerla con cierto detalle, y a establecer sus conexiones con la llamada “súper-estructura”, así como sus consecuencias polémicas para lo que usualmente se enseña en economía. El argumento no sólo es lógico, sino también histórico.

Situación A: una sociedad feudal ideal

Partimos de un modelo de pequeña sociedad feudal. Hay un señor feudal que posee una extensión de tierra. Esta extensión de tierras se divide en dos partes. Una parte es tierra del señor; otra parte, de igual extensión que la del señor, está ocupada por 20 familias campesinas.
Cada una de las 20 familias posee un lote de tierra. Con el trabajo en el lote, cada una obtiene (descontada la semilla para volver a sembrar) una unidad neta de cereal, que consume íntegramente, elaborando el pan. Los campesinos no son propietarios de los lotes; pero los poseen “de hecho”, así como sus herramientas de trabajo.
Legalmente los lotes son propiedad del señor. Por ese motivo los campesinos están obligados a pagar un tributo al señor, que consiste en trabajar la tierra del señor; y no pueden abandonar las tierras. Propiamente, son siervos campesinos.
Los siervos campesinos trabajan 6 días; 3 en sus lotes, y 3 en la tierra del señor; los domingos descansan. En la tierra del señor producen (también descontada la semilla para volver a sembrar) 20 unidades netas de cereal que, naturalmente, van para el señor.
El señor y su familia consumen 7 unidades de cereal (están mejor alimentados que los campesinos). El señor utiliza otras 1,5 unidades de cereal para mantener a un intelectual, quien explica a los campesinos que el orden social deriva de la voluntad de dios, y no tiene sentido intentar cambiarlo. También emplea 7,5 unidades de cereal para alimentar a 5 soldados (los soldados también consumen un poco más que los campesinos) que cuidan que los siervos campesinos no se rebelen, y cumplan con sus obligaciones. Por último, vende las 4 unidades de cereal restantes a un comerciante que viene de lejos. Éste le provee de armas para sus soldados; de algún libro para el intelectual; y de bienes de lujo (por ejemplo, a la señora del señor feudal le encantan las sedas).
Cómo se juzga: Un marxista dirá que los campesinos no reciben remuneración alguna por los 3 días semanales que trabajan en la tierra del señor. El señor se apropia de un excedente por el que no ha trabajado, y del que vive él mismo, su familia, los soldados y el intelectual. Por lo tanto los campesinos son explotados. Un intelectual economista neoclásico seguramente acordará en esto.

Situación B: trabajo asalariado y capitalismo

El modo de producción capitalista se ha instalado. El señor se las ha ingeniado para despojar –violencia mediante, pero esto apenas es un “detalle histórico”– a los campesinos de sus lotes de tierra y sus instrumentos de trabajo. Los campesinos han dejado de ser siervos, y pasaron a ser trabajadores libres. Son libres porque han sido “liberados” de los medios de producción y de la tierra, y porque pueden contratar libremente su fuerza de trabajo. La tierra, los instrumentos de trabajo y la semilla son propiedad privada del señor. Pero éste ya no es “señor”, sino “empresario capitalista”.
Los 20 campesinos trabajan toda la tierra (la que antes era del señor y la que conformaba sus lotes) y producen 40 unidades netas de cereal. A cambio reciben una masa salarial en dinero, que equivale a 20 unidades de cereal. Esto es, lo suficiente para que cada familia se mantenga.
El empresario lleva las 40 unidades de cereal al mercado más cercano. Los campesinos concurren a ese mercado y compran 20 unidades de cereal con el salario que han recibido. Con este dinero recibido de los campesinos, el empresario paga el siguiente salario a sus trabajadores; que éstos gastarán comprando de nuevo cereal; con lo que el dinero volverá a manos del empresario, y así de seguido. El salario es así una asignación dada a los campesinos para participar del producto que ellos mismos reproducen constantemente con su trabajo.
Pero además en cada ronda al empresario le queda el equivalente de 20 unidades de cereal, que realiza en dinero al vender el producto en el mercado. Ese excedente en dinero es la plusvalía.
Ahora, como antes, emplea el equivalente de 7 unidades para el consumo. Le quedan 13 para impuestos y otros gastos. Paga impuestos por una suma de dinero equivalente a 9 unidades del cereal que vendió. Con esto pueden mantenerse 5 soldados y un intelectual, que están contratados por el Estado
El intelectual, que ahora es economista, explica que los campesinos reciben una paga por su trabajo, y que la ganancia se debe al sacrificio que realiza el capitalista al postergar su consumo; esto es, la ganancia proviene de su abstinencia.
Después de consumir y pagar impuestos, al empresario le queda el equivalente a otras 4 unidades. Pero en lugar de gastarlo en lujos, ahora está dispuesto a invertir ese dinero productivamente, arrendando tierras vecinas y contratando más campesinos para trabajar. Ya habrá tiempo para disfrutes. Está a un paso de convertirse en una máquina dedicada a acrecentar el capital que adelanta en cada ciclo de producción. De manera que tiene razón el economista. Su ganancia es un premio por su abstinencia. Nadie se sacrifica como él por el avance del progreso humano. Su lema pasa a ser “acumular y acumular”.
Cómo se juzga: Un marxista dirá que con respecto a la situación A, donde la explotación aparecía de manera diáfana, sólo se modificó la forma social, esto es, la relación social. En A los campesinos producían 20 unidades de cereal que consumían directamente; y 20 unidades de cereal que entregaban al señor. En B los trabajadores campesinos siguen produciendo 20 unidades de cereal para su consumo. Y otras 20 unidades por las que no se les paga. Ahora, como antes, los productores entregan trabajo sin recibir nada a cambio. Éste es el secreto de la plusvalía, o ganancia del capitalista. Tampoco desapareció la coerción sobre los campesinos. Antes los campesinos estaban sujetos a la tierra y eran obligados por los soldados a trabajar en la tierra del señor. Ahora son libres; pero si no trabajan como asalariados del empresario, se mueren de hambre. Por lo tanto están obligados a contratarse como asalariados.
Se ve que la ganancia no proviene de que el empresario se abstenga de consumir (¿alguien ha hecho la prueba de dejar de consumir para ver si lo ahorrado crece por sí mismo?).
Muy distintas serán las conclusiones del economista neoclásico moderno. Heredero de aquel viejo intelectual que teorizaba sobre la abstinencia, dirá que aquí no hay explotación alguna. Provisto de sus correspondientes funciones de utilidad y producción, explicará que lo que gana el empresario se debe al “rendimiento marginal de la tierra y del capital” (el “capital” es el arado y demás herramientas, que parecen “rendir” sin que haya trabajo humano). Y dirá también que lo que gana el campesino es igual a la productividad marginal de su trabajo. ¿Explotación? ¿Lucha de clases? ¿Relaciones sociales de producción? Palabrería marxista para confundir a los jóvenes y desviar a la ciencia de su recto camino.
Queda sin embargo por responder la pregunta clave: Si no hay explotación en la sociedad capitalista, ¿qué diferencia de fondo se establece entre la situación A y B descritas? Éste es el problema a resolver por quienes impugnan la teoría de la explotación de Marx.

una aproximación a la crisis actual desde el marxismo ( R. Astarita)

Les dejo un texto un tanto larguito que plantea un análisis desde el marxismo de la actual crisis financiera y del estrangulamiento del ciclo económico.
Es la primera ( pero no la última) vez que tomo prestado un texto ( de eso se trata socializar el conocimiento no?). En este caso se trata de un texto que tomé prestado del profesor Rolando Astarita ya que me parece que plantea la cuestión con una serie de argumentos muy sólidos.
bon apetite.




CRÉDITO, CRISIS FINANCIERA Y CICLO ECONÓMICO

Rolando Astarita
(octubre de 2008)

En este trabajo examinamos la crisis financiera y monetaria en su relación con el ciclo económico. Abordamos primero la relación entre la teoría del valor y la acumulación del capital, y la tendencia a la sobreacumulación y las crisis cíclicas en el capitalismo. Luego examinamos el ciclo actual en Estados Unidos, y hacemos algunas comparaciones con la crisis de los treinta.

Ciclos y movimientos tendenciales de la ganancia

Una de las cuestiones más importantes a discutir es la relación entre los ciclos económicos y los movimientos tendenciales de la tasa de ganancia, y de la inversión. En el trabajo sobre la crisis financiera de octubre de 2007 hemos presentado –siguiendo la interpretación de Shaikh– la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, formulada por Marx, que sostiene que la tasa de ganancia cae a largo plazo porque aumenta la inversión de capital constante por unidad de trabajo humano. Sostuvimos que en Estados Unidos, durante la década de los noventa, se manifestó esa tendencia; hubo gran dinamismo de la inversión fija en equipos y software, que llevó a una fuerte acumulación de capital por obrero, que estuvo en la base de la caída de la tasa de ganancia desde 1997, desembocando en la recesión de 2001.
Pero la recesión fue benigna. En 2001 la economía aún creció el 0,8%, y se recuperó en 2002, con un crecimiento del 1,6%. En los años siguientes el PNB estadounidense creció a una tasa promedio algo superior al 3%. Sin embargo, y aunque en 2006 el PNB creció el 3,4%, ese año empezó a debilitarse seriamente el sector de la construcción. Y en 2007 estalló la crisis financiera, se evidenció la sobreproducción en el mercado de las viviendas, y la economía se desaceleró, creciendo el 2%. Con la profundización de la crisis financiera continuó la caída; en 2008 crecería al 1,6%, y los pronósticos más recientes (octubre de 2008) contemplan una tasa de crecimiento en 2009 entre cero (pronóstico optimista) o negativa (pronóstico más realista); y claramente negativa por lo menos en la mitad de 2009. Por lo cual estaríamos asistiendo al inicio de la fase contractiva del ciclo económico iniciado con la recuperación de 2002.
Una pregunta que se plantea entonces es acerca de la relación entre esta nueva recesión en puertas y el movimiento de la tasa de ganancia, que es la variable decisiva en lo que respecta a la acumulación del capital. La recesión ¿se debe nuevamente a una caída de la tasa de ganancia, producto de la sobreacumulación de capital? Mucha gente piensa que toda crisis debería explicarse, desde la óptica marxista, por la caída de la tasa de ganancia. Pero esto es imposible. Los ciclos económicos ocurren con frecuencias de 5 a 10 o 12 años, y en su mayoría no se pueden explicar por la acción de la ley tendencial descubierta por Marx. Por ejemplo, entre 1815 y 1914 se produjeron 12 crisis económicas, que pautaron los correspondientes ciclos. Marx pudo estudiar varios de estos ciclos y no intentó explicarlos por la tendencia al aumento de la composición orgánica del capital. Sólo algunos grandes movimientos cíclicos pueden explicarse por el incremento de la relación capital constante / trabajo vivo. Así, la crisis de la década de 1930 se habría producido por una caída tendencial de la tasa de ganancia, que dio lugar a un período de intensas convulsiones del capital. También la crisis de 1974 -1975. La tasa de ganancia había caído –se calcula que aproximadamente un 45% entre fines de los sesenta y principios de los ochenta– como resultado de un aumento a largo plazo de la composición orgánica del capital. Esta caída “estructural” de la tasa de ganancia explicaría la debilidad de la recuperación económica luego de 1976, en particular de la inversión. Y la nueva caída de la economía de Estados Unidos entre fines de la década de los setenta, y el comienzo de los ochenta, ocurrió con una tasa de ganancia que no se había recuperado. También a partir de 1997 se produce un debilitamiento de la tasa de ganancia “a la Marx”. Otro ejemplo de caída de la tasa de ganancia por aumento de la inversión de capital constante por obrero sería la crisis asiática de 1997-1998. Si bien el detonante habría sido financiero, en la base de proceso se encontraría un fuerte aumento de la composición del capital.1 Pero muchas otras recesiones cíclicas de la economía de Estados Unidos no se pueden explicar por una acumulación de capital “a lo Marx”. Por ejemplo, las recesiones de las décadas de 1950 y 1960 ocurrieron en un período en que la tasa de ganancia estaba “estructuralmente alta”, aunque fluctuaba a lo largo del ciclo. Lo mismo puede decirse de las de comienzos de los noventa. En cuanto a la recesión de 2001 se produjo en el marco de un debilitamiento de la tasa de ganancia por aumento de la inversión de capital constante, pero no hubo una caída “estructural”, o de largo plazo, de la tasa de ganancia. Y la actual recesión en puertas en Estados Unidos se desata en momentos en que la tasa de ganancia no se había debilitado sustancialmente, luego de la fuerte recuperación que tuvo desde 2002. Parece claro que la sobreacumulación de capital de los noventa, no generó una caída similar a la ocurrida en las crisis del treinta y de los setenta.

Las crisis y la dialéctica de la mercancía

La relación entre los movimientos cíclicos de la economía y la tasa de ganancia es compleja. Para su comprensión son necesarios análisis concretos, esto es, que incluyen muchas determinaciones. Entre ellas, hay que estudiar cómo operan el crecimiento desproporcionado de ramas de la economía, el crédito y el overtrading. Así también cómo actúan causas contrarrestantes a la caída de la tasa de ganancia; en especial, la tasa de plusvalía. El propio Marx, cuando analizó los movimientos cíclicos, hizo intervenir muchos de estos factores. Pero además la incorporación de estos elementos debe hacerse estableciendo las vinculaciones orgánicas, esto es, internas, con la naturaleza de la mercancía y del capital. Esto porque los ciclos constituyen una rasgo característico del “curso vital” de la industria moderna. En otros términos, la forma del desarrollo capitalista, con sus “movimientos de expansión y contracción alternadas”, sus “períodos de animación media, producción a toda marcha, crisis y estancamiento” (Marx, 1999, t. 1 pp. 787-788), debe derivarse de la dialéctica de la mercancía y del capital. De esta manera factores que muchos presentan como “externos” al sistema, y a los que se les atribuye la causa de la crisis –típicamente los problemas de riesgo moral, las dinámica supuestamente autónoma del crédito, y otros lugares comunes del mainstrean– no son más que manifestaciones de superficie del carácter inherentemente contradictorio de la relación capitalista.2 Se trata de estudiar el tipo de conexión que establece Marx cuando analiza críticamente la teoría de la acumulación de Ricardo, para mostrar cómo “la naturaleza misma del capital conduce a la crisis”.3 Ahí el propósito de Marx no es analizar la tendencia de largo plazo de la tasa de ganancia, sino los factores que concurren al estallido de las crisis periódicas del mercado mundial, a partir de la dialéctica que va desde la mercancía al capital, y de éste al crédito, la sobreacumulación y la crisis. Repasemos entonces brevemente esta lógica.
El análisis marxiano empieza con las contradicciones de la mercancía y la crítica de la ley de Say, que dice que “las producciones siempre se compran por producciones, o por servicios; el dinero es sólo el medio con el cual se efectúa todo intercambio” (Ricardo). Marx señala que esta ley –que se mantiene en la literatura neoclásica– había sido reducida, por la repetición constante de las crisis, a “una fraseología que ahora sólo se usa en tiempos de prosperidad, pero que se deja de lado en épocas de crisis” (1975, t. 2, p. 429). Es que las crisis ponen en evidencia las contradicciones de la producción burguesa que la ley de Say procura negar. En lo fundamental porque la ley hace desaparecer la contradicción entre el valor de uso y el valor de cambio. Así es que Ricardo habla de “producciones”, esto es, de valores de uso, no de mercancías. Y de “servicios”, o sea, del trabajo como “valor de uso”, y no de la mercancía fuerza de trabajo. Pero la primera condición de la producción capitalista es que el producto sea mercancía, se exprese como dinero y pase por la metamorfosis “mercancía – dinero”. Por eso Ricardo, argumenta Marx, borra la esencia de la mercancía, y su contradicción intrínseca. Convierte el intercambio de mercancías en un simple trueque y concibe al dinero como un simple medio de cambio, destinado a circular. Una visión que se mantiene imperturbable en los cursos usuales de “microeconomía” o en los modelos más avanzados del “equilibrio general”, donde el dinero es un numerario, y el mercado es trueque generalizado. Por eso el atesoramiento generalizado no puede comprenderse. ¿Para qué alguien vende, si no es para comprar? ¿Cómo es posible que el ahorro no fluya siempre a la inversión, provisto que la tasa de interés sea flexible? Y así de seguido.
Marx, por el contrario, demuestra que ya en la simple venta para la compra, M – D – M, anida la posibilidad teórica de la crisis, porque la primera metamorfosis de la mercancía, la venta, puede autonomizarse. Y si esta autonomización se prolonga hasta cierto punto, “la unidad interna se abre paso violentamente, se impone por medio de una crisis” (Marx, 1999, t. 1, p. 138). De aquí que pueda surgir un abarrotamiento general de los mercados. Por supuesto, para que esta posibilidad teórica de crisis se concrete hacen falta muchos más pasos. Pero lo importante es que la posibilidad, aunque aún abstracta, anida en la misma circulación mercantil. Las viviendas que hoy están sin vender en Estados Unidos no pueden entrar en el trueque; necesitan metamorfosearse en dinero.
El segundo momento en el desarrollo de la dialéctica de la crisis aparece en la función del dinero como medio de pago, que surge con el crédito derivado de la circulación mercantil. Cuando se compra a crédito el dinero funciona primero como medida de valor, y sólo al vencer el plazo convenido entra en escena como medio de pago. Ahora el dinero ya no es mediador del proceso, sino le pone punto final, de manera autónoma (véase Marx, 1999, t. 1 p. 166). En consecuencia surge un segundo nivel de crítica a la ley de Say, porque la función del dinero como medio de pago refuta la idea de que siempre se vende para comprar. Cuando el dinero es medio de pago hay que vender para pagar. Y a diferencia de lo que piensa la economía convencional, la enorme mayoría de las veces el dinero funciona no como medio de cambio, sino como medio de pago. Si bien los créditos monetizados funcionan como medios de circulación, después de la compensación de las deudas recíprocas, el pago último (settlement, según la expresión inglesa) debe hacerse en dinero de banca central, esto es, en cash. De ahí la demanda desesperada de líquido durante las crisis. Con esta segunda función del dinero la posibilidad de la crisis es todavía abstracta, pero más concreta que la primera.4

La dialéctica del capital, el sistema de crédito y las crisis

El siguiente paso en la marcha “hacia lo concreto” se da cuando introducimos el capital, esto es, el circuito

D – M (FT y MP)….P….M’ – D’

donde FT es fuerza de trabajo, MP son los medios de producción, y ….P…. denota el proceso productivo, durante el cual se interrumpe la circulación.
El capital mercantil debe pasar por el proceso M – D – M, esto es, por la metamorfosis de la mercancía, para que continúe la reproducción, no sólo del capital propio, sino los ciclos de todos los otros capitales. Por ejemplo, si el productor de camisas no realiza la venta, el productor de telas, su abastecedor, no podrá realizar su producto, etc. De manera que las formas más abstractas de posibilidad de la crisis reaparecen ahora en las superiores, más concretas. En particular, la segunda forma de la crisis reaparece, con una base más amplia y más concreta con el capital. Es que si ahora el productor de camisas ha comprado la tela con promesas de pago, y no puede realizar el valor de la camisa, se ve afectada la cadena de créditos y obligaciones mutuas.
En este punto es necesario hacer una aclaración. Si bien las posibilidades de las crisis se hacen más concretas, todas las formas contienen un “aspecto positivo”. Así, con el dinero surge la posibilidad de la crisis, pero también se amplían los alcances geográficos y temporales del comercio muy por encima del trueque. A su vez el dinero como medio de pago agudiza la posibilidad de crisis, pero también posibilita un mayor entrelazamiento de la producción de las mercancías. Con la relación capitalista se hace aún más concreta la posibilidad de las crisis, pero también se potencia el desarrollo de las fuerzas productivas, porque permite un mayor entrelazamiento de los circuitos del capital. Esto significa que estamos ante fenómenos inherentemente contradictorios. La expansión de las fuerzas productivas en el capitalismo no puede hacerse si no es al costo de desarrollar al mismo tiempo todo el potencial de sus contradicciones. Es un error pensar –como hacen muchos críticos románticos y reaccionarios del capitalismo– que el crédito puede suprimirse por un simple decreto; o que el modo de producción capitalista funcionaría sin contradicciones ante su ausencia.
Esa dialéctica del desarrollo de las formas puede apreciarse también cuando consideramos al crédito en su rol de palanca de la acumulación. El crédito permite canalizar fondos ociosos de todos los sectores hacia los circuitos del capital; desde ese punto de vista potencia el poder del capital para subordinar cada vez más las fuerzas de la producción bajo su mando, y desarrollar la producción de la riqueza. El crédito, además, permite que las fases de la producción y de la circulación del capital actúen de manera más acompasada, y que el proceso de reproducción del capital en su conjunto no se detenga ante retrasos temporales en la realización de las mercancías. Desde este punto de vista el crédito es necesario para el capital; su existencia, podríamos decir, es “sistémica”. El sistema crediticio es vital para el mismo despliegue de las fuerzas productivas bajo el capitalismo, y por esa misma razón potencia sus contradicciones; que van a estallar en las crisis. Ya Marx señalaba que el crédito constituía una red vital que interconectaba todo el sistema de reproducción del capital, y permitía un desarrollo más pleno de las fuerzas productivas.5 Pero al mismo tiempo ofrecía oportunidades para la especulación y las estafas, y se convertía en un factor de crisis. Decía que el sistema crediticio y bancario
… pone a disposición de los capitalistas industriales todo el capital disponible, y aun el potencial de la sociedad, que no haya sido ya activamente empleado, de tal modo que ni el prestamista ni el usuario de este capital son sus propietarios o productores. (…) En virtud del sistema bancario, la distribución del capital queda sustraída de las manos de los capitalistas privados y usureros en cuanto actividad particular, en cuanto función social. Pero a causa de ello, al mismo tiempo, la banca y el crédito se convierten asimismo en el medio más poderoso para impulsar la producción capitalista más allá de sus propios límites, y en uno de los vehículos más eficaces de las crisis y de las estafas (Marx, 1999, t. 3, p. 782).
Esto tiene hoy validez multiplicada en los sistemas económicos modernos. El crédito influye decisivamente en la inversión y el consumo. De manera particular en el consumo de bienes durables y en la compra de viviendas residenciales. Pero también ofrece la base más amplia para que se desarrolle la especulación.
Con el crédito se plantea entonces una nueva posibilidad desarrollada de la crisis. En primer lugar porque merced al crédito la fase de la circulación, en especial M’ – D’ puede autonomizarse durante todo un tiempo de las siguientes fases. Por eso en determinadas coyunturas la realización del capital mercancía puede estarse atascando, pero el financiamiento permite continuar con el ciclo productivo. Esto es, aparece la posibilidad del overtrading. El overtrading puede jugar un rol importante en la sobreacumulación cuando existen ramas de la economía que crecen a tasas más altas que el resto.
Pero no sólo hay que tener en cuenta el crédito que surge en la esfera del comercio, y que da origen a toda una pirámide de medios de circulación –esto es, créditos monetizados– sino también, y de manera muy particular, el crédito que genera capital. Este último no parece haber sido estudiado en detalle por Marx, pero ha cobrado especial relevancia en los modernos sistemas capitalistas. Se trata del crédito que han analizado los teóricos del “dinero endógeno”, o sea, la creación de dinero para el inicio de la rotación del capital. Es cuando los empresarios solicitan créditos, que son concedidos por los bancos. Con esos créditos los empresarios pagan a los trabajadores y proveedores, generando de esta manera los depósitos correspondientes en los bancos. Cuando venden la producción, devuelven los préstamos y el circuito se cancela. Se desarrolla así otra palanca para impulsar la acumulación, ya que en este caso el sistema crediticio no se limita a centralizar y canalizar hacia la producción recursos monetarios ya existentes –que parece haber sido la forma de crédito que más consideró Marx–, sino que genera, de alguna manera, el dinero (bancario) que abre el circuito del capital. Nuevamente encontramos una forma que, así como permite un mayor desarrollo de la producción, se puede convertir en una poderosa palanca de la sobreacumulación. Es este aspecto el que no se cansa de destacar Marx:
Si el sistema crediticio aparece como palanca principal de la sobreacumulación y de la súper-especulación en el comercio, ello sólo ocurre porque en este caso se fuerza hasta su límite extremo el proceso de la reproducción, elástica por su naturaleza, y porque se lo fuerza a causa de que una parte del capital social resulta empleado por los no propietarios del mismo, quienes en consecuencia ponen manos a la obra de una manera totalmente diferente a como lo hace el propietario que evalúa temerosamente los límites de su capital privado, en la manera en que actúa personalmente (Marx, 1999, t. 3, p. 106).
Al operar como palanca de la sobreacumulación, forzando al extremo el límite del proceso de reproducción, prepara las condiciones para que se profundice la sobreproducción y la sobreacumulación. Cuanto más amplio y extendido sea el sistema de crédito, más dependientes son todas las ramas de la producción del mismo, y en consecuencia más devastadoras son los efectos de una interrupción súbita del crédito:
En un sistema de producción en el cual toda la conexión del sistema de reproducción se basa en el crédito, si el crédito cesa súbitamente y sólo vale ya el pago en efectivo, debe producirse evidentemente una crisis, una violenta corrida en procura de medios de pago (Marx, 1999, t. 3, p. 630).
Por eso el sistema del crédito, actúa como un amplificador de la crisis, repercutiendo sobre toda la economía. Y lo hace de dos maneras. Por una parte, porque al desatarse la crisis tienden a subir la tasa de interés, lo que ejerce una punción negativa sobre la tasa de ganancia, afectando al consumo y la inversión. Este elemento juega un rol importante en los ciclos de negocios, dado que las variaciones de la tasa de interés tienen un carácter decididamente pro-cíclico, como ya había advertido Marx, y constata Sherman (1991).
Por otra parte, al aumentar la incertidumbre, aumenta la preferencia por la liquidez, los bancos y los capitalistas dinerarios son renuentes a prestar, y dadas las interconexiones de todo el sistema de crédito con la producción y el consumo, la economía se ve fuertemente afectada. En la medida en que los sistemas de crédito se han extendido en el capitalismo contemporáneo, los efectos son cada vez mayores. “La alta tasa de interés y el racionamiento del crédito –debido a las condiciones inciertas– son rara vez, si lo son, la causa principal de la caída, pero a menudo transforman una recesión suave en una depresión severa” (Sherman, 1991, p. 271). Es lo que Marx llamaba la crisis dineraria. Es cuando el dinero “pasa, de manera súbita y no mediada, de la figura puramente ideal del dinero de cuenta a la del dinero contante y sonante” (Marx, 1999, t. 1, p. 168). Las cadenas de pagos se interrumpen y es necesario vender las mercancías a cualquier precio, para afrontar vencimientos. En esa coyuntura “el valor de uso de la mercancía pierde su valor y su valor se desvanece ante su propia forma de valor. … Sólo la mercancía es dinero” (ídem).
La crisis dineraria surge no sólo del hecho que la mercancía es invendible, sino del incumplimiento de toda una serie de pagos que dependen de la venta de esa mercancía en determinado momento. “Ésta es la forma característica de las crisis monetarias” (ídem, p. 440). La caída de las ventas genera la crisis dineraria; que reactúa sobre la crisis general de la producción y el comercio, agravándola.6 Sobrevienen entonces las quiebras de los capitales más débiles, la centralización del capital, el aumento de la desocupación y de la miseria de las masas. Puede verse entonces que el crédito, si bien no es la causal autónoma del ciclo, reactúa sobre éste; hasta cierto punto, el efecto a su vez se convierte en causa.
Cada crisis por otra parte prepara el terreno para la siguiente recuperación, para la siguiente sobreespeculación, para la siguiente quiebra.

La valorización del capital y las finanzas

Lo discutido hasta aquí permite entender el porqué de la tendencia a la extensión del crédito, a buscar nuevas fuentes de financiamiento, a inventar más y más medios crediticios que permitan apalancar los fondos disponibles, para a su vez lanzar a la valorización más y más masas de capital dinero. Lo cual encierra el impulso a la sobreespeculación. Los gestores de los fondos dinerarios –sean bancos, fondos de pensiones o de inversión y similares– ganan en la medida en que valorizan más y más el capital dinerario. De ahí la tentación a embarcarse en todo tipo de aventuras. Por eso los cambios en la “aversión al riesgo”, en que hacen hincapié los neoclásicos para explicar las crisis, no dependen de la constitución psicológica particular de los inversores, sino de las relaciones sociales en las que están inmersos. Todos los capitalistas están obligados a intentar valorizar al máximo los valores en proceso. La valorización del valor es el principio motor y el fin de todo el proceso. La competencia impulsa a cada capital a conquistar más mercados, a vender más productos. Al capital que no tiene éxito le está reservado el destino de los fracasados, que no es otro que la desvalorización y/o la absorción por otros capitales más fuertes.
El hambre por el plusvalor afecta tanto al capital productivo como al comercial, o financiero. Si en las etapas de preparación de la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos los bancos, y otras entidades financieras, jugaron su rol, también lo hicieron las empresas constructoras, ávidas de expandir el mercado más allá de cualquier límite. Es que el criterio para la expansión de la producción “es el capital mismo, el nivel de las condiciones de la producción y el deseo ilimitado de los capitalistas de enriquecerse y ampliar su capital” (Marx, 1975, t. 2, p. 422) y no las necesidades del consumo. “La naturaleza de la producción capitalista consiste en producir sin tener en cuenta los límites del mercado” (ídem, p. 446).
Por supuesto, cuando las crisis estallan se escuchan voces que claman para que se ponga freno al exceso de crédito, y levantan el dedo acusador contra la “codicia” y falta de prudencia de prestamistas o prestatarios. Pero con esto se disimula que el problema emana de la naturaleza misma del capital, y de las tensiones a que está sometida su reproducción ampliada. Por eso también, al poco tiempo de superada la crisis, reaparecen las mismas presiones hacia el overtrading, el intento de llevar más y más allá la producción. A lo largo de la historia se escuchan las mismas protestas, y se hacen los mismos pedidos siempre que estallan las crisis. Thomas Friedman, en un artículo publicado en The New York Times (reproducido por La Nación 16/10/08), titulado “Hay que volver a lo básico: la prudencia”, cita un libro publicado en 1841 sobre las crisis financieras, de Charles Mackay, quien escribía:
El dinero con frecuencia ha sido causa de delirio de multitudes. Naciones sensatas se han convertido de repente en apostadoras desesperadas y han arriesgado casi su existencia misma por el valor de una hoja de papel. Se ha dicho que los hombres piensan en rebaños; se verá que también enloquecen en rebaños, mientras que suelen recobrar la cordura lentamente, uno a uno.
Siglo y medio más tarde estas palabras encajan perfectamente para describir el frenesí especulativo que abrazó al capitalismo más avanzado en años recientes. Por eso no tiene sentido explicar la crisis por los cambios en la aversión al riesgo. Esto es simplemente deslizarse, apologéticamente, por la superficie de los fenómenos que hay que entender.7

Elementos para el análisis de los ciclos económicos

Hasta el final de sus días Marx habría estado trabajando en encontrar una ley interna que explicara la regularidad de las crisis que afectaban al mercado mundial. Desde la crisis de 1816-1817 hasta la de 1882-1884 parecieron repetirse con una periodicidad de 10 años, aproximadamente.8 Marx pensó que este ritmo podría explicarse por los ciclos de duración y renovación de los equipos y maquinarias, que serían de unos 10 años.9 Sin embargo, después de 1882-1884 cambió la periodicidad de las crisis; hubo caídas en 1890-1893, nuevamente en 1900-1903, en 1907 y 1913.
Sherman, por su parte, registra 30 ciclos en la economía de Estados Unidos entre 1854 y 1980, de duraciones muy variadas. Algunos ciclos duraron unos 3 años, y otros 10 o más años. Y en los últimos años en Estados Unidos el ciclo tuvo una duración de unos 10 años, ya que hubo recesión a comienzos de los noventa, y en 2001. Aunque con la actual, de 2008, vuelve a romperse la periodicidad decenal. En cualquier caso, no parece posible explicar los ciclos a partir de la renovación de las maquinarias y equipos; por lo menos, no la mayoría. Por otra parte hemos dicho que por lo menos muchos ciclos no se pueden explicar por la caída tendencial de la tasa de ganancia debida al aumento de la composición orgánica del capital.
Nuestra hipótesis es que si bien no es posible establecer una ley general que explique los ciclos, sí existen factores que afectan a la tasa de ganancia y la acumulación, e inciden en el estallido de las crisis periódicas, y las recesiones o depresiones. Marx ha señalado algunos de estos elementos en escritos dispersos en los que exploraba la mecánica de los ciclos. En lo que sigue nos inspiramos en buena medida en esas intuiciones de Marx, aunque en absoluto pretendemos afirmar que nuestra explicación se apoya en alguna teoría que habría dejado elaborada sobre la cuestión. Nuestra intención es entender el actual ciclo de Estados Unidos, a partir de una cierta sistematización de qué variables pueden ser importantes.
Al analizar el ciclo por lo tanto, tenemos en cuenta, en primer lugar, factores que pueden afectar a la tasa de ganancia, además del aumento de la composición del capital.

a) Movimientos de salarios
Las suba de los salarios al extenderse la acumulación. Cuando la economía entra en la fase de prosperidad, o se acerca al auge, el ejército de desocupados se reduce, y los salarios tienden a aumentar. Las crisis periódicas, a su vez, restablecen el ejército de desocupados.10 De esta manera recogemos la idea de los teóricos del profit squeeze (los que explican las crisis por el aumento de salarios). Nuestra idea es que la suba de salarios es un factor a tener en cuenta, que puede debilitar la tasa de ganancia. Aunque la presión alcista de los salarios no opera en el largo plazo, ni puede explicar los ciclos que ocurren en períodos globalmente depresivos, de desocupación estructuralmente alta. Por ejemplo, no podría explicar la recesión de 1979-1982 en Estados Unidos. Pero sí podría estar en la base de fluctuaciones económicas, y de recesiones más o menos suaves. Marx contempló esta posibilidad cuando se refirió a que cuando el aumento de salarios afectaba a la tasa de ganancia, la acumulación se hacía más lenta. E, insistimos, puede ser un factor que contribuya al debilitamiento de la tasa de ganancia en determinada fase del ciclo de negocios; también la presión salarial puede bloquear un factor contrarrestante de la caída de la tasa de ganancia.

b) Variaciones del consumo de sectores no productivos
El consumo de la clase trabajadora tiende a llegar al máximo en el auge, porque generalmente es la fase en que se reduce el ejército de desocupados, y por lo tanto suben los salarios. Por eso mismo es muy difícil atribuir el giro hacia la recesión a la falta de demanda de bienes salariales, como había anotado Marx. Sin embargo la capacidad de consumo de las clases no productivas puede tener un carácter distinto, ya que no está regida por las leyes del salario, sino de la evolución de las ganancias. Una desaceleración de las ganancias frena el consumo de estos sectores; la incidencia de la tasa de interés también es importante. Así como el llamado “efecto riqueza”. Todos son factores a tener en cuenta. Los sectores no productivos, que viven de la plusvalía, pueden reducir rápidamente el consumo de bienes durables (el cambio del automóvil puede postergarse, etc.) ante un cambio de las condiciones económicas que genere incertidumbre; o por la caída de beneficios. Por otra parte, si bien el consumo de la clase obrera depende en lo fundamental del salario, el consumo de los trabajadores más calificados también está influenciado por la tasa de interés, dado el desarrollo de los sistemas modernos del crédito para el consumo. Un motivo más para dar importancia al carácter pro-cíclico del crédito, y la tasa de interés.

c) Variaciones cíclicas de los precios de las materias primas
Otro factor a tener en cuenta son las tensiones en los mercados de materias primas cuando se extiende el auge. Empecemos destacando que es un hecho que los precios de las materias primas son los que más fluctúan durante el ciclo. Durante el ascenso suben más rápidamente que los precios de los productos terminados, y en la contracción caen antes y más rápido. De manera que la ratio índice de los precios de materias primas / índice de precios al consumidor es pro-cíclico. Aunque de todas maneras debe tenerse en cuenta que durante largos períodos estos movimientos cíclicos pueden estar dominados por la caída a largo plazo de los precios de las materias primas, como sucedió durante las décadas de 1950 y 1960, y posteriormente en la década de 1980 y 1990.
Como afirma Sherman (1991) la explicación más común para el comportamiento cíclico de los precios de las materias primas consiste en una combinación de demanda acelerada con fluctuaciones menores de la oferta. Se sostiene que durante la expansión es mucho más difícil expandir la oferta de materias primas que la de bienes terminados. Aumentar la producción de zapatos es más sencillo que la de los animales de los que se extrae el cuero, que requieren años para su crianza. Lo inverso sucede durante la recesión.
Desde el punto de vista de la teoría marxiana, parece claro que la suba relativa de los precios de las materias primas puede afectar la acumulación, sea por un cambio en la proporción en que ocurre la reproducción ampliada, sea por variaciones de la tasa de ganancia. Ambos efectos fueron señalados por Marx, influenciado por la crisis de 1847. En este caso se trató de una suba del precio del algodón por malas cosechas. Marx se refirió a la cuestión en 1850;11 y le dio más generalidad en Teorías…, cuando afirmó que “una crisis puede surgir… por cambios en el valor de los elementos del capital productivo, en especial de las materias primas; por ejemplo, cuando hay una disminución de la cantidad de algodón cosechado” (Marx, 1975, t. 2, p. 441). En este pasaje Marx le asigna mucha importancia a las condiciones naturales, que pueden llevar a un aumento de los precios de las materias primas, provocando un trastorno en las condiciones de reproducción del capital, y una caída de la tasa de ganancia. Es que si aumenta el valor de las materias primas,
…quedan trastornadas las proporciones en que el dinero debe reconvertirse en las distintas partes componentes del capital para continuar la producción en la escala anterior. Hay que invertir más en materias primas, queda menos para el trabajo, y no es posible absorber la misma cantidad de trabajo que antes. (…) La reproducción no puede repetirse en la misma escala. Una parte del capital fijo queda ociosa, y una parte de los obreros se ve lanzada a la calle. La tasa de ganancia se reduce porque el valor del capital constante se ha elevado en comparación con el capital variable, y se emplea un menor volumen de éste (ídem, pp. 441-442).
Marx destaca incluso que debido a que los tributos fijos, como el interés y la renta del suelo, se basaban en la anticipación de una tasa de ganancia constante, y en que la explotación del trabajo se mantenía igual, en parte no era posible pagarlos. “De ahí la crisis. Crisis del trabajo y crisis del capital” (ídem, p. 442; énfasis añadido). Además pueden aumentar los costos de reproducción de la fuerza de trabajo; y en la medida en que entra en el consumo general provoca una demanda disminuida de otros productos (ídem). La cuestión puede adquirir más generalidad si se vincula el comportamiento pro-cíclico de los precios (y los valores) de las materias primas con la lógica de la acumulación capitalista; volvemos en seguida sobre esto.

d) Variaciones cíclicas de los gastos improductivos
Los aumentos en los gastos improductivos, que podrían tener un carácter procíclico. Fred Moseley ha insistido en la importancia de este factor para explicar la baja de la tasa de ganancia en el largo plazo.12 Podría aplicarse la idea al ciclo de negocios. Durante la expansión bajan los costos improductivos, debido a que aumenta la utilización de capacidad ociosa, y por lo tanto se reduce los gastos en trabajadores improductivos de las empresas (por ejemplo, personal de seguridad). También aumentan los volúmenes vendidos por trabajador empleado en el sector comercial. Disminuyen los costos de comercialización y el trabajo empleado en almacenamiento, porque la realización del producto es fluida. Asimismo las inversiones en tecnología pueden bajar los gastos improductivos de manera significativa; este aspecto de la cuestión adquiere especial relieve en la actualidad, debido a la incorporación de la tecnología informática a los procesos de gestión contable de las empresas, comercialización y finanzas, entre otras actividades.
Por otra parte, a medida que se alcanza el auge, los gastos improductivos pueden aumentar. Por ejemplo, es necesario invertir más tiempo de trabajo en la comercialización, o almacenamiento de productos. De la misma manera la extensión de los circuitos del crédito, la ingeniería de operaciones financieras cada vez más intrincadas, representan gastos crecientes para el conjunto del capital que son financiados con plusvalía.

e) La situación del mercado mundial
La situación en el mercado mundial, la competitividad de la economía y la situación de las empresas y sus inversiones en el exterior, las variaciones en el tipo de cambio, en el crecimiento del producto mundial, y similares, pueden ejercer un rol en la evolución del ciclo.
Si bien el aspecto internacional de la crisis lo tratamos en otro escrito, aquí haremos referencia a un aspecto que complementa lo que hemos discutido sobre la incidencia de las variaciones de los precios de las materias primas. Se trata de que estas variaciones pueden relacionarse con las características de las inversiones que demanda su producción, y la lógica de la ganancia. La cuestión se puede ver en el petróleo, que es la materia prima básica en la actualidad. La exploración y puesta en marcha de pozos petroleros demanda enormes masas de inversiones a largo plazo. Una vez puestas en marcha estas inversiones, es muy costoso detenerlas. Las decisiones de inversión en el sistema capitalista se rigen por las tasas de ganancia. Los movimientos de precios, a su vez, indican hasta qué punto es necesario aplicar más o menos tiempo del trabajo social general a una producción determinada. Cuando en una rama la oferta supera a la demanda, bajan los precios y las ganancias, y en consecuencia baja la inversión; con el tiempo disminuye la oferta, hasta adecuarse a la demanda. Lo inverso sucede cuando la demanda supera a la oferta. Esto ocurre en todas las ramas, pero en el sector del petróleo (también en minería, en forestación, en agricultura cuando se trata de la ampliación de la frontera agrícola) las inversiones tardan mucho tiempo en madurar. Durante la década de los noventa, cuando los precios fueron históricamente muy bajos (correspondiendo a un debilitamiento de la demanda), la inversión fue muy débil. A fines de esa década los precios del barril de petróleo estuvieron por debajo de los US$ 15. Pero en la década de 2000 la demanda se recuperó fuertemente. Entre 2003 y 2007 la tasa de crecimiento de la demanda del petróleo se ubicó en un promedio del 2,1% anual, casi el doble del promedio de fines de la década de 1990. En esto influyó el crecimiento de China, la recuperación de la economía rusa, y también el aumento del consumo de combustible en países productores. La oferta no alcanzaba a cubrir la demanda creciente. Algo similar ocurrió con la producción de otras materias primas. De ahí el fuerte aumento de los precios, en particular desde 2002. Desde el punto de vista de la teoría del valor trabajo, el significado es que hacía falta dedicar más tiempo de trabajo –esto es, más inversiones– a la producción del petróleo y otras materias primas. Desde el punto de vista de la acumulación mundial, significaba también que aumentaban las tasas de ganancia de las empresas del sector, y los ingresos de los países productores. Pero esto implicaba que en los países importadores netos de materias primas, como Estados Unidos, la tasa media de ganancia de las empresas podía verse erosionada en determinada fase del auge.

f) Las desproporciones en la acumulación
Agregamos ahora otro elemento para el análisis, que son las desproporciones que se originan en el carácter anárquico de la producción capitalista. Reconocemos que la explicación de las crisis por desproporciones tiene muy mala prensa en los ámbitos marxistas, y tal vez con buenas razones. Es que las desproporciones no brindan una ley interna, una razón de necesidad de por qué deberían desencadenarse periódicamente desequilibrios que condujeran, desde la producción excesiva en algunas ramas, y la subproducción en otras, a la recesión generalizada. Dentro de ciertos márgenes el sistema capitalista posee elasticidad para absorber fluctuaciones de precios y existencias en las diversas ramas. Esto explicaría que Marx no haya buscado la razón de las crisis cíclicas por este lado. Sin embargo, en su crítica a la teoría de la acumulación de Ricardo señaló que la sobreproducción de ramas importantes de la economía no necesariamente se compensaba armónicamente con la subproducción de otras ramas. En términos más modernos, diríamos que en el sistema capitalista no existe una regulación cibernética entre las ofertas y demandas de productos, y flujos de capitales entre sectores.
La cuestión cobra más relevancia cuando observamos que las fases de expansión están lideradas por algunas actividades que absorben enormes masas de capital, donde se abren constantemente posibilidades de ganancias extraordinarias –movidas por el cambio tecnológico de vanguardia– y donde también existen enormes posibilidades para la especulación desenfrenada. Con esto no queremos decir que todas las crisis deban explicarse por la desproporción; ni que deban explicarse tal vez exclusivamente por la desproporción. Pero sí pensamos que en algunos ciclos y crisis la desproporción puede haber jugado un rol de envergadura. Por ejemplo, la crisis de 1836-1839 tuvo como antecedente el auge “desproporcionado” de los ferrocarriles, que arrastró a la siderurgia y el carbón, con la consiguiente especulación financiera sobre los activos de estos sectores; también la de 1847-1848. La crisis de 1873 estuvo precedida por la expansión también “desproporcionada” de la industria pesada alemana. El crack francés de 1882-1884 tuvo como antecedente la expansión de la construcción ferroviaria, y la especulación. También en Estados Unidos, terminando en el “pánico de los ferrocarriles”. La crisis de 1907 estuvo precedida por la especulación intensa sobre el cobre, vinculado a la expansión colosal de la industria eléctrica.13 En un pasaje de El Capital Marx parece darle importancia a este aspecto para explicar las crisis periódicas, aunque a través de una referencia indirecta. Escribe que si los cambios de precios impiden que “grandes proporciones del capital se repongan en sus proporciones medias”, y dada la interconexión general del proceso de producción que desarrolla el sistema de crédito, deben producirse “paralizaciones generales temporarias” (Marx, 1999, t. 3, p. 622). ¿Cuáles pueden ser esos “cambios de precios” que impiden que “grandes proporciones del capital se repongan en sus proporciones medias”? Claramente, en un auge especulativo los precios pueden seguirse inflando, gracias al estímulo del crédito, impidiendo que los capitales se repongan en las proporciones “medias”, esto es, acordes con la tasa de reproducción ampliada del resto de las ramas. Esto estaría alentado por “los negocios aparentes y transacciones especulativas que alienta el sistema crediticio” (ídem).
Pero además, si bien las desproporciones tienden a nivelarse, esta nivelación puede ser muchas veces violenta. Y si la “nivelación” debe efectuarse sobre una rama que ha sido vital en la expansión, el resultado sería la crisis.

g) El carácter pro cíclico del crédito y la tasa de interés
El crecimiento desproporcionado entre ramas está impulsado por el sistema de crédito, con sus secuelas de especulación, inflación de los precios de los activos y overtrading. El crédito aumenta la tendencia al desarrollo desproporcionado, que es acompañado de la suba de los precios de los activos por encima de lo que indicaría cualquier fundamento. Lo cual implica que también se amplía todo el sistema del crédito. Observemos sin embargo que no se trata de una hinchazón meramente “financiera”. Si tomamos como ejemplo la crisis de las hipotecas subprime, la misma tuvo como “base” la construcción de viviendas “reales”, la suba especulativa de los precios, la sobreproducción en el mercado inmobiliario y la caída posterior de los precios. El carácter procíclico del crédito contribuye entonces a los desarrollos desproporcionados en vaivén. A su vez, la tasa de interés también tiene un carácter decididamente pro-cíclico, como ya hemos señalado.

Sobre el aumento de la productividad y sus efectos

Antes de entrar en el análisis del ciclo en Estados Unidos, y la actual crisis, es importante precisar el enfoque que adoptamos sobre los efectos del aumento de la productividad en la tasa de ganancia y la masa de ganancia.
Es un hecho destacable que desde 1995 se ha producido un fuerte aumento de la productividad de la economía de Estados Unidos. Entre 1995 y 2000 la productividad creció a una tasa media anual del 2,6%; y entre 2000 y 2006 al 2,7% anual promedio.14 Como término de comparación, digamos que entre 1973 y 1995 lo hizo al 1,5% anual. El crecimiento de la productividad desde 1995 fue entonces importante; aunque menor que en la época del boom, entre 1960 y 1973, cuando aumentó al 3%.
Según la teoría ortodoxa habitual, el aumento de la productividad debería generar un aumento de los beneficios. Esto porque el razonamiento se hace en términos de productividad física del capital. Sin embargo los beneficios, o la tasa de ganancia, no han tendido a aumentar en paralelo al aumento de la productividad; desde 1995 a 2001 la productividad en Estados Unidos aumentó, y los beneficios del capital disminuyeron.
La teoría marxiana del valor trabajo puede dar una respuesta al intríngulis. Es que el aumento de la productividad, cuando es general, no afecta a la generación de valor, sino a los valores de uso. Al incrementarse la productividad, aumenta la cantidad de bienes producidos por unidad de tiempo, pero la masa de valor generada por unidad de trabajo permanece constante. Por eso mismo los bienes se abaratan, y la masa de beneficios puede permanecer invariable. Siempre debería tenerse presente que la masa de beneficios depende, dado el valor de la fuerza de trabajo, de la tasa de plusvalía y de la masa de capital variable (véase Marx, 1999, t. 1, cap. 9). El aumento de la productividad sólo afecta a la masa de ganancia en la medida en que altere la tasa de plusvalía, vía el aumento de la plusvalía relativa. Es cierto que permite que las empresas avanzadas tecnológicamente embolsen plusvalías extraordinarias durante el tiempo en que las mejoras tecnológicas no se han difundido al resto de la rama. Pero una vez que la tecnología de punta deviene la modal, las ganancias extraordinarias desaparecen; las mercancías se abaratan; y existe una presión bajista sobre la tasa de beneficio, en la medida en que ha tendido a aumentar la inversión de capital por obrero. De todas maneras dejamos anotado que la ventaja tecnológica de los capitales de Estados Unidos con respecto a los capitales de otros países explicaría por qué las empresas americanas pueden obtener beneficios extraordinarios, sea a través de sus subsidiarias en el exterior, o en el comercio internacional. Una cuestión que incide en la confianza que a largo plazo tienen los inversores en la economía estadounidense, a pesar de la crisis.

Ciclo y crisis en Estados Unidos

a) Recesión, recuperación y plétora del capital15
Recordemos que desde 1997 la tasa de ganancia cae en Estados Unidos, llevando a la recesión de 2001. Según datos que tomamos del BEA, la tasa de ganancia calculada como masa de ganancia / capital invertido en software y equipos y estructuras no residenciales, bajó un 24% entre 1997 y 2000. Pasó del 7,13% en 1997 a 5,2% en 2000 y 5,6% en 2001. A su vez la masa de ganancia se redujo de US$ 629.600 millones en 1997 a US$ 547.000 millones en 2000 y US$ 614.000 millones en 2001. Como adelantamos antes, la recesión fue suave, y duró menos de un año. El PNB de Estados Unidos durante 2001 creció el 0,8% y la desocupación aumentó al 6,3%, esto es, de manera no significativa. Sin embargo la recuperación fue débil, la inversión también se mantuvo débil y hubo poca creación de empleo. La inversión real no residencial en los nueve trimestres anteriores a mayo de 2003 (cuando se producen importantes cambios impositivos) bajó a una tasa anual del 7,5%.
Esta debilidad de la inversión, y junto a los estímulos fiscales, y la entrada de capitales externos líquidos, generaron una situación de plétora de capital, dando lugar a la expansión del crédito hipotecario, del sector de la construcción y la especulación inmobiliaria. El crédito hipotecario, y la construcción residencial crecieron entonces a tasas muy superiores a lo que lo hacía el PNB. Desde 2000 a 2005 la participación de la construcción de viviendas en el PNB aumentó del 4,6 al 6,2%. Desde 1997 a 2001 la inversión residencial había aumentado el 31%. De 2001 al pico de 2006 aumenta un 77%; y sólo en los años que van de 2003 a 2006 lo hace un 50%. Entre 2000 y 2006 el crédito hipotecario aumentó a una tasa anual del 11%. La deuda hipotecaria subió de US$ 4,8 billones en 2000 a US$ 9,5 billones en 2006. En términos reales (o sea, ajustados por el índice de precios al consumidor), los precios de las viviendas en promedio subieron a una tasa anual del 6,4% entre 2000 y 2005. Así, a partir de un crecimiento “desproporcionado” del sector de la construcción, e impulsado por la especulación y la burbuja inmobiliaria, se fortaleció la recuperación de la economía desde 2003. El aumento de la demanda en la construcción ejerce efectos multiplicadores sobre la producción y el ingreso, pero se trata de un desarrollo desproporcionado. El aumento del crédito hipotecario impulsó la acumulación en el sector de la construcción; su extensión a las hipotecas subprime agregó combustible. El sector creció a una tasa superior a lo que crecían los ingresos de amplias capas de la población que habían accedido a esos créditos. El crédito forzaba al máximo los límites de la producción, y las capacidades de absorción del mercado.
La coyuntura de liquidez y expansión del crédito se reflejó lógicamente en el aumento la deuda de los hogares. La deuda de los hogares aumentó porque se estimuló el crédito al consumo de bienes durables, además del crecimiento de los créditos hipotecarios. Desde 2000 a 2008 la deuda de los hogares pasó de ser aproximadamente igual al 70% del PNB de Estados Unidos, al 100%. Aunque por otra parte bajó el endeudamiento de las empresas.16 Esto reflejaba que las empresas tenían abundante liquidez, y la inversión se mantenía relativamente baja.17
Por otra parte es importante destacar que la recuperación económica fue de la mano de una fuerte recuperación de la tasa de rentabilidad. A partir del segundo trimestre de 2002 hubo 19 trimestres sucesivos de aumento de los beneficios (año versus año) de dos dígitos, el período más prolongado de aumento de las ganancias en 50 años. Calculando de nuevo la tasa de beneficio como beneficios / capital invertido en equipos y software, y estructuras, encontramos que aumenta desde el 5,2% de 2000, y 5,5% de 2001, al 8% en 2006. Esto es, un aumento de un 45%, aproximadamente.
¿Qué habría posibilitado este crecimiento notable?
Parece indudable que el aumento de la tasa de plusvalía jugó un rol importante en la primera fase del ciclo. Entre 2000 y 2004 el ingreso real medio de la familia estadounidense bajó 3%, revirtiendo una tendencia alcista entre 1995 y 2000. A esto contribuyó la debilidad de la recuperación del empleo en los primeros años, así como la constante presión de las importaciones, y más en general el clima anti-sindical que se vive en Estados Unidos desde hace años. Recién a partir de 2006, esto es, en la fase más alta de la expansión, se ve una recuperación en términos reales de los salarios. Entre finales de 2005 y comienzos de 2006 la tasa de desempleo cayó del 5 al 4,5% y los salarios reales aumentaron en 2006 un 1,8% en promedio; una tasa más alta que el promedio de aumento de salarios de la segunda mitad de 1990. Este factor puede haber bloqueado, a partir de 2006, una causa contrarrestante de la caída de los beneficios (que se estancan en 2006). Pero no parece haber afectado de manera esencial a la tasa de beneficios. En 2006 la participación de los salarios en el producto doméstico interno era del 56,7%, y en 2007 estaba prácticamente igual, en el 56,9%. Estas cifras deberían compararse con el promedio entre 1963 y 2005, del 58,1%.18
Por otra parte hubo un fuerte aumento de la productividad en los 3 primeros años de la expansión; creció a un promedio del 3,1% anual. Pero no hubo una aumento de la relación capital fijo / trabajo; ésta permaneció “aplanada”. Como hemos visto, la inversión fue muy débil en la recuperación. Buena parte del aumento de la productividad se debería entonces a que daba sus frutos la intensa incorporación de las tecnologías informáticas –tanto de software como de equipos– que se había producido en los noventa.19 Pero además los sectores que más aumentaron la productividad fueron “servicios”, como transporte, logística, comercio mayorista y minorista, y finanzas. Esto significa que debió de haber habido ahorro en trabajo improductivo, especialmente ligado al comercio y las finanzas. Ahorro de trabajo improductivo implica una menor punción sobre la plusvalía global, y por lo tanto mejora la masa y tasa de beneficio. Remarcamos además que el hecho de que no haya habido un incremento de la relación capital fijo / trabajo significa que por este lado no hubo una presión bajista sobre la tasa de ganancia.
El aumento de los beneficios, junto a la debilidad de la inversión, también habría incidido positivamente en el consumo de bienes durables, ayudando a mantener la recuperación. A partir de las reformas impositivas de 2003 hubo una mayor transferencia de plusvalía al conjunto de los hogares burgueses, incluida posiblemente la pequeña burguesía acomodada. Los ingresos de hogares debidos a dividendos crecieron, luego de 2003, y en los 3 años siguientes, a una tasa anual del 13,7% (contra un promedio del 5,9% en los 20 años previos).

b) Giro en 2006 y 2007
El crecimiento en 2006 siguió siendo fuerte, pero sin embargo se produce un cambio importante en los componentes de la demanda agregada, porque ese año comenzó a caer la inversión no residencial. El mercado dio muestras claras de saturación, y que la oferta se había sobreexpandido. La venta de nuevas casas bajó un 27% desde su pico en octubre de 2005 a julio de 2006. El inicio de construcción de casas nuevas bajó de una tasa anual de 2,27 millones a comienzos de 2006 a poco más de 1,6 millones a fines de año. Bajaron el empleo en la construcción y en las industrias que proveen insumos. Se calcula que esta baja restaba 1,2% al PNB hacia fin de 2006. El debilitamiento en el ciclo de la construcción provocó las primeras tensiones en el crédito hipotecario, con una suba de las tasas de interés.
La baja en el sector de la construcción de viviendas residenciales fue compensada, sin embargo, por el aumento del gasto del consumo, de las exportaciones –crecieron 9,2% y disminuyó el ritmo de crecimiento de las importaciones, al 3,1%– y un avance de la inversión no residencial. El aumento del consumo fue estimulado por el crédito, ya que el ingreso personal disponible fue menor que el gasto; pero también por las altas plusvalías distribuidas a accionistas.20 A pesar de que 2006 terminó con buenos pronósticos, la situación ya se estaba debilitando. La masa de ganancias había llegado a un pico en el tercer trimestre de 2006, y de ahí en más se estancaría, con una tendencia a la baja. La tasa de ganancia también se debilitaría.
Si bien en 2006 la economía todavía había crecido de manera importante, siguió desacelerándose a lo largo de 2007, cuando se profundizó la caída en el mercado de viviendas, con sus repercusiones en el sector financiero, y continuaron estancándose, y hasta cierto punto debilitándose, las ganancias.
La caída en la construcción fue particularmente dramática. A fines de 2007 se registraba una caída de aproximadamente un 40% en la iniciación de proyectos de nuevas casas, en nuevos permisos de construcción y en la venta de nuevas casas, con respecto a los picos alcanzados en 2005. Los precios de las viviendas en términos reales cayeron el 3,2% en el año. La situación en el mercado financiero y crediticio empeoró claramente desde mediados de 2007, lo que se registró en el aumento casi constante de las moras en los pagos de hipotecas, y/o ejecuciones bancarias.
Esta caída de la construcción fue compensada nuevamente por la suba de las exportaciones –en términos reales subieron 8%; las importaciones sólo crecieron 1,4%– y el aumento de la inversión en estructuras no residenciales. Este rubro de la inversión compensó la debilidad de la inversión en otros ítems, ya que la inversión en equipos y software apenas creció el 3,7%. La inversión en construcciones y estructuras no residenciales comprendió oficinas, centros comerciales, hoteles, además de instalaciones para exploración y extracción de petróleo y gas. Como puede verse, buena parte de esta inversión estaba destinada a sectores improductivos (o sea, que no generan plusvalor). Más importante, cuando a partir de 2008 se hizo claro que bajaba el consumo, muchos proyectos de inversión en instalaciones comerciales se cancelaron; algo similar ocurrió con la construcción de oficinas, a partir de la caída del sector financiero. La debilidad de la inversión en equipos y software podría ayudar a explicar por qué, a partir de 2005, el aumento anual de la productividad se desacelera, ubicándose en el 1,75%, un nivel claramente más bajo que el promedio registrado desde 1995.
Por otra parte todo indica que hubo una presión negativa sobre los beneficios, proveniente del aumento de los precios de la energía, y de otras materias primas. En 2007 los precios de la energía subieron un 17,4% en promedio. Este aumento se sumaba a una tendencia alcista, que venía desde principios de la década. De 2003 a 2007 los precios de la energía subieron un 41% en relación a los precios de no-energía; en la primera mitad de 2008 los precios de las materias primas continuaron subiendo. Si bien anecdótica, hay una extendida evidencia de que muchas empresas, y ramas importantes, vieron afectados sus beneficios, debido a que aumentaban las presiones competitivas, y se hacía más difícil descargar sobre los precios los aumentos de la energía y otras materias primas. Por caso, la cuenta por insumos de gas en la industria química pasó de US$ 5.000 millones en 2001 a US$ 20.000 millones en 2007. Esto provocó una caída de gastos de las empresas químicas en proyectos de plantas, investigación y de desarrollo, y otras inversiones, como reconocen los analistas del sector. También empresas de alimentos, bebidas, y otros productos ligados al consumo, vieron reducidos sus márgenes; a lo largo de 2007 y en especial en 2008 aparecen muchos balances de las empresas que consignan estos problemas. En julio de 2008 la encuesta RSM McGladrey, realizada entre empresas, mostraba que una mayoría de las corporaciones consultadas esperaban aumentos de los costos de materias primas y transporte.21
Además de los informes anecdóticos de la situación de empresas que enfrentaban costos crecientes que no podían trasladar fácilmente a los precios, hay una forma de acercarnos a una apreciación del problema. Se trata de calcular la tasa de beneficio siguiendo el método que se sugiere en el sitio web de Permanent Revolution. El cálculo es beneficios / PNB – beneficios. En los beneficios entran todos los ingresos de los propietarios, esto es, los propietarios no granjeros, más los ingresos por rentas, más los beneficios corporativos.22 Se trata de la tasa de ganancia que resulta de tomar en cuenta el conjunto del capital constante consumido durante el año y el capital variable. Tiene la desventaja con respecto al método que empleamos antes que no toma en cuenta el stock del capital acumulado; sin embargo la ventaja es que toma en cuenta el capital variable y las materias primas. Haciendo entonces este cálculo, encontramos una caída de la tasa de ganancia desde 2005 a 2007 del 6%.23
Por otra parte, debido al aumento de los precios de la energía, y alimentos, hubo una caída del salario real del 0,7%, a pesar de que el salario nominal aumentó más que la llamada core inflation, esto es, la inflación descontados los precios de la energía. Esto significó una presión negativa sobre el consumo de los trabajadores. Globalmente el consumo aumentó a lo largo del año en un 2,5%, una tasa menor que en los años anteriores. Pero por otra parte significaba también que la baja del salario real no mejoraba los beneficios para gran parte de las empresas.
La suba de los precios de las materias primas, y en especial del petróleo, también habrían afectado la capacidad de gasto de consumo de sectores no productores.
Aunque no poseemos elementos suficientes para juzgar la incidencia de los gastos improductivos sobre las ganancias, pensamos que es posible adelantar la hipótesis de que la expansión del sector financiero, y los gastos improductivos de todo tipo relacionados con la expansión de este sector, deben de haber ejercido un efecto negativo sobre la rentabilidad del capital en general; ésta debió de haberse agravado en la medida en que se complicaban los mercados.
En 2007 la tasa de ganancia no siguió creciendo; fue del 7,5%. Y la masa de ganancia de las empresas disminuyó después del pico de 2006. En el tercer trimestre de 2006 los beneficios domésticos de las empresas americanas habían llegado a US$ 1,27 billones (a tasa anual). A partir de ahí retroceden. En el cuarto trimestre de 2006 se ubicaron en US$ 1,184 billones y en el primero de 2007 en US$ 1,169 billones (siempre a tasas anuales). La relación entre la variación de la tasa de ganancia y la masa de ganancia es importante para los empresarios. El debilitamiento de los beneficios de las empresas americanas fue compensado, por lo menos parcialmente, con el aumento de los beneficios logrados por sus subsidiarias en el exterior, pero el hecho está denotando un debilitamiento de las condiciones de reproducción ampliada del capital.
Es en este cuadro que la crisis financiera va a golpear de lleno. Debido al sobrecrédito, y a la inmensa pirámide de activos financieros que se habían levantado sobre las hipotecas, y las cadenas de apalancamientos, los problemas del mercado de viviendas rápidamente se hacen sentir en toda la estructura crediticia. La dinámica de la subsiguiente crisis financiera la hemos descrito en los anteriores trabajos. Ahora la suba de la tasa de interés afecta negativamente a la tasa de ganancia, eleva la carga de las deudas, restringe el crédito de manera general; todo lo cual incide negativamente sobre los gastos de consumo (en primer lugar, los bienes de consumo duradero), la construcción residencial y la inversión empresaria. A mediados de 2008 la economía se encamina hacia la recesión. Lo importante es entender que la crisis financiera no actúa sola, ni “en el aire”. Los problemas de la acumulación, las contradicciones que encierra la realización del valor y la valorización del capital, preparan, hasta cierto punto, el escenario que va a hacer posible que la crisis financiera no sea un mero estallido “en la superficie” de la economía, sino la afecte profundamente.

¿Una crisis como la del treinta?

Las previsiones de los organismos internacionales y de los analistas, incluso en un período muy avanzado de la crisis, son que la economía de Estados Unidos se encamina hacia una caída, aunque no de la magnitud de la que se produjo en los treinta. A pesar de las continuas referencias de algunos economistas a la Gran Depresión, los datos están mostrando un panorama un poco distinto. Recordemos que desde 1929, cuando estalla la crisis, a lo más profundo de la depresión, en 1933, el PBI de Estados Unidos cayó el 33%, la producción industrial el 53% y la inversión el 88%. La economía de Estados Unidos en el segundo trimestre de 2008, o sea, en medio de la crisis financiera, todavía estaba creciendo a una tasa del 2,8% anual. Las previsiones del FMI eran, en septiembre de 2008, todavía de crecimiento débil, no de caída en términos absolutos.24 Recién en octubre el FMI admite la posibilidad de un crecimiento negativo para Estados Unidos y el resto de las economías desarrolladas en 2009; y del 3% de la economía mundial. Pero no pronostica un escenario como en los treinta, en Estados Unidos o a nivel mundial. Coincidimos en que por ahora no se avizora que la economía americana esté en camino hacia una depresión comparable a la de 1930. Es que del hecho cierto de que la crisis tenga grandes similitudes con la crisis financiera y bancaria de los treinta no debería deducirse mecánicamente que la caída de la producción y la inversión alcance aquellos niveles. Los pronósticos deben realizarse sobre la base de las tendencias actuantes hoy. Dicho en términos hegelianos, la consideración de la evolución posible debe partir de la realidad comprobable; es lo que se llama la “posibilidad real”, en contraposición a la posibilidad meramente “abstracta”. Por eso una mirada a algunas de las diferencias reales entre la situación de la década de 1930, y la actual, puede ayudarnos al análisis. Sin ánimo de ser exhaustivos, anotamos por lo menos siete diferencias importantes.
En primer lugar el contexto económico internacional es distinto. La crisis del treinta se desata luego de una década de crecimiento débil de la economía mundial, y cuando ya estaba en marcha un impulso hacia el fraccionamiento del mercado mundial. El mercado termina estallando en 1931; a partir de entonces surgen áreas monetarias y económicas relativamente autónomas, en torno a las grandes potencias. Una situación que desembocaría en la guerra mundial unos años después. El contexto de la actual crisis es bastante distinto. Entre 2003 y 2007 la economía mundial creció al 4,5% anual, en promedio. El crecimiento del PBI por habitante en los últimos 5 años fue superior al de los mejores años de la década de 1960. En un marco más general, la economía mundial en los últimos 30 años creció a tasas superiores al 3% anual. Aun habiéndose desacelerado, el crecimiento en el primer trimestre de 2008 fue un notable 4,5%. Incluso con el estallido de la crisis en Estados Unidos, y los datos –a comienzos de octubre de 2008– de recesión en Europa y Japón, muchas economías importantes, como China e India, siguen creciendo a altas tasas. Esto generó, por lo menos durante este primer año de la crisis, una demanda para las exportaciones de Estados Unidos y otros países adelantados que, ayudó a compensar la caída de la demanda interna. A lo que se sumaron las importantes ganancias realizadas por las empresas estadounidenses en el exterior; en la actualidad representan más del 30% del total de los beneficios.
Por su parte el mercado mundial se expandió a tasas aún superiores a lo que lo hizo el producto. Nada indica que haya una tendencia hacia el hundimiento del comercio, como sucedió en la década de 1930. La mayor interrelación de los países explica que sea previsible una dinámica distinta de la que hubo en la década de 1930. Durante la Gran Depresión el hundimiento del mercado mundial dio lugar a desarrollos de tipo autárquico –como la industrialización por sustitución de importaciones– en la periferia. Hoy todo apunta a que se produzca una mayor internacionalización de la economía. No se advierte una tendencia hacia algún tipo de “desconexión” del mercado mundial por parte de los países de la periferia.
En segundo término, la crisis estalla en el marco de un período en el que hubo un incremento de la productividad, impulsada por la revolución en las tecnologías informáticas y de la comunicación. Si bien esta expansión dio lugar a un fenómeno de sobreacumulación del capital, que fue muy agudo en algunas ramas de las nuevas tecnologías, al mismo tiempo abrió nuevos campos de inversión. En la óptica de los teóricos neo-schumpeterianos, o de los partidarios de la teoría de las “ondas largas”, estaríamos ante una revolución tecnológica –en cuanto afecta a los paradigmas tecnológicos– de proporciones. Puede no adherirse a esta teoría, pero parece innegable que han ocurrido cambios en las tecnologías básicas, que repercuten en los costos del capital Se trata de una de las tendencias contrarrestantes de la caída de la tasa de ganancia, señalada por Marx. La profundidad de la crisis financiera no debería hacer olvidar este factor.
En tercer lugar, es importante la distinta situación en los mercados de las materias primas. La Gran Depresión estuvo marcada por una fuerte caída de los precios de los productos agrarios, que habría ejercido un efecto transmisor muy fuerte de la depresión hacia el resto del mundo (véase Madsen, 2001, sobre esta cuestión). Los precios de hecho estaban cayendo ya desde 1928, y seguirían haciéndolo fuertemente hasta 1932. De 1928 a 1932 los precios de los productos agrícolas para Canadá y Estados Unidos disminuyeron un 45%; las caídas para otros países fueron también muy altas. Esto significó una caída abrupta de los ingresos de los granjeros. Los efectos fueron considerables, si tenemos en cuenta que la mayoría de la población estaba ligada al agro.25 El ingreso real de los granjeros y campesinos de Estados Unidos y Canadá disminuyó fuertemente desde 1928 a 1931; cayeron los precios de la tierra. Se derrumbó la demanda de inversión por parte de estos sectores, y se extendieron las quiebras hipotecarias, arrastrando a muchos bancos. La caída del ingreso agrario a nivel mundial también contribuyó a deprimir la demanda mundial; e impulsó la deflación.
La crisis que se inicia en 2007, en cambio, estuvo precedida de un auge de los precios de las materias primas. Esta suba fue un producto de la fuerte dinámica de acumulación de países como China e India. Si bien afectó negativamente los costos del capital en los países adelantados, siguió generando poder de compra para los países exportadores, y por lo tanto demanda en el mercado mundial. A partir de la crisis financiera, los precios de los alimentos y otras materias primas han bajado desde los picos que habían alcanzado a comienzos de 2008. Volvieron a sus niveles de un año antes, pero todavía es muy prematuro pronosticar que ya se ha entrado en un derrumbe similar al que ocurrió en el treinta.
En cuarto lugar, las condiciones de explotación de la clase trabajadora a nivel mundial, en los últimos años, fueron favorables para el capital. A diferencia de la década del treinta, cuando se produjeron aún fuertes convulsiones revolucionarias (Francia, España) y el peligro del comunismo sobrevolaba en todos lados, los últimos 20 años fueron de relativa tranquilidad para el capital. Los niveles de organización sindical, de movimientos huelguísticos, se mantuvieron mucho más bajos que en décadas anteriores (por ejemplo, que en la década de 1970). La movilidad internacional de los capitales, las aperturas de las economías nacionales a la competencia, ayudaron a controlar salarios, y a deprimir las condiciones laborales. Como resultado operó una fuerte contratendencia a la baja de ganancia, a saber, el aumento de la tasa de plusvalor.
En quinto lugar, y vinculado a lo anterior, la mundialización del capital, junto al rol que juega Estados Unidos como refugio de los capitales, ha contribuido a que hubiera inyecciones de capitales, aun en un marco de fuerte incertidumbre, y aun cuando el ritmo de entrada de inversiones de cartera a Estados Unidos se haya desacelerado con respecto a los promedios previos a la crisis.26 Una situación que estuvo ausente en los treinta.
En sexto lugar, hay que contar con el efecto de las IED de las empresas de Estados Unidos sobre sus tasas de rentabilidad, y sobre los ingresos. Tampoco este factor entraba en el análisis durante la Gran Depresión.
En séptimo lugar se debe incluir en el análisis el diferente comportamiento que ha tenido la FED en la actual crisis con respecto a lo que hizo en los treinta. Durante la crisis del treinta no existían los seguros de depósitos, de manera que cuando se esparcían rumores sobre que un banco estaba en problemas, los depositantes corrían a retirar sus depósitos y los bancos colapsaban, agravando hasta límites increíbles la debacle. En cambio en la actualidad los seguros de depósitos –hasta US$ 100.000, ampliados a comienzos de octubre a US$ 250.000– impiden que se dé un fenómeno de este tipo. Pero además a lo largo de esta crisis la FED, y otros bancos centrales, han tenido una política mucho más activa que hace siete décadas. En los treinta todavía existía un fuerte compromiso con el oro, y el criterio imperante era que el dólar no podía desvalorizarse. Cuando se produce la crisis internacional de 1931 la Reserva Federal reacciona subiendo la tasa de interés, con el argumento de que había que preservar el valor del dólar a toda costa. En ese cuadro, las tardías inyecciones de liquidez por parte de la FED no lograban evitar la caída de precios (cayeron un 28% desde 1929 hasta 1933). Esto hacía que la tasa de interés real fuera fuertemente positiva. Los bancos se proveían de liquidez, pero la masa monetaria no aumentaba, tanto porque se negaban a prestar, como también porque no se pedían préstamos. Sólo cuando lo peor de la crisis ya había hecho colapsar el sistema, se devaluó el dólar (el precio de la onza de oro pasa de US$ 20 a US$ 35). Es importante destacar el peso de la deflación sobre las deudas hipotecarias y de las empresas a lo largo de la crisis del treinta. A diferencia de los treinta, en la actual crisis la FED ha intervenido masivamente inyectando liquidez. Si bien esto no ha impedido que existiera un fenómeno de preferencia por la liquidez, se ha logrado evitar que el sistema entrara en una espiral deflacionaria, y se han detenido los episodios más peligrosos de “hemorragia”. Las intervenciones monetarias no se solucionan los problemas de fondo. Sin embargo, sí cambia la dinámica de la crisis.

Camino a la recesión

Según los datos publicados por el BEA, el crecimiento anualizado de Estados Unidos en el segundo trimestre todavía fue del 2,8% (contra el 0,9% en el primer trimestre). Un factor que contribuyó a ese crecimiento fue el aumento de las exportaciones y la baja de las importaciones. Aquí incidió la caída del dólar27 y que la demanda mundial se mantuviera relativamente alta. En el segundo trimestre las exportaciones aumentaron el 12,3% (y habían aumentado el 5,1% en el primer trimestre), en tanto las importaciones bajaron el 7,3% (habían bajado 0,8% en el primer trimestre). También contribuyó al aumento de la demanda el aumento del gasto personal en consumo, en estructuras no residenciales y el gasto gubernamental.
Por otra parte fueron negativas la inversión en inventarios, en inversión residencial (o sea, construcción de viviendas) y en equipos y software. La caída de la inversión en inventarios fue de US$ 60.000 millones en el segundo trimestre; la inversión en software y equipos bajó el 5% (había bajado el 0,6% en el primer trimestre). Este debilitamiento de la inversión debe vincularse a la caída de los beneficios. Los beneficios después de impuestos cayeron US$ 64.100 millones en el segundo trimestre (contra un aumento de US$ 13.000 millones en el primer trimestre), siendo las más afectadas las corporaciones financieras. Los beneficios de éstas cayeron US$ 31.000 millones, mientras que los beneficios de las empresas no financieras cayeron US$ 4.200 millones (pero en el primer trimestre habían caído US$ 32.100 millones). También disminuyeron fuertemente los beneficios de las inversiones en el extranjero, y los beneficios que pagan las empresas de Estados Unidos a sus socios en el extranjero. Este rubro bajó US$ 25.000 millones. Además, en el segundo trimestre bajaron los beneficios por unidad de valor agregado real, debido a que bajaron los precios unitarios, y subieron los costos no laborales. La presión bajista en los precios sería el resultado de una caída de la demanda, y de la necesidad de hacerse de efectivo. El aumento de los costos en este segundo trimestre refleja los mayores precios en materias primas. La detención de la inversión, y del crecimiento del empleo, llevó a la contención de los salarios, que crecieron menos que la inflación. Por eso la subida de los costos no laborales fue parcialmente compensada por una baja de los costos laborales unitarios, debido a la baja de los salarios. La baja de salarios mejora entonces parcialmente la ecuación de rentabilidad, pero por otra parte baja la demanda de bienes de consumo.
Los datos disponibles a fines de octubre sobre el tercer trimestre muestran un claro debilitamiento. El PNB se contrajo a una tasa anual del 0,3%, el peor desempeño desde la recesión de 2001.28 Bajó la inversión en equipos y software, y las empresas están reduciendo personal. Otros datos provisorios indican que la producción industrial sigue bajando; sería el tercer trimestre consecutivo de caída. La producción industrial en agosto cayó el 1,1%. La caída en la producción de automóviles fue del 11,9%; la producción de bienes durables bajó el 6% y la de bienes de consumo el 2%. También se verificó una caída de la utilización de capacidad, que se ubicó en el 76,6%, tres puntos por debajo del promedio 1972-2007. La caída en la utilización implica mayores costos fijos por unidad de producto y, por lo tanto debilitamiento de las ganancias. La caída de las valoraciones del capital repercute fuertemente en toda la economía. En los primeros días de octubre la oficina de presupuesto del Congreso informaba que los fondos públicos y privados de pensiones perdieron US$ 2 billones en los últimos 18 meses, y el FMI calcula que la pérdida combinada de los bancos llega a US$ 1,4 billones.
El desempleo se ubica, a fin del tercer trimestre, en el 6,1%, contra el 5,7% en agosto, y sigue aumentando. Sólo desde noviembre de 2007 a agosto de 2008 se perdieron 770.000 puestos de trabajo. La inversión inmobiliaria cayó un 19%.
En cuanto al gasto del consumidor, en el tercer trimestre disminuyó el 3,1%, su primera caída en 17 años y la más pronunciada desde 1980. Los gastos en bienes durables cayeron el 14,1% (en el segundo trimestre lo hicieron el 2,1%) y en bienes no durables un notable 6,4% (frente a un aumento del 3,9% el trimestre anterior). Esta caída del consumo se explica no sólo por la caída de los salarios y el aumento de la desocupación, sino también por el aumento de la tasa de interés y el endurecimiento de las condiciones del crédito que imponen los bancos y entidades financieras.29
Es de destacar que el debilitamiento del consumo se produjo a pesar de las inyecciones fiscales para estimular el gasto que aprobó el Congreso en febrero. Entre mayo y julio se devolvió en promedio US$ 600 a 130 millones de contribuyentes, pero hubo poco impacto en el consumo debido a que la mayoría utilizó ese dinero para reducir deudas, o aprovisionarse de liquidez por prevención. Una muestra de lo limitado de la acción del multiplicador keynesiano para reactivar la economía en coyunturas de crisis. Más en general, ante la incertidumbre, y además por la baja de los precios de los activos financieros (operando el llamado efecto riqueza), aumenta de la propensión al ahorro de los sectores más ricos. De nuevo esto disminuye la demanda de bienes durables. Todo lo cual tiene fuertes efectos depresivos sobre la economía, vía los efectos multiplicador y acelerador.
Por supuesto, también exige una atención especial el creciente peso de las deudas hipotecarias. El aumento de las deudas hipotecarias de las llamadas “clases medias” (en buena parte se trata de los trabajadores de más altos ingresos) incide rápidamente en los presupuestos de los hogares. Por eso no sólo aumenta la morosidad en lo pagos de las hipotecas y las ejecuciones, sino también cae la demanda de bienes de consumo durable y, naturalmente, también de nuevas viviendas [Mishkin (1978) destaca la importancia del endeudamiento de los hogares, y del peso de las hipotecas, en la Gran Depresión.].
A su vez, todas las condiciones llevan a que baje la inversión. En primer lugar, por la caída de las ganancias, que ya hemos señalado. En segundo término, porque las peores perspectivas de la demanda lleva a cancelar planes de ampliación de plantas o renovación de equipos, y a reducir la inversión en inventarios. Por ejemplo, en ventas minoristas las grandes cadenas ya aplazaban desde principios de 2008 la apertura de nuevas tiendas, a la par que reducían inventarios; las señales de las ventas en diciembre de 2007 habían sido demasiado malas. El aumento de la tasa de interés baja la tasa de ganancia aún más. Típicamente en los ciclos de negocios los gastos que varían más fuertemente son los gastos en inversión de inventarios y equipos, a partir de la reducción del ingreso (efecto aceleración, caída de la rentabilidad). El gasto en inversión de plantas y estructuras industriales tarda más en variar (es más difícil interrumpir un proyecto en marcha). De hecho en el tercer trimestre la inversión no residencial en estructuras siguió creciendo. Pero su contracción, cuando se produce, tiene efectos recesivos más duraderos.
La baja de la economía de Estados Unidos a su vez debería de tener efectos depresivos sobre las exportaciones del resto del mundo. Lo que bajaría la producción y el ingreso de los países que exportan a Estados Unidos (efecto multiplicador); lo que repercutiría negativamente sobre las exportaciones de Estados Unidos. Estos efectos de repercusión no pueden despreciarse cuando estamos hablando de una economía como la estadounidense, que representa más del 22% del producto mundial.


Conclusión provisoria

Estamos finalizando este trabajo a mediados de octubre, y la pregunta “del millón” es cuáles van a ser las perspectivas del largo plazo. Como es más o menos habitual, algunos analistas de la izquierda ya se han apresurado a proclamar que estamos de nuevo en presencia del inminente derrumbe del sistema capitalista (con cataclismos revolucionarios incluidos), y/o que se está entrando en una depresión de proporciones parecidas a lo que ocurrió en la Gran Depresión. Indudablemente, la crisis financiera es de proporciones gigantescas, como no se ha visto desde la década de los treinta. Sin embargo las tendencias que se pueden visualizar ahora no apuntan a que se vaya a una caída del producto mundial de tipo catastrófica, ni a un colapso del mercado, como sucedió hace siete décadas. Cuando hablamos de caídas “catastróficas” nos estamos refiriendo a caídas del orden de las que hubo en Argentina en 2001-2002, o en Estados Unidos entre 1929 y 1933. Pero sí se estaría yendo a una fuerte desaceleración de la economía mundial, y a crecimientos cero, o negativos, en los países más importantes, entre ellos Estados Unidos. Es posible que a través de esta dinámica se produzca una desvalorización bastante generalizada de capitales. Las intervenciones masivas de los bancos centrales y de los gobiernos estarían impidiendo que ocurra una desvalorización masiva, de tipo deflacionario, de los capitales mercancías. Asimismo estaría frenando que las quiebras se extiendan en efecto dominó, como ocurrió en los treinta. Los bancos caen, pero son intervenidos y en su mayoría tienden a ser absorbidos por otras entidades, con ayuda de los gobiernos. Hubo algunas corridas, pero la garantía de los depósitos ha impedido, al menos por ahora, que sean masivas e indiscriminadas sobre el sistema bancario. Esto podría generar las condiciones para que haya una desvalorización más lenta y amortiguada de los capitales. A la par que se potencian la centralización –fusiones y adquisiciones– y la internacionalización del capital. Como no puede dejar de suceder en las crisis, las condiciones de vida de las masas trabajadoras van a empeorar; ya está habiendo bajas de los salarios reales, y aumento de la desocupación.

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